abril 09, 2013

Mentiras Maduras


El presidente encargado de Venezuela sigue mintiendo. No solo que insiste en teorías conspirativas sobre que será asesinado por dos ex embajadores estadounidenses - parecidas a aquellas en las que consideró que a Hugo Chávez le inocularon el cáncer - sino que además ayer, en un acto de campaña dijo que Venezuela disfruta de “democracia verdadera” y de amplia libertad de expresión.

Sus dichos no pueden estar más alejados de la realidad. En Venezuela hay elecciones, pero no hay plena democracia y la gente puede decir lo que quiera, pero no hay plena libertad de expresión. Ambas, para que verdaderamente existan deben estar exentas de consecuencias y persecuciones.

La democracia requiere no solo de elecciones, sino de contrapesos de poder, equilibrio de poderes y que haya mecanismos de fiscalización. Pero un gobierno que mantiene a todos los poderes e instituciones secuestradas para su propio beneficio, no puede calificarse de democrático.

La libertad de expresión para que exista también requiere de respeto y tolerancia a lo que se dice y opina, y sin ningún tipo de represalias. En Venezuela no solo los medios y periodistas sufren consecuencias por lo que dicen, sino que mucha gente por temor a su futuro y destino – ya sea laboral, social o político – cuida y omite sus palabras.

Venezuela no es una verdadera democracia.
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abril 07, 2013

Y ahora el piropo de Obama


No teníamos suficiente con las alusiones de José Mujica sobre su colega argentina, Cristina de Kirchner, a quien calificó de “vieja y Terca”, de que Hugo Chávez se convirtiera en “pajarito” para hablarle a Nicolás Maduro o de que Evo Morales dijera que la carne de pollo hace que los caucásico sean pelados y gays, para tener ahora los dichos de Barack Obama sobre la “fiscal más guapa del país”, definiendo así a la secretaria de Justicia de California, Kamala Harris.

Si bien todas estas frases e imágenes creadas por los presidentes alimentan decepciones y humores al mismo tiempo, hay mucha diferencia entre ellas. En EE.UU. el piropo público de Obama despertó que algunos le dijeran que el Presidente no entiende el papel de la mujer en la sociedad y que sus comentarios son discriminatorios en cuestiones de género.

Creo que a los críticos, aunque hay que entenderlos, se les fue un poco la mano. Si bien la investidura presidencial condiciona responsabilidades, hay que tener en cuenta que Obama nunca le faltó el respecto a la fiscal ni sus comentarios fueron de índole sexual. No hizo comentarios respecto a su cuerpo ni a sus piernas, lo que hubiera podido interpretarse como una opinión subida de tono. Dijo un piropo, lo hizo en público, además, habló de que era hermosa, la más linda del país, lo que si bien pudo haber ruborizado un poco a la fiscal, no dejó de ser un calificativo positivo. Además dijo que era inteligente y buena profesional, lo que desvirtúa que hubiera querido deningrar a la mujer por el solo hecho de ser mujer.

Si esas palabras las hubiera dicho en privado, si se hubieran escuchado por micrófono accidentalmente abierto, como le sucedió a Mujica, la cuestión podría ser diferente. Y seguro que hasta Michelle se las hubiera reprochado.

De todas maneras, no deja de ser positivo que las palabras hayan creado cierto revuelo y que haya habido una reacción en medios y, en especial, en las redes sociales, que tienen una función de fiscalización que antes solo ejercía el periodismo. Los presidentes, los políticos y las personas públicas en general, deben asumir que sus palabras tienen consecuencias.

El público, ahora convertido en usuario de las redes sociales y el internet, ya no vota solo cada cuatro años como ocurría antes; el voto ahora se ejerce todos los días.

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La miseria en y por Twitter

RICARDO TROTTI: Miserable Twitter - Opinión - ElNuevoHerald.com

abril 05, 2013

"Pajarito" Maduro y "micrófono" Mujica



He hablado muchas veces en este blog que los presidentes y otras personas públicas no tienen los mismos derechos a la libertad de expresión que los ciudadanos comunes. Dicho de otra forma: Sus palabras tienen mayores consecuencias y efectos por lo que deben y tienen mayor responsabilidad sobre cómo las usan.

Dos ejemplos de esta semana son elocuentes y ambos, a no ser por las carcajadas que pueden arrancar entre nosotros por lo ridículas y porque despiertan vergüenza ajena, demuestran que las palabras son poderosas.

El presidente encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, hizo el ridículo. Por más intenciones que tenga de acercar al electorado vía memoria de Chávez, resultó desfachatado manipular la imagen del ex mandatario (que vale aclara que hacía cosas parecidas) al decir que un pajarito dándole vueltas alrededor de su cabeza con el que luego se comunicó entre trinos y silbidos, era el propio Chávez trayéndole un mensaje de esperanza al inicio este lunes de su campaña proselitista.

Creo que el realismo mágico de Gabriel García Márquez jamás abrigó una imagen semejante. Maduro apeló a lo emocional para acercar simpatías a su candidatura, pero fue, en definitiva, una burla al sentido común de a quienes buscó agradar. Pura manipulación.

Lo del presidente José Mujica de Uruguay fue accidental pero igual merece estar en los anaqueles de la riquísima historia latinoamericana, llena de frases y episodios desopilantes.

Cuando los micrófonos de la página web oficial de Uruguay seguían abiertos durante un acto con intendentes esta semana, sin percatarse, Mujica sentenció: “Esta vieja es peor que el tuerto”, en alusión a Cristina de Kirchner y a su ex esposo Néstor, a quien no le faltaba un ojo pero tenía un problema serio de estrabismo.
Los términos peyorativos de Mujica hacían referencia a las relaciones de su país con Brasil y Argentina, diciendo que para conseguir algo de Argentina, Uruguay debía recostarse en Brasil. Pero la conversación no quedó ahí. Mujica agregó: “El tuerto era más político, esta es terca. No sabe lo que está haciendo” y luego en alusión a que Cristina le regaló un mate al Papa Francisco en su primera audiencia en el Vaticano, Mujica agregó: “A un papa argentino, que tiene 77 años ¿le vas a explicar lo que es un mapa?... Digo…, ¿lo que es un mate, un termo?”.
Obviamente Mujica piensa estas cosas de Cristina, pero una cosa es pensarlas y decirlas en privado, como quiso hacerlo y otras que se hagan público, ya sea por accidente por este caso o que alguien filtre una conversación privada a la prensa, como la del candidato Mitt Romney y aquella famosa frase del “47 por ciento” que, a la postre, le costó llegar a la presidencia.
Sobre este problema de la irresponsabilidad de los dichos de los presidentes, detallo a partir de aquí algunos párrafos de una columna que escribí años atrás.
¿Tiene un presidente los mismos derechos que un ciudadano para expresar sus opiniones y argumentos? Claro que sí. ¿Y para decir lo que se le antoja, burlarse o insultar a otros? Por supuesto que no.

En materia de libertad de expresión, por su envergadura pública y debido a las consecuencias que sus pronunciamientos pueden acarrear, un presidente tiene más restricciones y responsabilidades que una persona normal y corriente. Así como sus acciones están limitadas – no puede declarar la guerra o irse de viaje al extranjero sin la aprobación del Congreso – también lo están sus palabras.

El acto de informar dentro de la administración gubernamental democrática, tiene otros ingredientes esenciales, como la transparencia que garantiza y obliga una ley de acceso a la información pública, la argumentación que se fragua en el debate de las ideas con la oposición y el cuestionamiento que se alcanza en conferencias de prensa y entrevistas periodísticas. Aspectos éstos, muy ausentes en los gobiernos mencionados.
Evidenciado por sus prédicas contra quienes los critican, muchos presidentes no admiten que como funcionarios renuncian a privilegios de privacidad, asumen restricciones y deben estar más expuestos a la crítica y a la fiscalización pública. Da la impresión que manejan la función pública como patrones de estancia, creyendo que se les dio un país en usufructo, cuando lo único que legitiman las elecciones es la gerencia temporal de los bienes del Estado, actividad que infiere tres valores: eficiencia, honestidad y transparencia.
La polarización extrema que hoy se vive en Latinoamérica, no se debe tanto a la diferencia entre modelos políticos, sino al antagonismo de las palabras, dichas por presidentes irresponsables que no se comportan a la altura de su investidura, sino más bien, como agitadores de barricada”.

abril 02, 2013

Maduro contra Capriles


En una elección normal dentro de un proceso democrático, los candidatos deberían poder competir en igualdad de condiciones. En Venezuela nunca fue así durante los 14 años de gobierno autoritario y mucho menos sucederá ahora rumbo al 14 de abril. Siempre el oficialismo utilizó todos los recursos del Estado para su propio beneficio, ya sea para hacer propaganda, estar en la conversación de los medios y usar los fondos públicos para actividades proselitistas.

En esta elección debería ser  Maduro vs. Capriles; sin embargo es evidente que se trata de Maduro contra Capriles. El presidente encargado viene haciendo campaña desde que Hugo Chávez fue internado en La Habana a mediados de diciembre, y lo hace sin tapujos a través de cadenas nacionales obligatorias a la que se coacciona a los medios privados y a través de decenas de medios de comunicación del gobierno – no existen medios públicos en Venezuela.

Si bien Capriles está repuntando en las encuestas, será difícil remar contra todo un aparato de gobierno que sin vergüenza utiliza los recursos públicos para su beneficio y que ya ha dispuesto, por ejemplo, que para el día de las elecciones los militares ayuden en la movilización de huestes chavistas para que no escapen a su obligación de votar.

Según Capriles, Maduro ya ha aparecido 46 horas en VTV desde que asumió como presidente encargado del país después de la muerte de Chávez el 5 de marzo, mientras que sólo se le concedió a él un par de minutos.

marzo 29, 2013

Nombre de Chávez en vano


El presidente Hugo Chávez no fue embalsamado como dijo Nicolás Maduro ni bajará de los cielos con Jesucristo en el Juicio Final como pretende el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad, ni debe haber sido recibido en el cielo por Bolívar y otros próceres políticos y religiosos venezolanos como describe el video de la televisión gubernamental. Pero, igualmente, la maquinaria chavista está jugando con armas de la religiosidad popular, la propaganda y el sentimiento de la gente para convertirlo en símbolo viviente de la campaña electoral.

Sin Chávez, Maduro no se siente seguro frente a Enrique Capriles, con Chávez difícilmente habrá otro resultado que su victoria, de ahí la necesidad de que el duelo por Chávez continúe, tal cual la necesidad de un deportista de consumir esteroides para mejorar su rendimiento y posibilidades de ganar.

Que haya gente que lo ubique a Chávez tan profundo en sus sentimientos como a cualquier imagen de veneración debe ser entendido y respetado. Pasó ya con varias imágenes de personajes y figuras de otros países, como el caso de Evita en Argentina, a quien muchos, todavía ahora, le anteceden el adjetivo santa, antes de citar su nombre, o critican a la Iglesia por no haber hecho nada por beatificarla.

Pero más allá del entendimiento por la gente que ha tenido y siente una conexión especial con Chávez, lo que no puede ser respetado es la manipulación que de su imagen hace el gobierno con tal de hacer cualquier cosa para lograr la victoria. De la misma forma en vano que lo hacía Chávez, con tal de envolver su enfermedad y vida en una burbuja de religiosidad, esa misma soberbia la está usando Maduro a su favor. El otro día en campaña proselitista – contraria a las disposiciones vigentes – habló de resurrección de Chávez y si bien no aludió el tema directamente como la estupidez de presidente iraní, utilizó el verbo para confundir y manipular a la gente. Maduro dijo que el 14 de abril se verá el triunfo chavista como la “revolución de resurrección”, hablando en términos de paz y amor, como si estuviera en una parroquia católica o en un templo evangélico en lugar de en plena calle y en campaña proselitista.

Esto, horas antes de que la televisión gubernamental – no existe TV pública en Venezuela – Vive TV, sin ningún tipo de tapujo mostrara un video de dibujitos animados en el que Chávez entra a los cielos y se sorprende por estar en compañía de Simón Bolívar, Ernesto “che” Guevara, Salvador Allende, Augusto César Sandino y Eva Perón, entre otras figuras.

Lo mismo está ocurriendo ahora en el Cuartel de la Montaña, donde el chavismo ha permitido a la gente la construcción y uso de un pequeño oratorio llamado “Santo Hugo Chávez”, una pequeña capilla precaria con techo de hojalata, que sirve a los peregrinos para depositar sus ofrendas y elevar plegarias a quien ya consideran más santo que a cualquier otro.

Seguramente este será el lugar de oración y culto que Maduro escogerá apenas termine la elección y se sepa de su posible triunfo, para venir a agradecer al comandante y seguir prometiéndole un liderazgo leal a los ideales que implantó en vida. La gente delirará y Chávez seguirá resucitado para muchos quienes le deben haber recuperado su dignidad que otros gobiernos no supieron darle.

Lo más lamentable es que el nombre de Chávez en vano seguirá utilizándose para tapar todo lo que Chávez y su movimiento autoritario - como otros populismos – ha hecho para continuar en el poder, como la utilización de los recursos públicos de todos los venezolanos y la usurpación de todos los poderes del Estado para su propio beneficio.



Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...