Justo cuando la ciudad de Los Angeles declaraba un boicot económico en contra del estado de Arizona por la nueva ley de inmigración al considerarla anticonstitucional y racista, sorpresivamente varias encuestas dieron a conocer que una mayoría de estadounidenses está a favor de la legislación.
Esos resultados fueron como un jab a la mandíbula. El cimbronazo descolocó a muchos mostrando una realidad diferente, contradictoria, de la que la prensa no se venía haciendo eco. Es que cuando parecía que todos se sumaban convencidos a voces y manifestaciones estruendosas de protesta y repudio, organizadas por artistas, activistas, políticos y hasta por el presidente Barack Obama, quien ordenó estudiar cómo bloquear la ley, una mayoría silenciosa de ciudadanos, daba un veredicto muy diferente.
Un 73% de los estadounidenses, según sondeos similares del Centro de Investigaciones Pew y de McClatchy-Ipsos, está a favor de la Ley SB1070 que a partir del 29 de julio criminaliza la inmigración ilegal en Arizona, permitiendo a la policía detener e interrogar a una persona por su condición migratoria. La mayoría tampoco considera que la ley conculcaría sus derechos civiles y cree que es positiva para frenar la inseguridad y el desempleo, dos valores que muchos ligan al problema irresuelto de 12 millones de indocumentados en el país.
Merece también la atención que mientras muchos dirigentes pensaban que las protestas públicas del 1 de mayo realizadas en decenas de ciudades importantes ayudarían a conseguir una victoria segura contra la ley de Arizona, el tema pasó casi desapercibido en las redes sociales, siempre predispuestas al contagio viral. El sitio de Facebook que reclama “1.000.000 en contra de la ley de Inmigración de Arizona” solo tiene algo más que un centenar de seguidores, mientras el que convoca al “Boicot a Arizona por pasar una Ley Antiinmigración”, solo alcanza a 8.800 miembros.
Las mediciones de opinión tienen la capacidad de ayudar a moldear las fuerzas políticas; quienes parecen minorías, de repente pueden transformarse en mayorías. Las nuevas tendencias cambian conductas y desinhiben a quienes se mantenían en silencio o políticamente correctos por temor a ser criticados. En la sociedad política, la opinión de la mayoría es como el viento de cola al planeador. Vale como ejemplo el procurador general de la Florida, Bill McCollum, quien después de criticar la ley, ahora dijo que apoyaría una similar en su estado.
En situaciones convulsionadas y polarizadas, se corre el riesgo que los políticos actúen demagógicamente tratando de halagar o escudarse en las mayorías, aún si están equivocadas, prestándole demasiada atención a muestras de opinión que pueden cambiar radicalmente según el contexto y los hechos del momento.
Esto ocurre en la carrera presidencial de Colombia donde los candidatos principales, Antanas Mockus y Juan Manuel Santos, se disputan día tras día el favoritismo de un electorado que cambia, en gran medida, según las declaraciones que sobre ellos hace el presidente Hugo Chávez.
Más allá de la legislación que promulgó la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, el 23 de abril, y de los malos resultados de las encuestas para las minorías, lo positivo es que esta nueva ley despertó el debate y puso a la inmigración de nuevo en igualdad de condiciones con la crisis económica, las guerras y la reforma de salud; y a la búsqueda de una solución federal integral.
La ley es de singular trascendencia no solo para EEUU, sino para Latinoamérica, el mayor “proveedor” de inmigrantes y mayor beneficiaria de las remesas familiares. La migración es un problema que afecta a todos y en cada país latinoamericano existen los mismos problemas de discriminación y de xenofobia que se le achacan a la ley SB1070. Solo vale preguntarse: ¿Cómo es la situación de los indocumentados paraguayos en Argentina? ¿de los argentinos en Perú? ¿de los peruanos en Chile? ¿de los colombianos en Venezuela? ¿de los haitianos en Dominicana? ¿de los centroamericanos en México? ¿de los hondureños en Nicaragua? o ¿de los nicaragüenses en Costa Rica?
Sería deseable que los legisladores mexicanos y los presidentes de la UNASUR que han criticado fuerte y genuinamente la ley de Arizona, aprovecharan el debate para generar opiniones, reflexión y, también, legislación más adecuada en cada uno de los países.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
mayo 20, 2010
mayo 18, 2010
Río y los dos mundiales
Estoy por trabajo en Río de Janeiro, una de las ciudades más lindas del mundo, donde el cielo y el infierno se tocan de la mano y comparten el mismo espacio. Las playas, los cerros, la gente, el carnaval; pero también las favelas, el narcotráfico y la violencia. Dos realidades opuestas con la que los cariocas están acostumbrados a vivir.
Es la ciudad de los dos mundiales de fútbol. Fanáticos tanto para hablar del fútbol de Sudáfrica en menos de un mes, como para hablar del mundial del 2014 que tendrá a esta sede como epicentro. Los dos temas son los más importantes de cualquier discusión: el fervor por el campeonato que empezará en 20 días y el temor por el que acontecerá en cuatro años más; especialmente porque no se sabe a ciencia cierta si el gobierno podrá reducir los índices de violencia en una de las urbes más violentas y peligrosas del mundo.
La esperanza para muchos cariocas está puesta en la Unidad de Policía Pacificadora, una nueva policía que fue instaurada en el estado de Río de Janeiro para reducir el nivel de violencia en las favelas. Su misión principal es establecer el orden desarmando a los traficantes. Si bien hasta ahora se ha reducido la violencia en las 15 favelas de las más de mil que existen, cierto es también que la violencia se está mudando a ciudades aledañas, como Niteroy.
Nadie sabe si habrá resultados concretos hacia el 2014. Es cierto que la violencia ya se redujo algo pero que el problema principal de las drogas continúa, aunque en forma más discreta.
Por el momento, el espíritu alegre, apasionado y fogoso de Río continua, mientras su “moradores”, los cariocas, piensan no solo en Sudáfrica sino en los dos próximos mundiales.
Es la ciudad de los dos mundiales de fútbol. Fanáticos tanto para hablar del fútbol de Sudáfrica en menos de un mes, como para hablar del mundial del 2014 que tendrá a esta sede como epicentro. Los dos temas son los más importantes de cualquier discusión: el fervor por el campeonato que empezará en 20 días y el temor por el que acontecerá en cuatro años más; especialmente porque no se sabe a ciencia cierta si el gobierno podrá reducir los índices de violencia en una de las urbes más violentas y peligrosas del mundo.
La esperanza para muchos cariocas está puesta en la Unidad de Policía Pacificadora, una nueva policía que fue instaurada en el estado de Río de Janeiro para reducir el nivel de violencia en las favelas. Su misión principal es establecer el orden desarmando a los traficantes. Si bien hasta ahora se ha reducido la violencia en las 15 favelas de las más de mil que existen, cierto es también que la violencia se está mudando a ciudades aledañas, como Niteroy.
Nadie sabe si habrá resultados concretos hacia el 2014. Es cierto que la violencia ya se redujo algo pero que el problema principal de las drogas continúa, aunque en forma más discreta.
Por el momento, el espíritu alegre, apasionado y fogoso de Río continua, mientras su “moradores”, los cariocas, piensan no solo en Sudáfrica sino en los dos próximos mundiales.
mayo 17, 2010
Obama y libertad de prensa
Del lugar que menos se lo esperaba llegó una gran ayuda para impulsar la libertad de prensa en el mundo, permitiendo que se señale a los gobiernos que comenten atropellos contra la libertad de informar, en contra de los medios de comunicación y contra los periodistas.
El presidente estadounidense Barack Obama firmó una ley que lleva el nombre del periodista Daniel Pearl que en 2002 después de estar secuestrado en Pakistán mientras trabajaba para el Wall Street Journal, sus captores terroristas lo decapitaron ante las cámaras. Su familia, que siempre se negó a que este abominable crimen quede en el olvido, logró que se dicte esta ley que exige al Departamento de Estado (cancillería) que en sus informes sobre derechos humanos incluya el estado de la libertad de prensa en el país analizado.
La importancia de la ley – aprobada por la Cámara de Diputados el 10 de junio de 2009 y por el Senado el 7 de mayo de 2010 – radica en que después del diagnóstico, el gobierno estadounidense suele reclamar acciones para que los errores, manipulaciones u omisiones sean remendadas, so pena de que puedan aplicarse sanciones, entre ellas, económicas, las más difícil de superar por los gobiernos extranjeros.
Tanto el Banco Mundial, como el Banco Interamericano de Derechos Humanos y otros organismos multilaterales siempre se han excusado de no aplicar algún tipo de sanciones o negar a los países asistencia financiera, cuando en éstos no se respeta la libertad de prensa o de expresión; como se les ha solicitado a menudo.
Esta ley abre las posibilidades de castigar económicamente a aquellos países que perjudican la libertad de prensa o permiten que los crímenes contra la libertad de expresión – por ejemplo el asesinato de periodistas – queden impunes.
El presidente estadounidense Barack Obama firmó una ley que lleva el nombre del periodista Daniel Pearl que en 2002 después de estar secuestrado en Pakistán mientras trabajaba para el Wall Street Journal, sus captores terroristas lo decapitaron ante las cámaras. Su familia, que siempre se negó a que este abominable crimen quede en el olvido, logró que se dicte esta ley que exige al Departamento de Estado (cancillería) que en sus informes sobre derechos humanos incluya el estado de la libertad de prensa en el país analizado.
La importancia de la ley – aprobada por la Cámara de Diputados el 10 de junio de 2009 y por el Senado el 7 de mayo de 2010 – radica en que después del diagnóstico, el gobierno estadounidense suele reclamar acciones para que los errores, manipulaciones u omisiones sean remendadas, so pena de que puedan aplicarse sanciones, entre ellas, económicas, las más difícil de superar por los gobiernos extranjeros.
Tanto el Banco Mundial, como el Banco Interamericano de Derechos Humanos y otros organismos multilaterales siempre se han excusado de no aplicar algún tipo de sanciones o negar a los países asistencia financiera, cuando en éstos no se respeta la libertad de prensa o de expresión; como se les ha solicitado a menudo.
Esta ley abre las posibilidades de castigar económicamente a aquellos países que perjudican la libertad de prensa o permiten que los crímenes contra la libertad de expresión – por ejemplo el asesinato de periodistas – queden impunes.
mayo 16, 2010
Justicia vergonzosa
Justicia vergonzosa 16-05-2010
Lo de la justicia española suspendiendo al juez Baltasar Garzón es vergonzoso. Desde que este juez cobró notoriedad por enjuiciar a Augusto Pinochet, a algunos miembros de la dictadura militar argentina y dar validez a la lucha por los derechos humanos en el mundo, la justicia española no tuvo empacho para ofrecerle honores y elogios.
Pero solo bastó que el juez mirara hacia adentro, hacia una realidad española tan dramática y oscura como la era del franquismo, para que el Poder Judicial desestimara cualquier ilusión de buscar la verdad para miles de familias víctimas de la época. La condena contra Garzón se dio porque ignoró la Ley de Amnistía de 1977 que echó un manto del olvido y ofreció un ramo de olivo para la reconciliación de los españoles.
Más allá de que la Amnistía sirvió para el contexto de esa época, como ocurrió con leyes de Punto Final en países latinoamericanos en su momento, el tiempo ha pasado y seguramente sería ahora el apropiado para buscar la verdad de los episodios que se detuvieron en las leyes pero que jamás se olvidaron. Para que pueda haber verdadero perdón debe primero saberse la verdad.
Lo de la justicia española suspendiendo al juez Baltasar Garzón es vergonzoso. Desde que este juez cobró notoriedad por enjuiciar a Augusto Pinochet, a algunos miembros de la dictadura militar argentina y dar validez a la lucha por los derechos humanos en el mundo, la justicia española no tuvo empacho para ofrecerle honores y elogios.
Pero solo bastó que el juez mirara hacia adentro, hacia una realidad española tan dramática y oscura como la era del franquismo, para que el Poder Judicial desestimara cualquier ilusión de buscar la verdad para miles de familias víctimas de la época. La condena contra Garzón se dio porque ignoró la Ley de Amnistía de 1977 que echó un manto del olvido y ofreció un ramo de olivo para la reconciliación de los españoles.
Más allá de que la Amnistía sirvió para el contexto de esa época, como ocurrió con leyes de Punto Final en países latinoamericanos en su momento, el tiempo ha pasado y seguramente sería ahora el apropiado para buscar la verdad de los episodios que se detuvieron en las leyes pero que jamás se olvidaron. Para que pueda haber verdadero perdón debe primero saberse la verdad.
mayo 14, 2010
Arizona y las encuestas
Acabo de ver un programa de televisión muy malo por Univisión en el que los periodistas María Elena Salinas y Jorge Ramos en un foro televisivo por la Ley 1070SB de Arizona que criminaliza la inmigración ilegal, estuvieron permanente bregando y preguntando y digitando sus preguntas para hacerla ver como racista e inconstitucional, a pesar de que mostraron cierta objetividad en el equilibrio bipartidista de los invitados.
No discrepo sobre que la ley puede ser mala, pero lo que no me gustó es que los periodistas trataron de llevar toda la noche a la audiencia a tener una reacción contraria a la prensa, algo que vino sucediendo con la mayor parte de la prensa.
Salvo algunas excepciones, la ley antiinmigrante de Arizona, es duramente criticada por los activistas de derechos humanos y civiles, por la prensa, por los artistas de diferentes disciplinas, por los líderes de opinión, por el UNASUR, y por el propio Barack Obama, cuyo gobierno considera bloquearla a través del ministerio de Justicia, lo que le ha dado plafón para comenzar un debate nacional sobre una ley que regularice a millones de indocumentados en el país.
Lo que no me gustó es que se haya dicho poco de una ley que si bien ha generado la repulsa de miles de hispanos y otras minorías, provocado que varias ciudades importantes le declararan el boicot a Arizona, es que no se haya dicho nada sobre las encuestas del Pew Center que esta semana mostraron que un 73 por ciento de estadounidenses la favorece. Otro sondeo de McClatchy-Ipsos a principios de este mes, reveló que el 61% de los estadounidenses está de acuerdo con la ley (64% de ellos son electores), por motivos que tienen que ver con la seguridad en el país y el desempleo, dando a entender que los inmigrantes ilegales ponen en riesgo, al menos, estos dos temas tan importantes para la ciudadanía establecida.
El periodismo de esta noche me pareció demagógico, tratando de adular a la audiencia o a las mayorías de Univisión.
No discrepo sobre que la ley puede ser mala, pero lo que no me gustó es que los periodistas trataron de llevar toda la noche a la audiencia a tener una reacción contraria a la prensa, algo que vino sucediendo con la mayor parte de la prensa.
Salvo algunas excepciones, la ley antiinmigrante de Arizona, es duramente criticada por los activistas de derechos humanos y civiles, por la prensa, por los artistas de diferentes disciplinas, por los líderes de opinión, por el UNASUR, y por el propio Barack Obama, cuyo gobierno considera bloquearla a través del ministerio de Justicia, lo que le ha dado plafón para comenzar un debate nacional sobre una ley que regularice a millones de indocumentados en el país.
Lo que no me gustó es que se haya dicho poco de una ley que si bien ha generado la repulsa de miles de hispanos y otras minorías, provocado que varias ciudades importantes le declararan el boicot a Arizona, es que no se haya dicho nada sobre las encuestas del Pew Center que esta semana mostraron que un 73 por ciento de estadounidenses la favorece. Otro sondeo de McClatchy-Ipsos a principios de este mes, reveló que el 61% de los estadounidenses está de acuerdo con la ley (64% de ellos son electores), por motivos que tienen que ver con la seguridad en el país y el desempleo, dando a entender que los inmigrantes ilegales ponen en riesgo, al menos, estos dos temas tan importantes para la ciudadanía establecida.
El periodismo de esta noche me pareció demagógico, tratando de adular a la audiencia o a las mayorías de Univisión.
mayo 13, 2010
Obama nuclear
El fallido atentado con explosivos en el corazón de Nueva York y la posible conexión de su autor al Talibán paquistaní o a Al-Qaeda, renueva la preocupación sobre la posibilidad de que dispositivos nucleares caigan en manos de terroristas, y demuestra la acertada visión del presidente Barack Obama a favor de un mundo sin armas atómicas.
En los últimos 30 días, el presidente estadounidense hizo méritos suficientes para ganar el Premio Nobel de la Paz por el que fue tan cuestionado el año pasado. El 8 de abril firmó con Rusia el pacto de reducción de armas nucleares más importante de los últimos 20 años que prolonga la vida al tratado START I; mientras días después convocó a 47 países a Washington, comprometiéndolos a reducir su capacidad nuclear, cerrar reactores y resguardar el uranio enriquecido de manos terroristas.
Aunque el tema no tiene la repercusión mediática ni social como el cambio climático o la recesión económica global, la preocupación es mayúscula. Al contrario de lo que sucedía durante la Guerra Fría cuando EEUU y la URSS desconfiaban sobre quien oprimiría primero el botón rojo, ahora son los poderosos grupos extremistas, ayudados por el crimen organizado y el narcotráfico, los que podrían acceder fácilmente a bombas atómicas.
En un mundo tan interconectado, las consecuencias son inimaginables, no solo si se atentara contra poblaciones, sino contra sistemas estratégicos, como electricidad, seguridad, petróleo o reactores comerciales. Los accidentes nucleares de Three Mile Island de Pensilvania en 1979 y de Chernobyl de Ucrania en 1986 son recordatorios de esa fragilidad mundial.
La voluntad de Obama para alcanzar un mundo más seguro, también la ha hecho prevalecer a nivel interno. Esta semana en la apertura de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear que la ONU alberga hasta el 28 de mayo, reveló, a contrapelo de críticos internos, que EEUU reducirá su arsenal nuclear hasta quedar con solo 1.500 armas atómicas, poderío que ya había reducido en un 84% para fines del año pasado, de las 31.225 ojivas nucleares que poseía en 1967.
Esta desusada transparencia le dio a Obama legitimidad y liderazgo para plantear varias exigencias a nivel global. Estimular el desarme, obligar a quienes no firmaron todavía pacto alguno, como Israel, a que transparenten su arsenal y arremeter contra Corea del Norte e Irán, para que abandonen sus planes nucleares so pena de castigo internacional: “Quienes hacen caso omiso a sus obligaciones se encuentran menos seguros, menos prósperos y más aislados”, aseguró Obama.
Su mensaje directo sobre el posible uso de fuerza militar disuasiva contra los países díscolos, si las sanciones económicas no prosperan, fueron la “última advertencia” para el desafiante presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien, basado en el principio de "energía nuclear para todos y armas nucleares para nadie", afirmó ante la ONU que no detendrá su plan nuclear ni permitirá inspecciones foráneas. Ahmadinejad, al mejor estilo de su íntimo amigo Hugo Chávez, acusa al Organismo Internacional de Energía Atómica de estar manipulada por EEUU, pregonando la creación de un nuevo organismo mundial, del que esperaría que respete su secretismo e intenciones de borrar a Israel de la faz de la tierra.
En cambio en Latinoamérica, respetuosa del tratado de Tlatelolco de 1967 que proscribe las armas nucleares, Obama no encontró escollos. Entre los países con capacidad nuclear, la argentina Cristina Kirchner brindó garantías para recibir comisiones verificadoras, el chileno Sebastián Piñera ya comenzó a enviar plutonio a EEUU por razones de mayor seguridad y Felipe Calderón aceptó la cooperación de EEUU y Canadá para reducir el enriquecimiento del uranio mexicano, evitando que pueda ser utilizado en bombas atómicas.
Lo único que le resta a Obama en el sur es convencer a Luis Inácio da Silva para terminar de cercar a Irán. Es que el presidente brasileño todavía ve como ineficiente un bloqueo económico contra ese país, a pesar de que brega por la eliminación “total e irreversible” de armas nucleares para que los terroristas no las adquieran. Lo que tal vez no comprende Lula, el líder más influyente del mundo según la revista Time, es que las sanciones económicas son la alternativa más potable para alcanzar la paz nuclear.
En los últimos 30 días, el presidente estadounidense hizo méritos suficientes para ganar el Premio Nobel de la Paz por el que fue tan cuestionado el año pasado. El 8 de abril firmó con Rusia el pacto de reducción de armas nucleares más importante de los últimos 20 años que prolonga la vida al tratado START I; mientras días después convocó a 47 países a Washington, comprometiéndolos a reducir su capacidad nuclear, cerrar reactores y resguardar el uranio enriquecido de manos terroristas.
Aunque el tema no tiene la repercusión mediática ni social como el cambio climático o la recesión económica global, la preocupación es mayúscula. Al contrario de lo que sucedía durante la Guerra Fría cuando EEUU y la URSS desconfiaban sobre quien oprimiría primero el botón rojo, ahora son los poderosos grupos extremistas, ayudados por el crimen organizado y el narcotráfico, los que podrían acceder fácilmente a bombas atómicas.
En un mundo tan interconectado, las consecuencias son inimaginables, no solo si se atentara contra poblaciones, sino contra sistemas estratégicos, como electricidad, seguridad, petróleo o reactores comerciales. Los accidentes nucleares de Three Mile Island de Pensilvania en 1979 y de Chernobyl de Ucrania en 1986 son recordatorios de esa fragilidad mundial.
La voluntad de Obama para alcanzar un mundo más seguro, también la ha hecho prevalecer a nivel interno. Esta semana en la apertura de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear que la ONU alberga hasta el 28 de mayo, reveló, a contrapelo de críticos internos, que EEUU reducirá su arsenal nuclear hasta quedar con solo 1.500 armas atómicas, poderío que ya había reducido en un 84% para fines del año pasado, de las 31.225 ojivas nucleares que poseía en 1967.
Esta desusada transparencia le dio a Obama legitimidad y liderazgo para plantear varias exigencias a nivel global. Estimular el desarme, obligar a quienes no firmaron todavía pacto alguno, como Israel, a que transparenten su arsenal y arremeter contra Corea del Norte e Irán, para que abandonen sus planes nucleares so pena de castigo internacional: “Quienes hacen caso omiso a sus obligaciones se encuentran menos seguros, menos prósperos y más aislados”, aseguró Obama.
Su mensaje directo sobre el posible uso de fuerza militar disuasiva contra los países díscolos, si las sanciones económicas no prosperan, fueron la “última advertencia” para el desafiante presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien, basado en el principio de "energía nuclear para todos y armas nucleares para nadie", afirmó ante la ONU que no detendrá su plan nuclear ni permitirá inspecciones foráneas. Ahmadinejad, al mejor estilo de su íntimo amigo Hugo Chávez, acusa al Organismo Internacional de Energía Atómica de estar manipulada por EEUU, pregonando la creación de un nuevo organismo mundial, del que esperaría que respete su secretismo e intenciones de borrar a Israel de la faz de la tierra.
En cambio en Latinoamérica, respetuosa del tratado de Tlatelolco de 1967 que proscribe las armas nucleares, Obama no encontró escollos. Entre los países con capacidad nuclear, la argentina Cristina Kirchner brindó garantías para recibir comisiones verificadoras, el chileno Sebastián Piñera ya comenzó a enviar plutonio a EEUU por razones de mayor seguridad y Felipe Calderón aceptó la cooperación de EEUU y Canadá para reducir el enriquecimiento del uranio mexicano, evitando que pueda ser utilizado en bombas atómicas.
Lo único que le resta a Obama en el sur es convencer a Luis Inácio da Silva para terminar de cercar a Irán. Es que el presidente brasileño todavía ve como ineficiente un bloqueo económico contra ese país, a pesar de que brega por la eliminación “total e irreversible” de armas nucleares para que los terroristas no las adquieran. Lo que tal vez no comprende Lula, el líder más influyente del mundo según la revista Time, es que las sanciones económicas son la alternativa más potable para alcanzar la paz nuclear.
mayo 12, 2010
El Papa, justicia y perdón
La llegada del Papa Benedicto XVI y su discurso sobre el perdón, el arrepentimiento, la penitencia y la justicia no pudo ser más oportuno, y sirve para derribar las críticas de aquellos que pensaban que el Pontífice estaba involucrado en casos de encubrimiento de pederastia y para, de una buena vez por todas, dar un mensaje contundente a todos los obispos y curas sobre que ya no se tolerará más el delito. Los delincuentes, pederastas y pedófilos, deberán ser sometidos a la justicia ordinaria.
El mensaje del Papa es muy bueno porque es esclarecedor para aquellos que pensaban o decían que la Iglesia era injustamente perseguida por las denuncias públicas y mediáticas que se hacen. El Papa fue muy claro, aseverando que el abuso sexual perpetrado por sacerdotes y religiosos es la amenaza más grande que sufre la Iglesia Católica: la mayor persecución “nació de los pecados dentro” de la Iglesia y no por fuera.
“La Iglesia necesita reaprender profundamente la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón, pero también la justicia”, dijo el Pontífice, esclareciendo lo que considero es lo más importante para distinguir entre tanta confusión: “El perdón no reemplaza a la justicia''.
Creo que esta es la gran diferencia que estableció el Papa. Marcó la diferencia entre el pecado y el delito.
El primero lleva a la actitud de la penitencia y la búsqueda del perdón misericordioso; mientras que al segundo se le impone la justicia y el castigo social. Ambos coinciden, empero, en que buscan – de maneras diferentes – el arrepentimiento y una conducta individual y social mejorada.
El mensaje del Papa es muy bueno porque es esclarecedor para aquellos que pensaban o decían que la Iglesia era injustamente perseguida por las denuncias públicas y mediáticas que se hacen. El Papa fue muy claro, aseverando que el abuso sexual perpetrado por sacerdotes y religiosos es la amenaza más grande que sufre la Iglesia Católica: la mayor persecución “nació de los pecados dentro” de la Iglesia y no por fuera.
“La Iglesia necesita reaprender profundamente la penitencia, aceptar la purificación, aprender el perdón, pero también la justicia”, dijo el Pontífice, esclareciendo lo que considero es lo más importante para distinguir entre tanta confusión: “El perdón no reemplaza a la justicia''.
Creo que esta es la gran diferencia que estableció el Papa. Marcó la diferencia entre el pecado y el delito.
El primero lleva a la actitud de la penitencia y la búsqueda del perdón misericordioso; mientras que al segundo se le impone la justicia y el castigo social. Ambos coinciden, empero, en que buscan – de maneras diferentes – el arrepentimiento y una conducta individual y social mejorada.
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