junio 28, 2011

Chávez y Correa se comportan superiores


Si hubieran atentado contra la vida de Hugo Chávez o si hubiera sufrido un accidente donde otros serían los responsables, sabríamos – y lo más importante, los venezolanos lo sabrían – todo lujo de detalles y desde todo ángulo posible. Pero como se trata de una enfermedad, donde no hay responsable más que el destino, la mala suerte o el descuido o negligencia personal, el régimen chavista practica el hermetismo y la falta de transparencia, agravando la situación con la búsqueda de responsables en otros lados, ya sea la oposición o los medios independientes a los que se acusa de incentivar los rumores, sin distinguir que ambos tienen la obligación de buscar la verdad o exigirla, anteponiendo el derecho del público a estar informado y saber. De eso se trata la democracia; el gobierno es solo depositario de la confianza de los ciudadanos para administrar los bienes que son de todos, pero no debe adoptar un papel de privilegio frente a quienes tiene que servir.

Comportarse  de otra manera es simplemente adoptar un papel de superioridad, de sentirse por arriba de otros, de igualarse a un ser superior.

Se puede especular que Chávez tiene una enfermedad grave más allá del absceso pélvico o que retornará con bombos y platillos el día de la independencia el 5 de julio ante un desfile militar de proporciones chinas o soviéticas para tratar de recuperar la popularidad que se le escapó. Pero lo que no se puede especular es la irresponsabilidad de un jefe de Estado y de quienes le rodean, de que traten el simple tema de una enfermedad como si fuera secreto de Estado. Fernando Lugo, el presidente de Paraguay tuvo también este tipo de reacciones cuando por primera vez llegó a Brasil para tratarse de un cáncer linfático, pero después pudo más la presión de la gente, de la oposición, de los medios y de la Constitución para que se informe detalladamente lo que le estaba sucediendo. Quizás otra hubiera sido la historia sino se sometía a quimioterapia, pero debemos juzgar que al final hubo transparencia.

Los gobiernos autoritarios y populistas, así sean los de Fidel Castro o de Juan Domingo Perón, siempre guardaron con sigilo información de interés público como sus enfermedades, alimentando a sus poderes con mitos, rumores y leyendas que luego fueron utilizados por la propaganda o asumidos por la masa para seguir endiosando a sus ideólogos progenitores.

Otro presidente latinoamericano que suele arroparse con vestimenta de superioridad es Rafael Correa. Este fin de semana dijo que perdonaría de un juicio por 80 millones de dólares y tres años de cárcel que le sigue a directivos del diario El Universo si estos rectifican una información. La demanda por injurias se debe a que en una columna, el editor de Opiniones publicó que la revuelta policial no tenía nada que ver con un golpe de Estado y acusó a Correa de tergiversar los hechos.

Correa cree que nadie en su país se puede escapar de la verdad oficial, a la cual considera la única, es decir que lo que realmente hubo en el motín policial fue un intento de golpe de Estado. El problema que enfrentan los demandados es que nadie tiene confianza en la objetividad y equidad de un Poder Judicial que luego de la consulta popular que autorizó la creación de un consejo estatal para nombrar jueces – ante la denuncias de Correa de que la justicia es corrupta – la justicia pueda cumplir con su papel de independencia.

Correa insiste - como lo ha hecho frente a otros que también demanda por millones de dólares – que los perdonará o retirará las demandas, como si se tratara de un juego de superioridad en el que puede castigar y perdonar a su antojo.

Correa tiene el derecho a considerarse perjudicado por lo que se diga, pero si fuera ciudadano común y corriente. Sin embargo, como Presidente y figura pública máxima del país, es sujeto de escrutinio, de críticas y opiniones por más dolorosas que le resulten; esa es la función de la libertad de expresión en una democracia, una cultura que él no está ayudando a instalar en la democracia ecuatoriana, siendo esa una responsabilidad que tiene como representante del gobierno y del Estado, según mandato constitucional.

Si fuera presidente de EE.UU. Correa no aguantaría el embate que en este país sufren los presidentes. Si George W. Bush actuara como él, hubiera tenido que enjuiciar a cientos de periodistas o al irreverente cineasta Michael Moore porque le endilgaron teorías auto conspirativas sobre Setiembre 11, especificando que no se trató de un atentado terrorista, sino auto infligido.

Chávez y Correa no son personas superiores. Todo lo contrario. Su mandato es servir, rendir cuentas y ser transparentes.

Jueguitos peligrosos activos


Vice City Grand Theft Auto – cuyo contenido es parecido a la película Scarface de Al Pacino – por solo poner un ejemplo, es un videojuego con violencia extrema, donde se mata a policías, se roban autos, hay drogas, se maneja la ciudad con autos robados, se atropella extraños, y hay prostitutas por doquier. Es parte apología del delito y obscenidad, hay violencia extrema y se denigra a las instituciones.
Vice City es uno de miles de jueguitos de consola que puede tener impacto nefasto en los niños. Según un fallo judicial de hoy, la Corte Suprema de Justicia anuló una ley en California que si hubiera entrado en vigencia prohibiría la venta de videojuegos violentos a chicos menores de 18 años. El Tribunal consideró que la prohibición sería una censura a los contenidos, a los que compararon con otras expresiones artísticas como la literatura y el cine.
Concuerdo la mayor parte del tiempo con la Corte Suprema y especialmente por su férrea defensa de la Primera Enmienda, pero es cierto que estoy muchas veces en desacuerdo con los fallos en los que se anteponen derechos que sobrepasan los límites de los derechos humanos, como puede ser la decisión de 1973 sobre la legalización del aborto.
En este caso de los menores tengo mis dudas. El voto de la Corte Suprema de 7 a 2 favorece a la industria de videojuegos que solo quiere estar autorregulada con un sistema nacional voluntario de clasificación que ayude a los padres a discernir, pero que no tiene restricciones para los comerciantes para venderles a los menores.
La ley californiana firmada en 2005 por el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger, restringiría la venta o alquiler de los videojuegos considerados excesivamente violentos a menores de 18 años, definiendo aquellos en que los jugadores pueden “asesinar, mutilar, desmembrar o abusar sexualmente de uan imagen de un ser humano”. Por otro lado, la Corte Suprema argumentó, además de la censura, que no halló evidencias convincentes de que los videojuegos promueven conductas violentas en los niños.
Creo que la Corte no se equivoca que hay un tema de fondo de libertad de expresión que debe proteger. Pero lo que no comprende muy bien es el alcance de estos juegos y en lo que se pueden desarrollar, sobre todo porque no se trata de que el niño está solo expuesto a acciones de tipo violento sino a que además es un agente activo, participa, interactúa y es premiado y recompensado por sus acciones, así sea por torturar a un enemigo, violar a un extraño o matar a un policía o a un político.
En realidad son escenas más violentas y activas a las que se están exponiendo los menores que las películas en el cine, las que además de la autorregulación de la industria, existe una clasificación por edades para que los niños y púberes no puedan acceder a los cines. En materia de libertad de expresión, tampoco a los niños se les respeta el derecho de comprar cigarrillos o cervezas, a no ser que tenga 18 años o 21 en algunos estados.
La ley de California no prohibía a los niños jugar o el arte del contenido o que los fabricantes los produzcan o que los comerciantes los vendan, sino que simplemente estipulaba que los menores podrán comprarlos siempre y cuando estén acompañados o autorizados por un padre o tutor legal. Pero su uso, siempre quedaba al discernimiento de cada padre.

junio 26, 2011

Chávez en falta autoritaria

Más allá del estado de salud delicada o grave o no de Hugo Chávez, el autoritario comandante venezolano y todo su entorno chavista está cometiendo la misma aberración déspota y mandona acostumbrada, al retacear información importante de la misma forma que la suele dar a borbotones en forma continua y sistemática a modo de propaganda cuando es irrelevan

Muy a su estilo, Chávez se pasa por el forro la Constitución que obliga al Presidente a informar y pedir autorización al Congreso para dejar el país. Todos sus ministros siguen diciendo que el comandante gobierna a control remoto el país como si esa fuera una virtud atribuyéndole poderes de superhéroe. Se olvidan que es obligación democrática y que la salud del Presidente es de dominio público.

Pero bueno, Chávez está en Cuba donde la dictadura comunista nos tiene acostumbrados a que la salud de un mandatario es un secreto de Estado, como ocurre con Fidel Castro. Es una prueba más de que Chávez se comporta como dictador.

Los venezolanos no se merecen vivir de rumores o que incluso los propios funcionarios acusen a los medios y a la oposición de incentivar los rumores, cuando ellos y el mismo Chávez son los que los están generando; obviamente a su propia conveniencia para seguir creando polarización y confrontación entre unos y otros.

Los venezolanos no se merecen esto.

junio 25, 2011

Sufro con River, como en el pasado


River Plate es mi pasión. La heredé de mi papá y la trasladé a mis hijos. Es tan fuerte la lealtad al rojo y blanco, que comparto simpatías con cualquier equipo de cualquier cuadro del mundo que tenga al rojo por estandarte, así sea Instituto de Córdoba o los Heat de Miami. Por obvias razones, los azules y oros me dan alergia.

Este momento y sufrimiento son históricos. Caer a la B si no le ganamos a los celestes de Belgrano de Córdoba será de dolor inconmensurable. Casi como haber esperado los primeros 18 años de mi vida para ver salir campeón a River que no lo hacía desde 1957, un año antes de yo naciera.

Estoicamente sufrí toda mi vida escolar viendo a River como eterno segundo, ante las cargadas de compañeros y desconocidos, hasta que los Millonarios me regalaron mi primer campeonato en 1975 a tiempo de graduarme, y escuchando a mi papá hablar siempre de las bondades de su etapa como hincha de la histórica y célebre “Máquina”.

Mañana es un día clave. En el Monumental podrán pasar dos cosas: Salir “campeones”, lo que no es verdad, pero se sentiría como tal por quedar en Primera o descender y arrojarnos a los hinchas a un estado depresivo que durará una semana y se extenderá hasta que River alcance otra final para ascender. Ojalá no pase lo de Córdoba el miércoles cuando hinchas enceguecidos entraron a la cancha para insultar y patear a los jugadores exigiéndoles “más huevos”. Estado ahí, dudo si no hubiera sentido hacer lo mismo.

River no juega bien ni tiene gol, pero no es distinto a cualquier otro equipo argentino que sufre por el éxodo constante de jugadores. El estado de River denuncia la malaria del fútbol argentino, donde las gambetas, habilidades, creatividad, defensa, goleadores, desmarques y pases en corto, dejaron lugar a los pelotazos, pelotas sin ras de piso e improvisaciones.  

River no juega tan mal ni mucho peor que sus contrarios. Tiene mala suerte. Del mismo nivel que los campeones necesitan de la suerte para llegar a su meta.

Tal como están las cosas, lamentablemente River tiene mal juego y tanta mala suerte, que es muy probable que este domingo terminemos deprimidos.

junio 24, 2011

La calidad del Periodismo en EEUU


Hay una fuerte polémica en estos días sobre la declinación de la calidad del periodismo que se practica en Estados Unidos, a colación de un informe independiente que hizo la estatal Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), dado a conocer el 9 de junio.
“Necesidades de Información de las Comunidades” es el nombre del estudio que establece que el periodismo de hoy en día aparenta ser más vibrante que nunca, debido al uso y acceso de las nuevas tecnologías de la comunicación. Sin embargo, pone énfasis en que ha disminuido notablemente la cantidad de reportajes en las comunidades, lo que ha derivado en una disminución de la calidad del periodismo. Sin esa capacidad reporteril, sin las investigaciones, se hace cuesta arriba fiscalizar al gobierno, exigir transparencia, lo que deriva a un aumento de los índices de corrupción.
La FFC hace algunas recomendaciones, entre ellas algunas importantes, como que los dineros de la publicidad oficial sean distribuidos más en medios locales que en medios nacionales, que se promueva la filantropía a favor de organizaciones dedicadas al periodismo cívico y que las universidades de Periodismo reformen sus carreras para que los futuros periodistas reciban una mejor capacitación.
Luego del llamado de atención sobre la baja de calidad relacionada a la falta de recursos humanos en la profesión, esta semana, como otra fría sorpresa, la mayor editora de periódicos del país, Gannet, la empresa fundadora del famoso USA Today y de otros 80 diarios, anunció que despedía a 700 trabajadores, debido a problemas económicos atraídos por la baja de circulación y de ingresos en materia de publicidad.

junio 22, 2011

Escándalos sexuales y económicos


A juzgar por los escándalos más recientes, parece que las causas de la corrupción tienen un tono diferente en los países más ricos y en los menos desarrollados. En las naciones pobres, la corrupción a menudo se ve ligada a los delitos económicos; mientras que en las ricas, está más asociada a trasgresiones de tipo sexual.

Así se desprende del caso del diputado demócrata estadounidense, Anthony Weiner, quien tuvo que renunciar hace unos días por exhibicionismo sexual, mientras en Brasil, el jefe de gabinete ministerial, Antonio Palocci, dimitió por denuncias de enriquecimiento ilícito; ambos por presión de sus colegas y ciudadanos.

Bajo el mismo patrón de conducta de Palocci, en Latinoamérica casi todos los días explotan casos ligados a enriquecimiento ilícito, fraude, soborno, malversación de fondos o se descubre que alguna campaña electoral está siendo subvencionada con fondos foráneos, como acostumbra hacer el presidente Hugo Chávez. Mientras tanto, en Estados Unidos, el de Weiner, a pesar de ser un caso con alta repercusión en los medios, tanto por sus fantasiosos argumentos para negar los hechos como por la exhibición creativa de sus genitales a través de Twitter, se trató de un caso menor comparado a otros escándalos sexuales aún frescos en la memoria.

El más patético lo protagonizó el famoso ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger. No fue un simple caso de adulterio; su amante por 20 años, empleada doméstica con quien tuvo un hijo, convivía bajo el mismo techo con su esposa y sus otros cuatro hijos. Un caso hasta más enfermizo le correspondió al ahora ex presidente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, a quien se acusó de intento de violación contra una camarera en un hotel neyorkino.

Otros hechos tuvieron líneas difusas entre el sexo y el dinero, acabando con las aspiraciones de los involucrados. Como las mentiras del senador John Edwards, quien habría usado fondos de la campaña electoral para tapar una relación e hijo extramaritales, mientras su esposa batallaba contra un cáncer que terminó por vencerla en diciembre. O las del gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, quien acabó confesando que usaba dineros públicos para visitar a su amante en Argentina, mientras su señora y electores lo creían de vacaciones.

En América Latina no es que los políticos rehúyan a líos de faldas, pero no ocasionan polémicas mayores. La cultura machista diluye pormenores, calla denuncias y todo lo convierte en anécdotas y chacota. Las infidelidades o desviaciones sexuales no cortan carreras políticas ni activan renuncias. Los ejemplos sobran. Así sean las aventuras sexuales del ex obispo católico y presidente del Paraguay, Fernando Lugo; las infidelidades y tardanza de Alejandro Toledo y Carlos Menem para reconocer a sus hijos fuera del matrimonio o las evasivas de Daniel Ortega sobre las imputaciones de violación sexual que le hizo su hijastra.

En los países desarrollados también algunos políticos logran inmunidad sexual. Así sobrevive el italiano Silvio Berlusconi, pese a sus filmadas orgías con menores, o resistió Bill Clinton, argumentando que el coito oral con Mónica Lewinsky no era sexo. Tampoco en estos países del llamado primer mundo se pueden descartar problemas de fraude y corrupción, pero son delitos más perseguidos. En general, la corrupción está más enquistada en la actividad privada que en la administración pública, debido a una mejor cultura de transparencia y más regulaciones sobre rendición de cuentas en el manejo de recursos públicos. Los problemas suceden con más frecuencia en compañías privadas, a través de personajes estilo Madoff o en las multinacionales que sobornan en el extranjero, como la sueca Skanka en Argentina, la noruega Discovery Petroleum en Perú o la la estadounidense Dole en Colombia.

En realidad no importa tanto que la corrupción esté ligada a delitos económicos, libidos desbocados o a faltas éticas; lo importante es que los ciudadanos deben exigir conductas ejemplares, como la renuncia de Weiner, para que se incentive una cultura de mayor honestidad en la función pública.

La gran diferencia sobre la conducta corrupta por mentiras, sexo o dinero, no radica tanto en sus causas, como sí en el nivel de severidad y eficiencia judicial con la que se castiga y trata de controlar.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...