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agosto 17, 2009

Micheletti y los prejuicios por la CIDH

Los prejuicios del gobierno de Roberto Micheletti salieron a la luz durante la visita que empezó hoy la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, un organismo que si bien es parte de la OEA, tiene un carácter autónomo lo que la hace independiente de la política o de las influencias que pudiera tener de parte del secretario general de la institución, el chileno José Miguel Insulza.

Las declaraciones de la vicecanciller hondureña, Martha Lorena Alvarado, de que la misión pudiera traer una “visión parcializada” por ser parte de la OEA, son tan infelices como la del otrora primer canciller de Micheletti, Enrique Ortez Colindres, cuando calificó a Barack Obama como aquel “negrito” ignorante que “no sabe ni dónde está Tegucigalpa”; lo que a la postre le costó su puesto de trabajo.

Más que “atajarse” y tratar de descalificar a la CIDH, mejor sería que el gobierno de Micheletti prestara toda su colaboración a la comisión y que luego rechace o acepte su informe, que seguramente terminará por contener cosas a favor y en contra del gobierno; pero descalificar a la CIDH en forma previa es bastante infeliz y crear una cultura defensiva que no hace bien al nuevo gobierno.
En definitiva, en todos lados, los gobiernos, por más honestos o corruptos, conservadores o liberales, buenos o malos, no pueden controlar todas las situaciones generadas por las propias instituciones del Estado o paraestatales o ilícitas y al margen de la ley, por lo que siempre se debe estar atento a las violaciones a los derechos humanos. La vicecanciller debe aprender que una investigación no deslegitimiza a ningún gobierno, pero prestar la mayor cooperación, todo lo contrario.

Lo que no puede la canciller es partir de la base de que su gobierno es bueno y el anterior era malo. No creo que la CIDH vaya a tratar de establecer – y no es su misión - si en Honduras hubo golpe de Estado o una transición constitucional el 28 de junio pasado, sino más bien observará qué tipo de violaciones a los derechos humanos se están cometiendo, provengan de donde provinieren, sin distinciones de ideología o de grupos.

La CIDH es una institución con riguroso profesionalismo y es una garantía a nivel internacional para proteger nuestros derechos humanos cuando los sistemas estatales y judiciales a nivel local fallan. Siempre le quedará al gobierno de Micheletti desaprobar el informe si considera que su resultado no refleja la realidad, pero prejuzgar antes, es crear animosidad injustificable.

enero 12, 2009

Franja de Gaza: prejuicios y pasiones

El conflicto israelí-palestino es difícil de entender, así como los sentimientos históricos que existen en la región que se hunden en las tradiciones judaicas, cristianas y musulmanas.

Es difícil no simpatizar en forma apasionada con uno u otro sector. Se han escrito ríos de tinta a favor y en contra del derecho de Israel de utilizar la política de “ojo por ojo, diente por diente” y muchos ven una desproporción del militarismo israelí sobre el grupo terrorista de Hamas.

Muchos gobiernos se valen de la situación. Hugo Chávez, ajeno al conflicto, aprovecha para servirse de su estrategia anti estadounidense y simpatizar así con su nuevo aliado, el gobierno iraní que siempre ha negado el Holocausto.

Los medios informan, opinan y generan justificaciones y excusas, despertando en todos, pasiones según lo que leemos o escuchamos. En Estados Unidos la mayoría de los medios justifica la decisión judía de atacar a Hamas como método de defensa; en Europa, por una cuestión de mayor cercanía y por las comunidades de inmigrantes musulmanas y judías que alberga al mismo tiempo, se pide mesura, cese al fuego y reiniciar procesos de paz; en el mundo Árabe la condena a Israel es unánime; mientras que en América Latina, a pesar de que haya países como Argentina con la tercer colonia de judíos del mundo, los medios reflejan posturas parecidas a las encarnadas por Chávez, lo que demuestra el sentimiento anti estadounidense y, en algunos casos, un antisemitismo que preocupa.

Las opiniones que tenemos parecieran que están muy alejadas de lo que es el conflicto en sí y más apegadas a prejuicios y pasiones que tenemos o a los que fuimos adhiriendo según los medios que consumimos, o los que culturalmente se fueron tejiendo en la sociedad. Según esos prejuicios nos manifestamos a favor o en contra del derecho a la defensa, a las represalias, al ataque proporcional, al territorio, a bombardear o destruir túneles, al embargo económico. Todo ello difícil de entender.

Deambulando por los medios de aquellos países para ver que decían, me quedé con una frase de uno de los diarios más importantes de Israel, el Haaretz, de Tel Aviv, en cuyo editorial del 9 de enero titulado "Just Get Out", expresó: “Israel debe retirarse de la tira de Gaza y buscar un acuerdo que asegure un alto el fuego a largo plazo y prevenga el rearme de Hamas”.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...