Venerada como la meca de la diversión y el lujo mundial, Miami Beach suele acarrear la atención de quienes quieren divertirse y salir a parrandear todo el tiempo.
Pocos saben, sin embargo, que esta ciudad que se volvió moda gracias al rejunte de farándula, al asesinato de Versace y la vivienda de Al Capone, al renacimiento del Art Decó y a la sede de mega ferias artísticas como Art Basel, se ha transformado en la ciudad con mayor disparidad de ingresos en Estados Unidos.
Miami Beach es una especie de Brasil latinoamericano, en donde existe la mayor brecha entre multimillonarios y pobres, siendo ambas clases bien abundantes. Según la oficina del Censo que está preparando los datos para esta nueva década, señala que un 20% de su población tiene el 62.3% de los ingresos, mientras que otro 20% tiene el 2.3% del ingreso.
Pero esta no es la única curiosidad. En esta década, el Censo descubrió que los ingresos se redujeron en la mayoría de las ciudades del país así como aumentó el desempleo, lo que motivó una suba de los índices de pobreza. Todo esto mucho antes de que sucediera la crisis hipotecaria y financiera, a las que se le suelen achacar todos los males actuales.
Turismo más escaso, hoteles y restaurantes más vacíos, edificios sin terminar, apartamentos embargados, inmigrantes deportados, contrastan, sin embargo, con el neón y la espuma de las olas turquesas que para esta época atraen a canadienses y europeos, que con moneda más fuerte, poco les importa si hay ricos o pobres.
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