El fallido atentado con explosivos en el corazón de Nueva York y la posible conexión de su autor al Talibán paquistaní o a Al-Qaeda, renueva la preocupación sobre la posibilidad de que dispositivos nucleares caigan en manos de terroristas, y demuestra la acertada visión del presidente Barack Obama a favor de un mundo sin armas atómicas.
En los últimos 30 días, el presidente estadounidense hizo méritos suficientes para ganar el Premio Nobel de la Paz por el que fue tan cuestionado el año pasado. El 8 de abril firmó con Rusia el pacto de reducción de armas nucleares más importante de los últimos 20 años que prolonga la vida al tratado START I; mientras días después convocó a 47 países a Washington, comprometiéndolos a reducir su capacidad nuclear, cerrar reactores y resguardar el uranio enriquecido de manos terroristas.
Aunque el tema no tiene la repercusión mediática ni social como el cambio climático o la recesión económica global, la preocupación es mayúscula. Al contrario de lo que sucedía durante la Guerra Fría cuando EEUU y la URSS desconfiaban sobre quien oprimiría primero el botón rojo, ahora son los poderosos grupos extremistas, ayudados por el crimen organizado y el narcotráfico, los que podrían acceder fácilmente a bombas atómicas.
En un mundo tan interconectado, las consecuencias son inimaginables, no solo si se atentara contra poblaciones, sino contra sistemas estratégicos, como electricidad, seguridad, petróleo o reactores comerciales. Los accidentes nucleares de Three Mile Island de Pensilvania en 1979 y de Chernobyl de Ucrania en 1986 son recordatorios de esa fragilidad mundial.
La voluntad de Obama para alcanzar un mundo más seguro, también la ha hecho prevalecer a nivel interno. Esta semana en la apertura de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear que la ONU alberga hasta el 28 de mayo, reveló, a contrapelo de críticos internos, que EEUU reducirá su arsenal nuclear hasta quedar con solo 1.500 armas atómicas, poderío que ya había reducido en un 84% para fines del año pasado, de las 31.225 ojivas nucleares que poseía en 1967.
Esta desusada transparencia le dio a Obama legitimidad y liderazgo para plantear varias exigencias a nivel global. Estimular el desarme, obligar a quienes no firmaron todavía pacto alguno, como Israel, a que transparenten su arsenal y arremeter contra Corea del Norte e Irán, para que abandonen sus planes nucleares so pena de castigo internacional: “Quienes hacen caso omiso a sus obligaciones se encuentran menos seguros, menos prósperos y más aislados”, aseguró Obama.
Su mensaje directo sobre el posible uso de fuerza militar disuasiva contra los países díscolos, si las sanciones económicas no prosperan, fueron la “última advertencia” para el desafiante presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, quien, basado en el principio de "energía nuclear para todos y armas nucleares para nadie", afirmó ante la ONU que no detendrá su plan nuclear ni permitirá inspecciones foráneas. Ahmadinejad, al mejor estilo de su íntimo amigo Hugo Chávez, acusa al Organismo Internacional de Energía Atómica de estar manipulada por EEUU, pregonando la creación de un nuevo organismo mundial, del que esperaría que respete su secretismo e intenciones de borrar a Israel de la faz de la tierra.
En cambio en Latinoamérica, respetuosa del tratado de Tlatelolco de 1967 que proscribe las armas nucleares, Obama no encontró escollos. Entre los países con capacidad nuclear, la argentina Cristina Kirchner brindó garantías para recibir comisiones verificadoras, el chileno Sebastián Piñera ya comenzó a enviar plutonio a EEUU por razones de mayor seguridad y Felipe Calderón aceptó la cooperación de EEUU y Canadá para reducir el enriquecimiento del uranio mexicano, evitando que pueda ser utilizado en bombas atómicas.
Lo único que le resta a Obama en el sur es convencer a Luis Inácio da Silva para terminar de cercar a Irán. Es que el presidente brasileño todavía ve como ineficiente un bloqueo económico contra ese país, a pesar de que brega por la eliminación “total e irreversible” de armas nucleares para que los terroristas no las adquieran. Lo que tal vez no comprende Lula, el líder más influyente del mundo según la revista Time, es que las sanciones económicas son la alternativa más potable para alcanzar la paz nuclear.
3 comentarios:
No creo que Lula sea de verdad "el mas influyente del mundo". Esos calificativos son muchas veces comprados por motivos publicitarios. La prensa esta tratando de enzalzar a ese farsante por razones que la mayoria desconoce pero que pronto saldran a la luz. De repente los gringos quieren que sea el proximo secretario de la ONU.....
Que buena Broma Paraguaná! Cómo decía un Cantautor Venezolano, Alí Primera. Siempre tratan de enrredar y hacer ver a nuestro líder Hugo Chávez Frías, cómo terrorista....Si seguro es falso que el padre de esa criatura llamada Bomba Atómica , USA o EUA, no manipula a ningún organismo, llámese ONU, Banco Mundial, FMI, OEA, entre otros; Si como nó! Cómo si nos chupáramos el dedo...Estos blogueros nos ven cara de mensos....! Que bróma con ésta política; el trasfondo de todo esto No es Hugo Chávez, ni mucho menos nuestra Democracia; tiene un sólo norte: PETRÓLEO....MÁS PETRÓLEO......MÁS PETRÓLEO......
EL gobierno americano no es diferente a ningun imperio de los siglos pasados y como tal se comporta. No por puro gusto es poderoso, pero como se ve la paz no llega ni llegara. Se creyo q mejorando las relaciones con Rusia todo acabaria. Nadie penso en Irak, Iran y Afganisthan.
El Nobel de la Paz fue lo mas ironico que le pudo suceder a Obama, un premio por sus buenos deseos.
La paz no vendra y pretexos simpre habran, Petroleo? si puede ser o es.
Chavez, no es necesario ser adivino, terminara como todos los dictadores en sudamerica asi dure veinte o treinta anios, a no ser que alguien muestre alguno con diferente destino.
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