Las elecciones legislativas del domingo pasado en Argentina, y la plena y prolongada campaña electoral que les antecedió, fue el tapabocas y el tapaojos que impidió al público y a los medios observar el desastre gubernamental en torno a la epidemia de fiebre porcina.
El gobierno argentino, más ensimismado y preocupado por los resultados del domingo, trató al tema de la fiebre porcina con la misma indiferencia y escepticismo que trató al dengue en los meses pasados.
Con más de 50 muertos ahora y miles de contagiados, la epidemia de la fiebre AH1N1 parece ser un problema difícil de controlar, ya que no se han activado los mecanismos de prevención a tiempo. Ahora ya es tarde y lo que se avecina no es el control de la epidemia, sino curar una enfermedad.
Argentina está adoptando recién ahora en la etapa de la enfermedad, lo que México adoptó en la etapa preventiva, cuando por primera vez, el gobierno azteca salió el 23 de abril a la noche a contarle al mundo que se había detectado un brote y de inmediato declaró que a partir del día siguiente, el viernes, todos los eventos masivos eran suspendidos.
Cuando México adoptó todas las medidas ese fin de semana, muchas de las cuales fueron vistas como exageradas, todavía no había habido ninguna muerte. Sin embargo, asumió el costo político, y tuvo que soportar, días después, que algunos países, como Cuba y Argentina, entre otros, cerraran sus fronteras a los mexicanos a pesar de las recomendaciones en contrario por parte de la Organización Mundial de la Salud. De hecho, en aquella época, el embajador argentino en México debió disculparse.
Pero a contrapelo de la política preventiva mexicana, Argentina adopta recientemente las medidas preventivas, luego de decenas de muertos y miles de afectados. Es también una medida de cálculo político, en este caso de error político. Las elecciones obnubilaron al gobierno, a los medios y a la población, mientras que la ineficiente actuación de las autoridades sanitarias traerá consecuencias nefastas a la salud pública.
1 comentario:
soy mexicano y vivo en el DF. Es cierto que el gobierno mexicano tomo medias muy drásticas para controlar la epidemia, por primera vez en mi vida vi cerrar escuelas, hospitales, futbol, todo en el DF estaba cerrado. Pero quiero aclarar que ya se habian presentado al menos unas 10 muertes antes de iniciar la cuarentena. Lo que sí puedo aplaudir de mi gobierno, tanto del presidente como del alcalde de la ciudad de México es que hoy ya no hay tantos casos de influenza y se están preparando para cuando esta epidemia repunte en el invierno.
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