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noviembre 27, 2013

Legalizar marihuana y cuatro elementos uruguayos

El Senado de Uruguay terminó por dar pie firme a la legalización de la marihuana, convirtiéndose el Estado, a partir de ahora, en el único productor y vendedor de esa droga, al menos en los papeles.

Es el primer Estado latinoamericano en asumir el control y negocio de la marihuana, tratando de dar respuesta a experiencias fracasadas de lucha contra las drogas, ya sean estas de países consumidores o de producción y trasiego.

El sueño de este experimento uruguayo es convertirse en un referente en el mundo entero sobre cómo combatir al narcotráfico y a las drogas. Se trata de un país chico y bien estructurado ni tan centralista como otros, con poca pobreza, no tanta corrupción y con una justicia decente – incluyendo fuerzas del orden - cuatro elementos que no lo hacen atractivo al narcotráfico.

Habrá que seguir bien de cerca este experimento porque de repente arroja algunos resultados importantes para que puedan ser imitados por otros países. Sin embargo, hay dos cosas que deben tenerse en cuenta.

Primero, que no muchos países de la región poseen esos cuatro elementos uruguayos o, al menos, no tienen el equilibrio necesario entres ellos. Puede que un país no sea tan centralista y que no descuide a todos los sectores sociales o los más alejados de la ciudad capital, pero que tenga una justicia débil o una policía corrupta. Es decir, no puede haber política estatal contra el narcotráfico sino se generan fuentes de trabajo y se deja el clientelismo de lado. Si no se atienden a las poblaciones marginadas o lejanas a los centros de poder, casi siempre las capitales de los países. O si la corrupción es permitida o está institucionalizada en el país.

Segundo y más importante, combatir las drogas con la legalización de la marihuana es una fantasía si se cree que con ello se neutralizará al narcotráfico y sus negocios, los que van más allá de los estupefacientes orgánicos, elaborados o sintéticos. El narco no solo recalará con negocios más allá de la no tan ofensiva marihuana, que no tienen que ver necesariamente con las drogas sino con las ganancias que estas  generan y sus negocios conexos. Es decir, con el lavado de dinero a través de bancos fraudulentos, con el blanqueo de capitales en la construcción y las inversiones inmobiliarias, con el financiamiento de campañas electorales, con la filantropía para ayudar en causas sociales y nobles, con el tráfico de personas, con los secuestros, los robos, la pornografía y de todo ese profundo submundo del crimen organizado y las mafias.


El experimento uruguayo no debe ser tomado como referencia, como quieren hacerlo algunos políticos argentinos, hay que dejar que el tiempo permita ver sus resultados. Por ahora es un sueño deseado que puede terminar siendo una partecita de una gran pesadilla.

agosto 01, 2013

Marihuana legalizada: ¿Es la respuesta?

La tendencia está en alza. Varios estados en EE.UU. legalizaron su consumo y producción y ayer la Cámara de Diputados de Uruguay convirtió a ese país en el primero en hacerlo en América Latina; aunque falta la aprobación del Senado uruguayo.
La futura y muy posible ley regula la producción, el consumo y la venta de la marihuana, algo que años atrás varios ex presidentes latinoamericanos como Henrique Cardoso, César Gaviria y Ernesto Zedillo, consideraban que era el camino más apropiado para que el Estado deje de tener una mirada netamente represiva en la lucha contra el narcotráfico.
Los argumentos a favor de la legalización indican que es la mejor forma de regular un mercado y así poder tener políticas coherentes de salud para atender a los adictos y no atestar las cárceles de consumidores que no cometen el delito de comerciar con las drogas, sino solo de consumirlas.
Los argumentos no huelen a mucha consistencia ni esencia. El problema de la droga es mucho más profundo. El narcotráfico no desaparecerá, comerciará drogas más fuertes e incentivará un mercado negro con marihuana con aditamentos más tóxicos.
Es entendible el tema de las cárceles atestadas de inocentes y que los adictos representan un problema de salud pública y no penal. Pero debiera entonces incentivarse leyes para que el Estado brinde más recursos en programas de salud apropiados, ya que legalizar no hará que haya menos consumo, sino lo contrario.
La legalización de la marihuana acarrea otro tipo de problemas más allá de los legales y de salud pública, sino de educación y moralidad, sobre la distinción de lo bueno y lo malo, del bien y del mal.
Cuando el tema se trató en California, escribí una columna. Reproduzco algunos párrafos:

“Quienes favorecen la legalización del cannabis anteponen conceptos prácticos y económicos. Estiman que California recaudará 1,4 billones de dólares al año en impuestos. Se ahorrarán miles de millones por no tener que procesar a criminales que ya no lo serán y gastos carcelarios que ascienden a 216.000 dólares al año por cada delincuente juvenil encarcelado, en contraste con 8.000 dólares que se gasta por un niño en el sistema público escolar. Estiman que la legalización blanqueará el mercado y reducirá los precios de la droga; suficientes disuasivos para los narcotraficantes.

Quienes están en contra saben que la marihuana detona enfermedades psiquiátricas, provoca adicción, incentiva el uso de drogas más fuertes, desinhibe conductas delictivas, atrae efectos negativos al hogar, en el trabajo y provoca mayores accidentes, por lo que los ahorros se transferirán como gastos a otro sector. La sociedad estará más enferma y el narcotráfico no se diluirá, se enfocará en otros negocios y productos más rentables. 
La legalización de la marihuana abrirá puertas insospechadas. Es un error si se fundamentan criterios económicos por sobre los problemas de salud pública o los efectos negativos al núcleo familiar, así como minimizar la necesaria discusión ética sobre el tema y sus repercusiones morales. 
La permisividad legal que se conceda hoy a la marihuana nos debiera hacer reflexionar sobre el después. ¿Será que la ambición nos llevará en el futuro a legalizar drogas más duras y peligrosas?”.

noviembre 03, 2010

La Marihuana perdió

Comparto mi columna publicada por varios periódicos, titulada “Marihuana: ¿Y después”, en la que describo los graves desafíos que hubiera creado un voto favorable a la Propuesta 19 en California, por medio de la cual se legalizaba la marihuana.

En mi opinión, la legalización hubiera acarreado mayores problemas de los que buscaba solucionar. Me siento reconfortado que la Prepuesta 19 perdió. He recibido numerosos e-mails criticando esta posición de gente que, con motivos muy válidos también, creen que la legalización servirá para detener al narcotráfico y el crimen organizado.

Esta es mi columna: “Las elecciones del próximo martes en California son trascendentales, no porque se elegirá al sucesor del gobernador Arnold Schwarzenegger, sino por la posibilidad de que los votantes aprueben la legalización de la marihuana, haciendo prevalecer el interés económico por sobre la apreciación ética del consumo de drogas ilícitas y, además, por sus repercusiones en las políticas para combatir el narcotráfico, en especial en América Latina.

Mal o bien, la marihuana viene ganando terreno. En poco más de una década, se convirtió de droga ilícita a permitida para uso medicinal, en 14 estados de EEUU y su capital. Luego la despenalización de su consumo se aceptó en varios países latinoamericanos y ahora, si los californianos votan a favor por la Propuesta 19, será legal su cultivo, posesión, compra y uso recreativo para mayores de 21 años.

Las últimas encuestas muestran que la Propuesta 19 está perdiendo terreno entre los votantes hispanos. La regulación del uso de marihuana con fines médicos en California es una de las más liberales del país. Se trata de una droga cada vez más aceptada, como lo manifiesta el 50% de los californianos, 13% más que en 1969; una tendencia favorecida quizás por la imagen de médicos recetando en kiosquitos de playa a cualquier usuario que argumente dolor de cabeza.

Quienes favorecen la legalización del cannabis anteponen conceptos prácticos y económicos. Estiman que California recaudará 1,4 billones de dólares al año en impuestos. Se ahorrarán miles de millones por no tener que procesar a criminales que ya no lo serán y gastos carcelarios que ascienden a 216.000 dólares al año por cada delincuente juvenil encarcelado, en contraste con 8.000 dólares que se gasta por un niño en el sistema público escolar. Estiman que la legalización blanqueará el mercado y reducirá los precios de la droga; suficientes disuasivos para los narcotraficantes.

Quienes están en contra saben que la marihuana detona enfermedades psiquiátricas, provoca adicción, incentiva el uso de drogas más fuertes, desinhibe conductas delictivas, atrae efectos negativos al hogar, en el trabajo y provoca mayores accidentes, por lo que los ahorros se transferirán como gastos a otro sector. La sociedad estará más enferma y el narcotráfico no se diluirá, se enfocará en otros negocios y productos más rentables.

Independientemente de los argumentos, la Propuesta 19 generará dos desafíos adicionales. El gobierno de Barack Obama tendrá mayores dificultades para imponer la ley federal criminal contra las drogas en California, ya que tendrá que lidiar con una explosión de nuevos negocios como firmas de abogados y ligas de defensa del consumidor o franquicias, que prevén la venta de marihuana on-line o a domicilio como si fuera pizza, o como aditivos en comidas rápidas y helados.

Pero el mayor desafío es para Latinoamérica. La legalización es una nueva contradicción de EEUU, un país que apoya la erradicación de las drogas y el narcotráfico gastando millones en los países de la región, a través de los planes Colombia y Mérida, pero que hace cada vez menos para reducir el consumo; en definitiva, el mayor incentivo de los narcotraficantes.

En una cumbre regional esta semana, el mandatario colombiano Juan Manuel Santos ilustró el desafío que se avecina, preguntándose cómo podía poner preso a un campesino pobre de su país por plantar marihuana cuando será legal producirla, traficarla y consumirla en el mercado más rico del mundo.

El presidente mexicano Felipe Calderón, quien más de cerca está sufriendo los estragos del tráfico de drogas, se sumó a las críticas pidiendo a sus connacionales en California que voten en contra de la Propuesta 19, mientras el Congreso de su país desempolvó varios proyectos de ley que buscarían alinearse a la posible legitimación del otro lado de la frontera.

La legalización de la marihuana abrirá puertas insospechadas. Es un error si se fundamentan criterios económicos por sobre los problemas de salud pública o los efectos negativos al núcleo familiar, así como minimizar la necesaria discusión ética sobre el tema y sus repercusiones morales.

La permisividad legal que se conceda hoy a la marihuana nos debiera hacer reflexionar sobre el después. ¿Será que la ambición nos llevará en el futuro a legalizar drogas más duras y peligrosas?”.

marzo 01, 2009

Pornografía, marihuana y crisis

La crisis económica parece que afecta a muchos, especialmente a las mentes de varios políticos estadounidenses que quieren legalizar actividades ilícitas como el consumo de marihuana y penalizar actividades lícitas como la pornografía.
En varios estados, como en Washington, Texas y Nueva York, reaparecieron algunos legisladores con la intención de recaudar dinero mediante la penalización impositiva a la pornografía, tanto de revistas que se venden en kioscos como la que se venda o propaga por internet.

Ya en otros estados como California, Kansas y Tennessee hay impuestos especiales a la pornografía, a la prostitución encubierta. Si bien no estoy de acuerdo con la propagación de la pornografía, y mucho menos si es ilegal, considero que es un atropello a la libertad de expresión tener que “penalizar” una actividad lícita. Mejor, deberían los políticos, sin consideran indeseable esta disciplina, directamente declararla ilegal. No porque una actividad sea desagradable para algunos debe tener que ser discriminada por el Estado con impuestos especiales, como sucede con el cigarrillo.

Por otro lado, los creativos de los políticos californianos, decidieron ahora que tratarán de legalizar la marihuana a nivel recreativo – ya es legal por cuestiones medicinales - como un método de recaudar dinero para solventar el déficit económico que tiene el estado.

Parece mentira que los problemas económicos quieran ahora resolverse creando otros mayores como los que desencadenaría legalizar una droga.
El proyecto de ley pondría a la marihuana al mismo nivel que el alcohol ya que estaría prohibida su compra para menores de 21 años. Según un estudio, el estado podría recaudar alrededor de mil millones en caso de que se aplicaran impuestos de 50 dólares por cada onza de droga que se venda, estimándose que su valor en el mercado caería en el 50%.

Sin embargo, otro estudio marca lo peligroso que sería convertir a la marihuana en legal, ya que subiría automáticamente en un 40% su consumo. Lo que el legislador no contempló, es que legalizar la marihuana es una cuestión de moral, por cuanto se estaría admitiendo que una droga no es mala.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...