La medición de la corrupción se hace sobre la base de las percepciones. Transparencia Internacional establece un índice de percepción anual en el que cataloga – de acuerdo a numerosas variantes como por ejemplo si se han adoptado normas de transparencia – cuán corrupto es un país comparándolo a otros 180.
A Guatemala (donde estamos dictando con la SIP un curso sobre investigación y lavado de dinero) como al resto de los países latinoamericanos no le va nada bien, formando así parte de un denominador común, en que las naciones más subdesarrolladas o más pobres o con menos niveles de libertad de expresión, suelen ser los más corruptos.
De acuerdo al sociólogo, Alejandro Urizar, de Acción Ciudadana en Guatemala, su país obtuvo en 1998 un índice de 3.1 en la escala de 0 a 10, siendo 0 el extremo más corrupto, aunque en años posteriores decayó y luego del 2004 volvió a una puntuación del 3.2, debido a que se adoptaron normas estructurales, tales como: la creación de Guatecompras en 2003; la designación de un Comisionado Presidencial por la Transparencia en 2004; la reforma de la ley electoral y de partidos políticos en 2004; ratificación de la Convención sobre la Corrupción de la ONU en 2006; la creación del Vice ministerio de Transparencia en 2008 y también este año la aprobación de la Ley de Acceso a la Información Pública.
Pero todo esto es sobre la base de las percepciones institucionales. Urizar presentó otro cuadro de percepciones pero basadas en las de los ciudadanos de a pie, de los propios guatemaltecos sobre qué piensan de la corrupción en su país.
El 60% de los guatemaltecos piensa que es imposible acabar con la corrupción, y que es más imposible todavía a nivel nacional, ya que consideran que los hechos ilícitos son cometidos y permanecen más impunes en la élite del país.
El 68% percibió que la corrupción de este año es mayor a la del año pasado y menor al del próximo. Dato este que demuestra un pesimismo apabullante de la ciudadanía.
Para combatir la corrupción, el 96% estima que se debe aumentar y mejorar la educación en el hogar, que los medios deben denunciarla continuamente y que se debe premiar a los funcionarios no corruptos para incentivar a los demás.
El 87% piensa que los políticos forman parte del grupo más corrupto y el 44.5% estima que el sistema judicial débil es el responsable de que no se pueda avanzar en contra de la corrupción.
Los guatemaltecos piensan que las siguientes instituciones ayudan a combatir la corrupción, en el siguiente orden: la familia, la iglesia, los grupos de mujeres, medios de comunicación en el cuarto, el gobierno, el ejército, las empresas, los sindicatos, la policía y, último, los partidos políticos.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
noviembre 13, 2008
noviembre 12, 2008
Obamanía: imágenes y percepciones
La victoria impresionante de Barack Obama este 4 de noviembre es histórica en muchos sentidos, no solo porque ganó en Estados Unidos sino en el mundo entero. Rompió paradigmas y estereotipos. Impuso récords y superó pronósticos.
El senador por Illinois ha merecido adhesiones de gobernantes con ideologías de A hasta la Z, y ha cosechado simpatías de las masas que lo vitorearon y celebraron en la Kenia de su abuela paterna, y en pueblitos de China, como de Japón, Líbano, Brasil o México.
No hubo portada de diario ni editorial, ni sitio de internet, ni cadena de televisión en cada continente que se haya resistido a la obamanía. En gran medida, la buena imagen creada sobre el Presidente electo, ha servido para profundizar y castigar la percepción negativa y decadente de George Bush.
Obama se ha transformado en una marca. La fuerza de sus palabras lo han convertido en un natural encantador de masas. La proyección de una personalidad equilibrada, sobria e inteligente y el apoyo de un aparato propagandístico soberbio, lo transformaron en un ícono casi a la altura de lo que representan Juan Pablo II o Lady Di, aunque con la particularidad sorprendente de que aún no hizo mucho en su corta carrera, que sólo ganó procesos electorales, y a que le restan tres meses para su primera orden ejecutiva.
La potencia y atracción que genera la imagen de Obama en el mundo no es por lo que hizo o creó, sino por la expectativa de lo que hará. En el exterior, su elección despierta la esperanza de que Estados Unidos reformará su liderazgo, borrando estos años en que se tejieron dos guerras y una crisis financiera con devastador efecto dominó. En lo interno, la expectación es restablecer el crédito, crear empleos, evitar que la recesión sea profunda y fortalecer la seguridad ante el terrorismo.
No se puede negar la inteligencia de Obama y la de su equipo para crear su aureola. Fue exitoso en desafiar al “establishment” de Washington y alimentó su campaña con promesas tangibles. Pero su virtud mayor fue la forma de hacer política, modificándola totalmente en el proceso. Si bien se benefició del apoyo de la prensa tradicional, utilizó con éxito las nuevas tecnologías encandilando a jóvenes que lo vieron por YouTube, lo leyeron en sus celulares con mensajes de texto, lo chatearon en Facebook y lo inundaron de donaciones de entre 5 y 10 dólares cada una, con lo que desplegó la campaña política más costosa y efectiva de la era moderna, permitiéndole derribar rivales de talla como Hillary Clinton y John McCain.
Más allá de la creación de la imagen, gracias a su natural condición étnica - no por los hechos, ya que lo había desafiado Jesse Jackson por su indiferencia a enarbolar los principios del movimiento de los derechos civiles de la década del 60 y fue manchado por el racista pastor Jeremiah Wright - Obama encarna la esperanza para morigerar el racismo y la discriminación de las minorías, dando así continuidad a las luchas que eternizaron Martin Luther King, Malcolm X, Rosa Parks y el mismo Jackson, personajes a los que incluso ya sobrepasó en notoriedad y popularidad.
Los desafíos para Obama son grandes y no sólo están basados en la realidad de una crisis económica e internacional apremiante. No se podrá dar el lujo que tuvieron otros presidentes electos de tener una transición parsimoniosa. La reacción de los mercados de estos primeros días demuestra que aunque las imágenes pueden ser positivas y reflejar optimismo, todo se mueve de acuerdo a las percepciones y, en este caso, a la perspectiva de cambio, principal lema de su campaña. En una época perturbadoramente acelerada, se pretenden cambios repentinos.
Obama lleva un lastre muy pesado, porque más allá de la realidad que tiene que enfrentar, su imagen se ha sobredimensionado casi hasta una idolatría mesiánica e irreal. Como cualquier producto del marketing, el éxito y la lealtad a la marca dependerán de cómo podrá satisfacer las expectativas creadas.
Lo importante, sin embargo, es que la obamanía mundial representa un voto de confianza para él y para el país, y existe la esperanza de que el cambio se proyecte más allá de las fronteras.
El senador por Illinois ha merecido adhesiones de gobernantes con ideologías de A hasta la Z, y ha cosechado simpatías de las masas que lo vitorearon y celebraron en la Kenia de su abuela paterna, y en pueblitos de China, como de Japón, Líbano, Brasil o México.
No hubo portada de diario ni editorial, ni sitio de internet, ni cadena de televisión en cada continente que se haya resistido a la obamanía. En gran medida, la buena imagen creada sobre el Presidente electo, ha servido para profundizar y castigar la percepción negativa y decadente de George Bush.
Obama se ha transformado en una marca. La fuerza de sus palabras lo han convertido en un natural encantador de masas. La proyección de una personalidad equilibrada, sobria e inteligente y el apoyo de un aparato propagandístico soberbio, lo transformaron en un ícono casi a la altura de lo que representan Juan Pablo II o Lady Di, aunque con la particularidad sorprendente de que aún no hizo mucho en su corta carrera, que sólo ganó procesos electorales, y a que le restan tres meses para su primera orden ejecutiva.
La potencia y atracción que genera la imagen de Obama en el mundo no es por lo que hizo o creó, sino por la expectativa de lo que hará. En el exterior, su elección despierta la esperanza de que Estados Unidos reformará su liderazgo, borrando estos años en que se tejieron dos guerras y una crisis financiera con devastador efecto dominó. En lo interno, la expectación es restablecer el crédito, crear empleos, evitar que la recesión sea profunda y fortalecer la seguridad ante el terrorismo.
No se puede negar la inteligencia de Obama y la de su equipo para crear su aureola. Fue exitoso en desafiar al “establishment” de Washington y alimentó su campaña con promesas tangibles. Pero su virtud mayor fue la forma de hacer política, modificándola totalmente en el proceso. Si bien se benefició del apoyo de la prensa tradicional, utilizó con éxito las nuevas tecnologías encandilando a jóvenes que lo vieron por YouTube, lo leyeron en sus celulares con mensajes de texto, lo chatearon en Facebook y lo inundaron de donaciones de entre 5 y 10 dólares cada una, con lo que desplegó la campaña política más costosa y efectiva de la era moderna, permitiéndole derribar rivales de talla como Hillary Clinton y John McCain.
Más allá de la creación de la imagen, gracias a su natural condición étnica - no por los hechos, ya que lo había desafiado Jesse Jackson por su indiferencia a enarbolar los principios del movimiento de los derechos civiles de la década del 60 y fue manchado por el racista pastor Jeremiah Wright - Obama encarna la esperanza para morigerar el racismo y la discriminación de las minorías, dando así continuidad a las luchas que eternizaron Martin Luther King, Malcolm X, Rosa Parks y el mismo Jackson, personajes a los que incluso ya sobrepasó en notoriedad y popularidad.
Los desafíos para Obama son grandes y no sólo están basados en la realidad de una crisis económica e internacional apremiante. No se podrá dar el lujo que tuvieron otros presidentes electos de tener una transición parsimoniosa. La reacción de los mercados de estos primeros días demuestra que aunque las imágenes pueden ser positivas y reflejar optimismo, todo se mueve de acuerdo a las percepciones y, en este caso, a la perspectiva de cambio, principal lema de su campaña. En una época perturbadoramente acelerada, se pretenden cambios repentinos.
Obama lleva un lastre muy pesado, porque más allá de la realidad que tiene que enfrentar, su imagen se ha sobredimensionado casi hasta una idolatría mesiánica e irreal. Como cualquier producto del marketing, el éxito y la lealtad a la marca dependerán de cómo podrá satisfacer las expectativas creadas.
Lo importante, sin embargo, es que la obamanía mundial representa un voto de confianza para él y para el país, y existe la esperanza de que el cambio se proyecte más allá de las fronteras.
noviembre 11, 2008
El papel de los diarios
Fue una sacudida fuerte cuando Bill Gates hace un par de años pronosticó que el papel de diarios dejaría de existir para el 2030. En un discurso posterior frente a los miembros de la asociación de diarios estadounidenses, el propietario del The New York Times, Arthur Sulzberger Jr., desmintió a Gates diciendo que el papel no desaparecería en el 2030, sino en el 2013.
Todos pensaron que había sido una broma de mal gusto o una mera irrealidad, aunque todos quedaron un poco temerosos que esas palabras pudieran ser proféticas, dado que ya había comenzado a agudizarse una crisis para los diarios estadounidenses que ahora es cada vez más profunda y notable. A la baja de circulación, a la caída de los ingresos por publicidad y al alto costo de los insumos, ésta que es una verdadera industria, está debilitándose a pasos acelerados.
Las proyecciones de Gates y Sulzberger estaban un poco erradas. Semanas atrás, uno de los diarios de referencia, el Cristian Science Monitor, que ganó siete premios Pulitzer a la excelencia de la práctica periodística, anunció que a partir del 2009 está abandonando su impresión en papel para reducir costos y ofrecerá su versión de días de semana solamente en internet.
John Yemma, el director del Diario, dijo que “estamos pegando el salto que la mayoría de los diarios harán definitivamente en los próximos cinco años”, presagiando una tendencia que indefectiblemente irá en ascenso.
No se trata que los diarios desaparecerán, sino que simplemente están cambiando su plataforma o su forma de llegar al público. En un par de años, la “venta” de papel se hará insostenible y las nuevas generaciones están muy acostumbradas a las pantallas y otro tipo de medios. Muy pronto, el papel como lo conocemos incluso el reciclable, ambos de celulosa, serán parte del pasado. El papel se transformará, será una filmina tecnológica que permanecerá siempre con nosotros, a la que los periódicos o centros distribuidores le enviarán noticias actualizadas de acuerdo a nuestro gusto y elección. Y lo que temen ahora muchos, de que no se puede entrar al baño con una pantalla, sí se podrá con un papel líquido, de cuarzo, flexible o en los diferentes tipos que los veremos, y que será indestructible.
Lo importante, más allá del medio utilizado, es que los periódicos no deben desaparecer como fuentes y propaladores de información, porque son los medios de referencia, los que gozan de mayor credibilidad y los que realmente apuestan a la discusión sobre los valores de la vida, el desarrollo y la democracia. Ese, más allá del medio o el sostén, es el verdadero papel de los diarios.
Todos pensaron que había sido una broma de mal gusto o una mera irrealidad, aunque todos quedaron un poco temerosos que esas palabras pudieran ser proféticas, dado que ya había comenzado a agudizarse una crisis para los diarios estadounidenses que ahora es cada vez más profunda y notable. A la baja de circulación, a la caída de los ingresos por publicidad y al alto costo de los insumos, ésta que es una verdadera industria, está debilitándose a pasos acelerados.
Las proyecciones de Gates y Sulzberger estaban un poco erradas. Semanas atrás, uno de los diarios de referencia, el Cristian Science Monitor, que ganó siete premios Pulitzer a la excelencia de la práctica periodística, anunció que a partir del 2009 está abandonando su impresión en papel para reducir costos y ofrecerá su versión de días de semana solamente en internet.
John Yemma, el director del Diario, dijo que “estamos pegando el salto que la mayoría de los diarios harán definitivamente en los próximos cinco años”, presagiando una tendencia que indefectiblemente irá en ascenso.
No se trata que los diarios desaparecerán, sino que simplemente están cambiando su plataforma o su forma de llegar al público. En un par de años, la “venta” de papel se hará insostenible y las nuevas generaciones están muy acostumbradas a las pantallas y otro tipo de medios. Muy pronto, el papel como lo conocemos incluso el reciclable, ambos de celulosa, serán parte del pasado. El papel se transformará, será una filmina tecnológica que permanecerá siempre con nosotros, a la que los periódicos o centros distribuidores le enviarán noticias actualizadas de acuerdo a nuestro gusto y elección. Y lo que temen ahora muchos, de que no se puede entrar al baño con una pantalla, sí se podrá con un papel líquido, de cuarzo, flexible o en los diferentes tipos que los veremos, y que será indestructible.
Lo importante, más allá del medio utilizado, es que los periódicos no deben desaparecer como fuentes y propaladores de información, porque son los medios de referencia, los que gozan de mayor credibilidad y los que realmente apuestan a la discusión sobre los valores de la vida, el desarrollo y la democracia. Ese, más allá del medio o el sostén, es el verdadero papel de los diarios.
noviembre 10, 2008
Uruguay se suma a la transparencia
El gobierno de Uruguay dio un paso importante para fortalecer la democracia en al promulgar una ley de Ley de Acceso a la Información Pública – Ley 18.381–, que el Congreso aprobó por unanimidad, y en cuyo artículo primero se define su finalidad: “Tiene por objetivo promover la transparencia de la función administrativa de todo organismo público, sea o no estatal, y garantizar el derecho fundamental de las personas a la información pública”.
Uruguay se suma así a otros gobiernos de las Américas con acceso como Antigua y Barbuda, Belice, Canadá, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Trinidad Tobago. Mientras tanto, en Argentina, Barbados, Brasil y Paraguay sigue habiendo indicios de que se retomarán negociaciones en los congresos para dictar normas similares.
Más allá de la buena noticia, varios grupos defensores de la libertad de expresión y los derechos humanos uruguayos han manifestado ciertos reparos en cuanto a las excepciones que tipifica la ley y esperan que puedan disiparse las dudas cuando se reglamente, ya que de lo contrario podría ir en contra del propio espíritu de los estándares internacionales que solicitan la máxima transparencia con “restricciones excepcionales”, que tienen que ver con la seguridad nacional.
Existen varios artículos que han sido cuestionados, entre ellos, el Art. 7 sobre la “reserva de datos personales de carácter sensible”; el 8 referido a la “reserva parcial de la información” y el 10 sobre la “reserva por razones comerciales o científicas”.
Como siempre planteo en estos casos, la comunidad internacional deberá mantenerse alerta para que no se vulneren los derechos que la ley dice que garantizará, pero es importante reconocer que este es un relevante para la democracia. Perfectible por cierto.
Uruguay se suma así a otros gobiernos de las Américas con acceso como Antigua y Barbuda, Belice, Canadá, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana y Trinidad Tobago. Mientras tanto, en Argentina, Barbados, Brasil y Paraguay sigue habiendo indicios de que se retomarán negociaciones en los congresos para dictar normas similares.
Más allá de la buena noticia, varios grupos defensores de la libertad de expresión y los derechos humanos uruguayos han manifestado ciertos reparos en cuanto a las excepciones que tipifica la ley y esperan que puedan disiparse las dudas cuando se reglamente, ya que de lo contrario podría ir en contra del propio espíritu de los estándares internacionales que solicitan la máxima transparencia con “restricciones excepcionales”, que tienen que ver con la seguridad nacional.
Existen varios artículos que han sido cuestionados, entre ellos, el Art. 7 sobre la “reserva de datos personales de carácter sensible”; el 8 referido a la “reserva parcial de la información” y el 10 sobre la “reserva por razones comerciales o científicas”.
Como siempre planteo en estos casos, la comunidad internacional deberá mantenerse alerta para que no se vulneren los derechos que la ley dice que garantizará, pero es importante reconocer que este es un relevante para la democracia. Perfectible por cierto.
noviembre 08, 2008
AutoShow de Miami: crisis y sueños

La industria de los automóviles está entrando a su peor crisis de la historia. La debacle económica ha hecho que las ventas de las grandes automotrices estadounidenses hayan mermado hasta en un 40% como para GM y Ford, y que las Japonesas como Honda y Toyota alcanzaran casi el 30%. El gobierno estadounidense está pensando también pasar un plan de rescate ya que el país no puede seguir aumentando la tasa de desempleo. Los planes de compra y de leasing de automóviles están entregando incentivos considerables, como el paquete de "venta a precio de empleado" de la Chevrolet y de Cadillac, pero ni así las ventas remontan.
A pesar de ello, el AutoShow de Miami que se inició este viernes en el Miami Beach Convention Center permite seguir soñando a pesar de la crsisis. Mermó la cantidad de visitantes comparado a la asistencia de años anteriores, al menos este sábado que visité la feria con mi esposa, pero no disminuyó la oferta de modelos nuevos, híbridos, futurísticos y extravagantes. Aquí les paso algunas de las fotos de los autos que más me llamaron la atención, como el McLaren arriba de estas líneas que estaba en el "Pasaje del Millón de Dólares", junto a Rolls Royce, Lamborghini, Ferrari, Aston Martin y Maserati.

Gran Turismo Maserati

Rolls Royce, capota de acero inoxidable
Petrocassettes: Escándalos e información
Las decisiones éticas son siempre las más difíciles de adoptar cuando se trata de tener que discernir si se debe o no publicar una información cuando es obtenida en forma subrepticia. Tenía un discurso sobre acceso a la información pública preparado para la conferencia de este 5 de noviembre en el Congreso de Lima (parte de nuestra agenda de la SIP), pero tuve enseguida que cambiar el contenido ya que el público estaba más entusiasta de escuchar mi opinión sobre el escándalo de los “petro-cassettes”. Se trata de información que fue grabada en forma subrepticia entre funcionarios y dirigentes de compañías petroleras y que tras ser publicada, arrasó con un gran número de funcionarios del gobierno de Alan García.
El hecho involucró al director de la empresa estatal Perú-Petro, Alberto Quimper, al ex ministro de Agricultura, Rómulo León Alegría y al abogado Ernesto Arias Schreiber por los delitos de corrupción de funcionarios, patrocinio indebido, tráfico de influencias y asociación ilícita para delinquir. El escándalo estalló cuando el programa de televisión "Cuarto Poder" transmitió unas cintas grabadas subrepticiamente entre enero y septiembre, en las que Quimper negocia "una ayudita" con el ex ministro Rómulo León, representante oculto de Discover Petroleum, para que a esa empresa se le entregaran cinco pozos de exploración petrolera, como en efecto ocurrió.
“Cuarto Poder” decidió publicar los audios, pero otros medios - como el diario El Comercio que también recibió la información, decidió no hacerlo - dado que habían llegado en forma anónima a la sala de Redacción.
En este escenario, estas fueron mis palabras:
Tenemos que aclarar y distinguir algo, para hacer un análisis:
Primero a los hechos hay que verlos desde el punto de vista que la misión del periodismo es publicar, publicar y publicar. Desde esta perspectiva se analiza luego si la información es de interés público, que consecuencia traerá a los afectados y los beneficios sociales de su publicación; todo ello en un clima de autorregulación, en el que prima siempre la decisión de publicar. Esto es distinto a tener que pensar, como primera instancia, que no se debe publicar debido a alguna decisión judicial posterior, el temor a una demanda o a los intereses particulares en juego, o a otros aspectos penalizados por las leyes, como por ejemplo, la vida privada de una persona o la seguridad nacional.
Segundo al tratarse información tomada en forma subrepticia hay que analizar otros aspectos, como por ejemplo si los periodistas la han conseguido mediante métodos ilegales o anti éticos (como pueden ser cámaras ocultas o traspasar la propiedad privada) o si se les ha hecho llegar por otras fuentes las cuales han cometido los delitos o las faltas de ética, como fue en este caso de los “petro-cassettes”.
Tras el análisis y teniendo en cuenta el interés público y tras intentar obtener la información sin éxito por medios, y teniendo la mayor presunción de que la información es fidedigna, la prensa “no puede renunciar a la difusión de asuntos que hacen al interés público y al bien común”, como explican las Aspiraciones de la SIP.
Es cierto que si bien se reclama que no debe haber censura previa, como lo destacan varias constituciones y la Convención Americana, también es verdad que existen ciertos límites, que la libertad de prensa no es absoluta y que debe responder a responsabilidades ulteriores, las que deben estar establecidas por ley. Entre estas, se cuentan el derecho a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas.
Sin embargo, para la aplicación de estos límites, para sopesar si la protección del honor o la moral pública o la seguridad nacional tienen mayor jerarquía que la libertad de informar y saber, es necesario que haya jueces probos, independientes y sabios que sean capaces de interpretar y conocer los valores de la libertad de prensa más allá de lo estrictamente estipulado por leyes que suelen ser demasiado restrictivas. La debilidad de los poderes judiciales o su dependencia al poder político ha conspirado muchas veces contra la libertad de prensa y de expresión.
Ha sido, en muchos casos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que dictó jurisprudencia sobre libertad de prensa después de que tribunales nacionales escatimaron su relevancia. La película La Ultima Tentación de Cristo en Chile por cuestiones de moral pública; el caso del periodista Mauricio Ulloa en Costa Rica condenado por dañarle la reputación a un político corrupto que engañó a toda una sociedad o el del periodista-político Jorge Carpio Nicolle asesinado en Guatemala, son algunos ejemplos.
En Estados Unidos donde todavía existen debates ríspidos sobre el Acta Patriótica y los límites impuestos al trabajo periodístico, el caso de los Documentos del Pentágono es uno de los mejores exponentes de la lucha entre la libertad de informar y la seguridad nacional. En la década del 70, el New York Times decidió publicar los documentos que el gobierno había calificado de clasificados, incluso a pesar de que el ministro de Justicia afirmara que su publicación estaba penada por ley.
Tras una prohibición judicial, el diario apeló y la Corte Suprema terminó fallando a su favor, determinando que el gobierno no había demostrado que la publicación causaría “daño directo, inmediato e irreparable al interés nacional”.
Volviendo al caso que nos ocupa sobre los “petrocassettes”, conforme al principio de que el debate de asuntos públicos debe estar libre de inhibiciones, ser vigoroso y abierto, se debe entender que puede haber ataques cáusticos contra el gobierno y los funcionarios públicos.
Los periodistas, cuando sopesan esto y consideran que hay informaciones que son de interés público, como en el caso de los “petrocassettes” y considerando que no todo lo que establecen las leyes es bueno y lícito, están llamados a desafiar las reglas con el fin de que prevalezca la libertad de prensa.
En este caso, el interés público prevaleció y ello llevó a que el gobierno reconozca conductas corruptas y procedió a corregirlas. No siempre ocurre de esta forma cuando se denuncian escándalos, pero es obligación del periodismo no pensar en los resultados sino en la obligación moral de publicar.
El hecho involucró al director de la empresa estatal Perú-Petro, Alberto Quimper, al ex ministro de Agricultura, Rómulo León Alegría y al abogado Ernesto Arias Schreiber por los delitos de corrupción de funcionarios, patrocinio indebido, tráfico de influencias y asociación ilícita para delinquir. El escándalo estalló cuando el programa de televisión "Cuarto Poder" transmitió unas cintas grabadas subrepticiamente entre enero y septiembre, en las que Quimper negocia "una ayudita" con el ex ministro Rómulo León, representante oculto de Discover Petroleum, para que a esa empresa se le entregaran cinco pozos de exploración petrolera, como en efecto ocurrió.
“Cuarto Poder” decidió publicar los audios, pero otros medios - como el diario El Comercio que también recibió la información, decidió no hacerlo - dado que habían llegado en forma anónima a la sala de Redacción.
En este escenario, estas fueron mis palabras:
Tenemos que aclarar y distinguir algo, para hacer un análisis:
Primero a los hechos hay que verlos desde el punto de vista que la misión del periodismo es publicar, publicar y publicar. Desde esta perspectiva se analiza luego si la información es de interés público, que consecuencia traerá a los afectados y los beneficios sociales de su publicación; todo ello en un clima de autorregulación, en el que prima siempre la decisión de publicar. Esto es distinto a tener que pensar, como primera instancia, que no se debe publicar debido a alguna decisión judicial posterior, el temor a una demanda o a los intereses particulares en juego, o a otros aspectos penalizados por las leyes, como por ejemplo, la vida privada de una persona o la seguridad nacional.
Segundo al tratarse información tomada en forma subrepticia hay que analizar otros aspectos, como por ejemplo si los periodistas la han conseguido mediante métodos ilegales o anti éticos (como pueden ser cámaras ocultas o traspasar la propiedad privada) o si se les ha hecho llegar por otras fuentes las cuales han cometido los delitos o las faltas de ética, como fue en este caso de los “petro-cassettes”.
Tras el análisis y teniendo en cuenta el interés público y tras intentar obtener la información sin éxito por medios, y teniendo la mayor presunción de que la información es fidedigna, la prensa “no puede renunciar a la difusión de asuntos que hacen al interés público y al bien común”, como explican las Aspiraciones de la SIP.
Es cierto que si bien se reclama que no debe haber censura previa, como lo destacan varias constituciones y la Convención Americana, también es verdad que existen ciertos límites, que la libertad de prensa no es absoluta y que debe responder a responsabilidades ulteriores, las que deben estar establecidas por ley. Entre estas, se cuentan el derecho a la reputación de los demás, la protección de la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas.
Sin embargo, para la aplicación de estos límites, para sopesar si la protección del honor o la moral pública o la seguridad nacional tienen mayor jerarquía que la libertad de informar y saber, es necesario que haya jueces probos, independientes y sabios que sean capaces de interpretar y conocer los valores de la libertad de prensa más allá de lo estrictamente estipulado por leyes que suelen ser demasiado restrictivas. La debilidad de los poderes judiciales o su dependencia al poder político ha conspirado muchas veces contra la libertad de prensa y de expresión.
Ha sido, en muchos casos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos la que dictó jurisprudencia sobre libertad de prensa después de que tribunales nacionales escatimaron su relevancia. La película La Ultima Tentación de Cristo en Chile por cuestiones de moral pública; el caso del periodista Mauricio Ulloa en Costa Rica condenado por dañarle la reputación a un político corrupto que engañó a toda una sociedad o el del periodista-político Jorge Carpio Nicolle asesinado en Guatemala, son algunos ejemplos.
En Estados Unidos donde todavía existen debates ríspidos sobre el Acta Patriótica y los límites impuestos al trabajo periodístico, el caso de los Documentos del Pentágono es uno de los mejores exponentes de la lucha entre la libertad de informar y la seguridad nacional. En la década del 70, el New York Times decidió publicar los documentos que el gobierno había calificado de clasificados, incluso a pesar de que el ministro de Justicia afirmara que su publicación estaba penada por ley.
Tras una prohibición judicial, el diario apeló y la Corte Suprema terminó fallando a su favor, determinando que el gobierno no había demostrado que la publicación causaría “daño directo, inmediato e irreparable al interés nacional”.
Volviendo al caso que nos ocupa sobre los “petrocassettes”, conforme al principio de que el debate de asuntos públicos debe estar libre de inhibiciones, ser vigoroso y abierto, se debe entender que puede haber ataques cáusticos contra el gobierno y los funcionarios públicos.
Los periodistas, cuando sopesan esto y consideran que hay informaciones que son de interés público, como en el caso de los “petrocassettes” y considerando que no todo lo que establecen las leyes es bueno y lícito, están llamados a desafiar las reglas con el fin de que prevalezca la libertad de prensa.
En este caso, el interés público prevaleció y ello llevó a que el gobierno reconozca conductas corruptas y procedió a corregirlas. No siempre ocurre de esta forma cuando se denuncian escándalos, pero es obligación del periodismo no pensar en los resultados sino en la obligación moral de publicar.
noviembre 07, 2008
Lo más difícil en el periodismo
Participé en Lima de una conferencia en el Congreso entre legisladores y periodistas que nos abocamos a tratar dos temas inquietantes para ambos grupos y la sociedad. El acceso a la información pública y los crímenes contra periodistas irresueltos.
Fui panelista, pero más allá del tema general de acceso, me enfrasqué en la discusión sobre el papel de los medios de comunicación y del periodismo para ofrecer información que es obtenida ilícitamente y cómo se debe sopesar el valor del interés público por sobre el interés del periodismo o ante las prohibiciones que marca la ley.
El tema fue traído a colación por el caso de los “petro-cassetes” un escándalo de escuchas telefónicas clandestinas que luego de que fue publicado por algunos medios – otros decidieron no hacerlo – involucró al gobierno de Alan García, obligado a cambiar gran parte de su gabinete salpicado por la corrupción.
En el post de mañana ofreceré mi charla (que la estoy editando) y por el momento dejo esta entrevista que me sacaron hoy en diario El Comercio de Lima.
"Las decisiones éticas son las más difíciles en el periodismo"
El director de Libertad de Prensa de la SIP participó en Lima en un foro en el Congreso
Por Gerardo Caballero Rojas
Directivos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), representantes del Consejo de la Prensa Peruana, directores de medios y congresistas analizaron la situación de la libertad de expresión y la democracia en el Perú. Entre los representantes del organismo hemisférico estuvo presente Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la SIP, quien se refirió al deber ético y al acceso a la información.
¿En el caso de audios o videos obtenidos ilícitamente qué debe primar: el respeto a la Constitución y las leyes o el deber de informar sobre actos de corrupción?
El deber del periodista es informar a sus lectores y que se genere un diálogo en la redacción para decidir si (la información) se puede publicar o no. En este caso (de los audios entre Rómulo León y Alberto Quimper), no fue un material obtenido ilícitamente por los periodistas. A ellos les fue dado como una denuncia pública. Además, lo que siempre tratan de hacer los periodistas es analizar las consecuencias, tomando en cuenta que la información sea necesaria para el público. El segundo aspecto consiste en establecer si hay algunas consecuencias relevantes para los funcionarios, para los afectados o para el propio medio. Y eso surge del constante diálogo en la redacción.
¿Y en el caso de audios ocurrido recientemente en el Perú?
Ni un caso es igual al otro. Se trata de discusiones diferentes. Obviamente tiene que haber un esfuerzo del periodista por tratar de identificar la fuente, pero en ocasiones esas fuentes no son identificables y prevalece el interés público.
Pero a veces son identificables, incluso se puede reconocer un interés comercial o político.
No existe una regla básica para decir a los medios qué tienen y qué no tienen que hacer. Eso depende de la política editorial del medio y del grado de necesidad de información. En esas situaciones no hay el periodista bueno y el periodista malo. Lo que hay es una serie de aspectos grises que se deben diferenciar. Siempre se dice que las decisiones éticas son las más difíciles de tomar en el periodismo porque se basan precisamente en esos grises.
¿Debe ser el periodista quien decide si se publica un material como el de los audios Quimper-León, o debería ser una instancia como el Poder Judicial?
No, tiene que ser el propio medio. La instancia judicial tendrá que ver si el periodista tiene responsabilidades ulteriores, pero nunca debería la justicia determinar la censura previa.
Fui panelista, pero más allá del tema general de acceso, me enfrasqué en la discusión sobre el papel de los medios de comunicación y del periodismo para ofrecer información que es obtenida ilícitamente y cómo se debe sopesar el valor del interés público por sobre el interés del periodismo o ante las prohibiciones que marca la ley.
El tema fue traído a colación por el caso de los “petro-cassetes” un escándalo de escuchas telefónicas clandestinas que luego de que fue publicado por algunos medios – otros decidieron no hacerlo – involucró al gobierno de Alan García, obligado a cambiar gran parte de su gabinete salpicado por la corrupción.
En el post de mañana ofreceré mi charla (que la estoy editando) y por el momento dejo esta entrevista que me sacaron hoy en diario El Comercio de Lima.
"Las decisiones éticas son las más difíciles en el periodismo"
El director de Libertad de Prensa de la SIP participó en Lima en un foro en el Congreso
Por Gerardo Caballero Rojas
Directivos de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), representantes del Consejo de la Prensa Peruana, directores de medios y congresistas analizaron la situación de la libertad de expresión y la democracia en el Perú. Entre los representantes del organismo hemisférico estuvo presente Ricardo Trotti, director de Libertad de Prensa de la SIP, quien se refirió al deber ético y al acceso a la información.
¿En el caso de audios o videos obtenidos ilícitamente qué debe primar: el respeto a la Constitución y las leyes o el deber de informar sobre actos de corrupción?
El deber del periodista es informar a sus lectores y que se genere un diálogo en la redacción para decidir si (la información) se puede publicar o no. En este caso (de los audios entre Rómulo León y Alberto Quimper), no fue un material obtenido ilícitamente por los periodistas. A ellos les fue dado como una denuncia pública. Además, lo que siempre tratan de hacer los periodistas es analizar las consecuencias, tomando en cuenta que la información sea necesaria para el público. El segundo aspecto consiste en establecer si hay algunas consecuencias relevantes para los funcionarios, para los afectados o para el propio medio. Y eso surge del constante diálogo en la redacción.
¿Y en el caso de audios ocurrido recientemente en el Perú?
Ni un caso es igual al otro. Se trata de discusiones diferentes. Obviamente tiene que haber un esfuerzo del periodista por tratar de identificar la fuente, pero en ocasiones esas fuentes no son identificables y prevalece el interés público.
Pero a veces son identificables, incluso se puede reconocer un interés comercial o político.
No existe una regla básica para decir a los medios qué tienen y qué no tienen que hacer. Eso depende de la política editorial del medio y del grado de necesidad de información. En esas situaciones no hay el periodista bueno y el periodista malo. Lo que hay es una serie de aspectos grises que se deben diferenciar. Siempre se dice que las decisiones éticas son las más difíciles de tomar en el periodismo porque se basan precisamente en esos grises.
¿Debe ser el periodista quien decide si se publica un material como el de los audios Quimper-León, o debería ser una instancia como el Poder Judicial?
No, tiene que ser el propio medio. La instancia judicial tendrá que ver si el periodista tiene responsabilidades ulteriores, pero nunca debería la justicia determinar la censura previa.
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