En una
elección normal dentro de un proceso democrático, los candidatos deberían poder
competir en igualdad de condiciones. En Venezuela nunca fue así durante los 14
años de gobierno autoritario y mucho menos sucederá ahora rumbo al 14 de abril.
Siempre el oficialismo utilizó todos los recursos del Estado para su propio
beneficio, ya sea para hacer propaganda, estar en la conversación de los medios
y usar los fondos públicos para actividades proselitistas.
En esta
elección debería ser Maduro vs. Capriles;
sin embargo es evidente que se trata de Maduro contra Capriles. El presidente encargado
viene haciendo campaña desde que Hugo Chávez fue internado en La Habana a
mediados de diciembre, y lo hace sin tapujos a través de cadenas nacionales
obligatorias a la que se coacciona a los medios privados y a través de decenas de
medios de comunicación del gobierno – no existen medios públicos en Venezuela.
Si bien
Capriles está repuntando en las encuestas, será difícil remar contra todo un
aparato de gobierno que sin vergüenza utiliza los recursos públicos para su
beneficio y que ya ha dispuesto, por ejemplo, que para el día de las elecciones
los militares ayuden en la movilización de huestes chavistas para que no
escapen a su obligación de votar.
Según
Capriles, Maduro ya ha aparecido 46 horas en VTV desde que asumió como
presidente encargado del país después de la muerte de Chávez el 5 de marzo,
mientras que sólo se le concedió a él un par de minutos.