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junio 28, 2011

Jueguitos peligrosos activos


Vice City Grand Theft Auto – cuyo contenido es parecido a la película Scarface de Al Pacino – por solo poner un ejemplo, es un videojuego con violencia extrema, donde se mata a policías, se roban autos, hay drogas, se maneja la ciudad con autos robados, se atropella extraños, y hay prostitutas por doquier. Es parte apología del delito y obscenidad, hay violencia extrema y se denigra a las instituciones.
Vice City es uno de miles de jueguitos de consola que puede tener impacto nefasto en los niños. Según un fallo judicial de hoy, la Corte Suprema de Justicia anuló una ley en California que si hubiera entrado en vigencia prohibiría la venta de videojuegos violentos a chicos menores de 18 años. El Tribunal consideró que la prohibición sería una censura a los contenidos, a los que compararon con otras expresiones artísticas como la literatura y el cine.
Concuerdo la mayor parte del tiempo con la Corte Suprema y especialmente por su férrea defensa de la Primera Enmienda, pero es cierto que estoy muchas veces en desacuerdo con los fallos en los que se anteponen derechos que sobrepasan los límites de los derechos humanos, como puede ser la decisión de 1973 sobre la legalización del aborto.
En este caso de los menores tengo mis dudas. El voto de la Corte Suprema de 7 a 2 favorece a la industria de videojuegos que solo quiere estar autorregulada con un sistema nacional voluntario de clasificación que ayude a los padres a discernir, pero que no tiene restricciones para los comerciantes para venderles a los menores.
La ley californiana firmada en 2005 por el entonces gobernador Arnold Schwarzenegger, restringiría la venta o alquiler de los videojuegos considerados excesivamente violentos a menores de 18 años, definiendo aquellos en que los jugadores pueden “asesinar, mutilar, desmembrar o abusar sexualmente de uan imagen de un ser humano”. Por otro lado, la Corte Suprema argumentó, además de la censura, que no halló evidencias convincentes de que los videojuegos promueven conductas violentas en los niños.
Creo que la Corte no se equivoca que hay un tema de fondo de libertad de expresión que debe proteger. Pero lo que no comprende muy bien es el alcance de estos juegos y en lo que se pueden desarrollar, sobre todo porque no se trata de que el niño está solo expuesto a acciones de tipo violento sino a que además es un agente activo, participa, interactúa y es premiado y recompensado por sus acciones, así sea por torturar a un enemigo, violar a un extraño o matar a un policía o a un político.
En realidad son escenas más violentas y activas a las que se están exponiendo los menores que las películas en el cine, las que además de la autorregulación de la industria, existe una clasificación por edades para que los niños y púberes no puedan acceder a los cines. En materia de libertad de expresión, tampoco a los niños se les respeta el derecho de comprar cigarrillos o cervezas, a no ser que tenga 18 años o 21 en algunos estados.
La ley de California no prohibía a los niños jugar o el arte del contenido o que los fabricantes los produzcan o que los comerciantes los vendan, sino que simplemente estipulaba que los menores podrán comprarlos siempre y cuando estén acompañados o autorizados por un padre o tutor legal. Pero su uso, siempre quedaba al discernimiento de cada padre.

marzo 30, 2011

Crepúsculo pictórico



Estuve en Arte Américas este fin de semana, la mayor feria de arte latinoamericano internacional en la pulularon galerías de México, Argentina y de Miami, con propuestas, estas últimas, de muy importantes artistas cubanos, cinco de ellos, permitidos a salir de la isla y visitar la exposición, debido a las mejores relaciones culturales entre Estados Unidos y Cuba, más allá de los alcances del embargo.
Muchas obras me impresionaron bien. Junto con Graciela, mi esposa, nos detuvimos en muchas de ellas y particularmente frente a un remolino de eruditos que lanzaban elogios sobre las obras del pintor hiperrealista Estévez. Miré de reojo en otra dirección porque no me gusta el arte prácticamente fotográfico y recaí en una obra de Agustín Bejarano, del otro lado del muro, que con otra técnica y paleta de colores, me recordó al temático Wolf Kahn, con sus coloridos paisajes en pastel y óleos.
Lo de Bejarano lo encontré suave, relajado, propio de alguien (pensé) que hace catarsis con la pintura y lo imaginé en un estudio prolijo, limpio, con música clásica de fondo y con unos sorbos de buen vino. Nos acercamos. La obra es buena y se titula Crepúsculo.
Esta mañana leyendo la primera página de El Nuevo Herald, la noticia principal me alarmó. Enseguida relacioné el apellido con la fechoría. Víctor Bejarano fue apresado ayer, sin derecho a fianza, por el supuesto delito de abusar sexualmente de un niño. El incidente ocurrió este pasado 20 de marzo en la casa de unos amigos aquí en Miami. Según los documentos de la fiscalía, entró al dormitorio de un niño de 5 añitos y lo obligó a que le tocara sus genitales y lo besó en la boca.
Veremos qué sucede con el tema en la justicia.
Después del shock de leer sobre tan abominable episodio, y de atar esa imagen con la buena pintura de Bejarano, me quedé pensando… cuánta gente notable y corriente, con apariencia apacible, buena, sabia, termina engañando a la sociedad con crímenes tan abyectos como éste.
La obra de Bejarano que acompaña este post, Crepúsculo, parece premonitoria del fin de una carrera artística, si es que la acusación es sólida ante la justicia.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...