Mostrando entradas con la etiqueta Jornadas Mundiales de la Juventud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Jornadas Mundiales de la Juventud. Mostrar todas las entradas

julio 27, 2013

Francisco conecta con jóvenes

Muchos pensaban que a los jóvenes solo les atraía el éxito rápido, el despilfarro alocado y el sexo fácil, por eso no entienden la conexión especial que tienen con un viejo que les pide no frustrase ante la injusticia, luchar contra la corrupción, hacer lío en las diócesis y ayudar al prójimo.

Vaya responsabilidad la de los jóvenes, muchos de los cuales llegaron a Río de Janeiro con la esperanza de ser consolados ante sus frustraciones por la injusticia y el desempleo. El problema es que se encontraron con el papa Francisco que, lejos de darles una palmadita de consuelo en la espalda, les comprometió para que transformen y revolucionen sus mundos.

¿Por qué los jóvenes se muestran tan energizados ante semejante responsabilidad? Porque Francisco, zorro viejo, si bien habló desde la esperanza, la fe y en Cristo, no tocó temas polémicos doctrinarios que lo podrían alejar de los jóvenes y aquellos no católicos, sino que se enfocó en un mensaje más terrenal e incluyente, pidiéndoles luchar contra la desigualdad y abrazar a los marginados desde la caridad y la humildad.

De sonrisa fácil, gestos simpáticos y voz suave, Francisco se percibe como oveja mansa, pero debajo de esa piel se esconde un sentido firme y exigente de justicia. En Río le dio igual desafiar al gobierno brasileño, al avalar las protestas multitudinarias que reclaman contra la corrupción, que desairar a los políticos latinoamericanos que piensan combatir el narcotráfico legalizando las drogas; retar a sus obispos que todavía no se desprenden de los lujos, que exigir a la sociedad civil no olvidarse de los viejos, jóvenes y pobres.

La fortaleza de la conexión de Francisco, es que los jóvenes se pueden identificar con alguien auténtico, que convierte palabras en hechos. No solo por los sorprendentes gestos de desprendimiento franciscano, como volar en aviones de línea, no usar autos de lujo o comer arroz y frijoles, sino por los gestos más complejos. Esos que derivaron en el procesamiento de obispos por lavado de dinero, en la exposición de los curas pedófilos a la justicia, en las directivas de mayor transparencia para el banco del Vaticano y en una jerarquía eclesiástica menos oscura y más colegial.

No es la primera vez que el Papa revoluciona desde Brasil y que muestra la firmeza de su carácter. En esta tierra de grandes desigualdades, durante la V Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe en 2007, siendo arzobispo de Buenos Aires, lideró la redacción del documento final, que ya dejaba entrever la filosofía humilde que abrazó en el Vaticano: “La Iglesia debe liberarse de todas las estructuras caducas que no favorecen la trasmisión de la fe”.

Es una feliz coincidencia que las Jornadas Mundiales de la Juventud hayan convocado a Francisco a Brasil, donde ejerció como megáfono de multitudes bulliciosas que claman por más justicia e igualdad. Un país en el que si bien los católicos siguen emigrando a otras religiones, también es donde la Iglesia puede mostrar su altura moral por el trabajo que desde hace décadas hace con los más humildes a través de las comunidades de base. Un modelo de exportación muy en sincronía con la nueva filosofía papal.

Bergoglio también se va con las alforjas cargadas. No solo del cariño y del respeto, sino también de ideas sobre la mesa que pusieron los jóvenes y los no tanto, como el brasileño Leonardo Boff, el teólogo de la liberación proscrito por los papas anteriores. Reclamaron que el celibato no sea obligatorio, sino opcional, y que las mujeres puedan ser ordenadas.  

Por eso nadie, ni el papa ni los jóvenes hablaron de dogmas, de temas difíciles que los pudieran distanciar, sino prefirieron enfocarse en costumbres y tradiciones, más fáciles de cambiar. La revolución dogmática corresponderá a papas del futuro, Francisco ya tiene suficiente en su agenda. 

No hay que confundirse. Francisco es un papa duro y exigente, contrario a su apariencia. A los jóvenes no les dio esperanza, sino que les exigió compromiso. Les pidió que no se sientan defraudados por aquellos que en vez de buscar el bien común, persiguen su propio interés. “No se habitúen al mal, sino a vencerlo”, palabras simples, pero que comprometen a los jóvenes a una tarea mayúscula. 

julio 24, 2013

No es x católicos, sino x célibes

Francisco está desparramando por Brasil toda su personalidad. Tiene una especial conexión con los jóvenes a través de su simpleza y humildad terrenales. No solo los jóvenes católicos sienten ese “engagement” con el Papa, sino aquellos que lo miran desde la vereda cristiana de los evangélicos y quienes se declaran agnósticos o ateos.

Incluso aquellos que protestan por los gastos del Estado - los 57 millones de dólares que cuesta su visita, continuando los reclamos de estas semanas por los exuberantes costos de los estadios para el Mundial y las Olimpíadas – miran de reojo simpático al Papa, porque habla y practica lo mismo que piden ellos: que haya gobiernos y una Iglesia más comprometida con los pobres, menos corrupción, menos ostentación de la riqueza, más frugalidad, más acción.

Aunque estas Jornadas Mundiales de la Juventud se consideren especiales porque en Brasil la Iglesia Católica quiere reconectar y energizar a los jóvenes para que no emigren a otras religiones y sigan produciendo una sangría en el país más católico del mundo, el mensaje que está escuchando el Papa tiene que ver más con las reformas dentro de la Iglesia. Francisco seguramente está escuchando.

El mensaje no tiene que ver mucho ni con la corrupción ni con la pedofilia, dos temas que Francisco ya ha dado muestras de que está enfrentando desde que fue elegido pontífice. Tampoco tiene que ver con doctrina ni teología, sino con costumbres de siglos transformadas en tradición. Dos de ellas, muy importantes, como la ordenación de las mujeres y la opción por el celibato.

Los jóvenes católicos – según un sondeo reciente – en un 62% está a favor del sacerdocio femenino y 72% está en contra del celibato. En estos días, en un renacer mediático del cura Leonardo Boff, uno de los padres de la Teología de la Liberación que fue prácticamente proscripto por Benedicto XVI y Juan Pablo II, habló especialmente de la esperanza de reforma eclesiástica que trae Francisco y apuntó, como uno de los deberes, a que el celibato debe transformarse en una opción, no en una obligación.

Boff consideró que los 100 mil curas que salieron de la Iglesia Católica para casarse pudieran volver para seguir con su apostolado y vocación. Boff considera que sin la obligación del celibato en Brasil, donde solo hay 17 mil curas, se podrían tener los necesarios 120 mil sacerdotes.

Francisco debería escuchar este clamor pragmático de los jóvenes. El celibato es una tradición que entorpece cubrir las necesidades del servicio apostólico, espiritual y humano que él promueve, pero además coarta las vocaciones de quienes quieren servir a través de la espiritualidad católica y procurar su propia familia, dos opciones que no son para nada incompatibles.


En la encuesta entre los jóvenes, otras cuestiones pragmáticas también surgieron, aunque no tienen que ver con la tradición sino con la doctrina, por lo que probablemente serán temas que deberán quedar para un futuro muy lejano. Un ejemplo es que el 82% de los jóvenes está de acuerdo con los métodos anticonceptivos y un 62% a favor del aborto.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...