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septiembre 11, 2012

Once años después del 9/11


El gobierno estadounidense sigue manteniendo una fuerte presión contra Al Qaeda en todo el mundo, desde Somalia hasta Yemen y el norte de África y esa ofensiva es la razón por la que se respira mayor tranquilidad en el país, pese a que en aniversarios como éste, a once años de la tragedia, todos los ciudadanos escuchan de “reojo” por si algo puede volver a suceder.

Entre la muerte de Osama Bin Laden el año pasado y la del “número dos” en la Península Arábiga, el saudí Said al Shahri, ayer, por parte de tropas de Yemen, y las bajas que han causado los drones, a los terroristas cada vez se les hace más difícil estar a la ofensiva cuando deben gastar recursos, tiempo y estrategias para ver cómo sobrevivir.

Ciertamente, el aire de mayor tranquilidad en EE.UU. debido al asesinato de Bin Laden, y al clima de aparente mayor seguridad que se respira, le brindan al presidente Barack Obama una mayor ventaja que a los republicanos para las próximas elecciones de noviembre.

La Zona Cero en Nueva York, pese a que todavía el museo para conmemorar la vida de las más de tres mil víctimas no fue inaugurado debido a conflictos entre jurisdicciones políticas entra la ciudad y el estado de Nueva York, será hoy un sitio de peregrinación y recordación importante.

En otros lados, siempre habrá agoreros que piensan y están convencidos, que fue el propio gobierno el que se auto infligió los atentados para poder justificar las guerras e invasiones en el exterior. La misma tesis que a muchos llevan a pensar que la bandera estadounidense  en suelo lunar es solo una escenografía más de Hollywood o que el terremoto que devastó a Haití hace un par de años es un nuevo experimento del Pentágono para destruir países y ahorrar en guerras.

Pese a todas las ópticas desde donde pueda mirarse el 9/11, lo que sí es evidente once años después, es que aquellos atentados han cambiado la forma de cómo vivimos en este mundo y de cómo lo percibimos.

noviembre 17, 2008

Policías y periodistas bajo acecho

Sin dudas México es el país con mayores riesgos para ejercer el periodismo y mantener la seguridad. Casi a diario, el crimen organizado se cobra la vida de un periodista, desaparece a otro, secuestra o intimida mediante atentados contra los medios con la intención primordial de que campee la autocensura, o acribilla a policías para crear un sentimiento general de caos y miedo.

Ambas profesiones están más expuestas en los estados que tienen frontera con Estados Unidos donde el narcotráfico no solo comete crímenes contra la población en general y entre las mismas bandas disputándose el territorio, sino que además tiene infiltrados a muchos gobiernos y el resto de los poderes públicos.

Medios, periodistas y policías viven bajo acecho. Son comunes las decisiones de los periodistas y propietarios de autocensurarse para no sufrir represalias y proteger sus vidas. Muchos periodistas están abandonando la profesión, los más jóvenes no quieren entrar, y esto se replica entre otras profesiones expuestas al riesgo, y algunos se venden al mejor postor haciendo “relaciones públicas” para los narcos. Muchos policías y militares también dejan sus posiciones, algunos desertan o se pasan al bando de los malos, para tener una vida más holgada, pero peligrosa.

En Ciudad de Juárez, en el limítrofe estado de Chihuahua, que por años salió a la luz internacional debido al “feminicidio”, la semana pasada fue asesinado el periodista Armando Rodríguez, de El Diario, siendo ya 29 periodistas mexicanos los que fueron abatidos en los últimos tres años, ocho de ellos desaparecidos.
Las filas policiales también fueron afectadas este fin de semana. Fue acribillado José Sanguinés, comandante de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) de Chihuahua, con sede en Ciudad Juárez, recibiendo más de un centenar de balazos, tratándose de un mensaje de intimidación para todo aquel que no acepte las “reglas de juego” del narco. El viernes había sido asesinado un capitán encargado de la seguridad pública de uno de los barrios de esa ciudad. En lo que va de este 2008, las fuerzas de seguridad de la ciudad perdieron a 59 personas a manos del crimen; mientras que en todo el país, las muertes violentas a manos del crimen organizado alcanzaron a 4.577 personas, casi el doble de los 2.673 crímenes registrados en el 2007.

Lo peor de todo esto, es que el Estado, el aparato judicial, se encuentra totalmente desbordado, por lo que la sociedad se cada día más vulnerable.

septiembre 11, 2008

Todo cambió después de Setiembre 11

Todos nos acordamos de los que hacíamos ese día. Imborrable. Yo iba hacia la oficina y la Radio Caracol me sorprendió con una noticia de último momento, una avioneta había sufrido un accidente contra una de las torres gemelas. Mientras subía a la Palmetto en Miami, llamé a mi mujer para que prenda el televisor. Par de millas más adelante, ya no era un accidente, sino un atentado, y eran dos Boeing los que se habían incrustado en las torres.

Abombado manejé hasta llegar y así quedé por varios días. Descubrí que todos estábamos así. Y por varias semanas. Por más que uno quisiera era difícil comprender. Tenía miedo y desconfianza por todo, y quedé como agazapado por meses esperando el nuevo golpe, especialmente en los aniversarios como hoy, y cada vez que veo un estadio lleno, una manifestación, o subo a un avión.

Me pregunto qué hubiera pasado sin ese atentado. ¿Qué seríamos hoy? Es que no solo cambió EE.UU. sino también el mundo. De pronto el terrorismo se globalizó. Bin Laden se transformó en el personaje más famoso. Ocurrieron guerras, alianzas desprestigiadas entre países y EE.UU. pasó de la simpatía y solidaridad mundial inmediata, a ser un país tan odiado como el propio Laden.

La guerra tres semanas después en Afganistan y la invasión del 2003 en Irak no resolvieron todavía nada. Y como si fuera poco, George W. Bush no pudo cumplir siete años después su promesa prioritaria de atrapar a Laden. Y también me pregunto. ¿Qué hubiera pasado si EE.UU. no hubiera llevado el conflicto hacia aquellos países? ¿Hubieran continuado los ataques en terreno propio? ¿Si atrapan a Laden, ya se evitaría el problema del terrorismo internacional?

Septiembre 11 cambió todo, la forma que nos comportamos, la forma que pensamos. La vida es distinta.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...