La Navidad se acerca así como la época de los regalos. Apuesto a que nadie recibió uno mejor que la pareja gobernante argentina, la presidenta Cristina y el ex presidente Néstor Kirchner. La justicia determinó que no cometieron corrupción en la causa que se les seguía por enriquecimiento ilícito, aún no pudiendo explicar qué maravillas hicieron para que su patrimonio familiar aumentara en un año de 16.5 millones de pesos (unos cuatro millones de dólares aproximados) a 44.3 millones (más de 11 millones de dólares) en un solo año, lo que representa un aumento del 158% durante 2008 y de un 572% si se consiera el patrimonio que tenían cuando Néstor Kirchner asumió en el 2003.
Y eso que las ganancias del 158% de la pareja presidencial se dieron en momentos de la peor crisis económica mundial de las últimas décadas, por lo que muchos seguramente pensarán que es un derroche de talento tener a dos personajes como éstos en puestos ejecutivos, cuando deberían estar en mandos técnicos, frente al propio ministerio de Economía o al Banco Central.
Dejando el sarcasmo de lado, es que no se puede pensar de otra forma de la medida adoptada por el juez federal Norberto Oyarbide, quien sobreseyó a la pareja presidencial basado en informes de unos peritos contadores de la Corte Suprema de Justicia. No pareciera que hay mucha seriedad en estos peritajes o que la pareja presidencial tiene mucha suerte porque ya fue sobreseído en otras dos oportunidades por el mismo delito y sus causas archivadas. La primera cusa comprendió el período 1995-2004 9cerrada en el 2005) y la segunda por el período 2005-2007 (cerrada en el 2008).
Los que los medios argentinos reflotaron y sobre lo que el juez Oyarbide no dio explicaciones, son cifras realmente sorprendentes. Bajo el título de “Un regalo de Navidad”, el periodista Ricardo Roa de Clarín explica: “Declararon haber cobrado intereses en pesos equivalentes al 34% anual cuando los bancos pagaban en promedio un 13,8%. Y obtuvieron una renta del 47% por sus colocaciones en dólares aunque en el mercado la tasa fue del 3%. Otro milagro fue haber percibido por alquileres 11,7 millones de pesos. Unos leones para las finanzas y los negocios inmobiliarios”.
Según el periodista Adrián ventura en La Nación comenta que los Kirchner, en sus declaraciones juradas “explicaron que el incremento se debió a un aumento de lo que percibieron por el cobro de alquileres, a la venta de inmuebles a precios muy superiores a los de adquisición y a los intereses por sus depósitos bancarios. Uno de los mejores negocios que declararon los Kirchner fue la venta de un terreno fiscal en El Calafate que habían comprado en 2006 a $ 132.079 y que vendieron dos años después a $ 6.300.000. Sólo con esta operación ganaron más de seis millones de pesos”.
Lo que más sorprende de este regalo de Navidad es lo rápido que ha actuado la justicia, no acostumbrada a esta celeridad en temas de enriquecimiento. Hubiese sido mejor que hubiera sido lenta como en las demás causas – esperado al menos hasta después del período presidencial actual – así nadie hubiera sospechado que hubo algún arreglo político y no se hubiera deteriorado aún más la confianza en las instituciones.
¿Y uno se pregunta por qué no existe la misma celeridad para que se tome alguna decisión sobre la valija de Antonini Wilson y los ochocientos mil dólares que entraron en efectivo y tenían destino oficial?
Parece que la Navidad no es pareja para todos.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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diciembre 22, 2009
octubre 02, 2009
Controlar a los medios de comunicación
Hoy ya enfrentaremos el epílogo de un debate infructuoso y burlón al que los legisladores que responden al ex presidente Néstor Kirchner darán dictamen para que pronto la Ley de Servicios Audiovisuales sea una realidad: controlar a los medios de comunicación.
Mientras se estaban realizando unas audiencias para discutir cambios que pudieran limitar al gobierno y al Estado su avasallamiento contra los medios privados, anoche un cambio de timón en las discusiones del Senado permitió que el oficialismo obtuviera el permiso para tratar el proyecto sin modificaciones tal lo aprobó la Cámara de Diputados hace unos 15 días atrás.
La ley parece que se viene en un tiempo récord, y con votos cantados y contados, unos 38, lo permitirá a los Kirchner su más preciado botín: una ley que tendrá una autoridad de aplicación netamente dominada por el Poder Ejecutivo, lo que le permitirá controlar y discriminar quienes obtendrán licencias y sacarlas cuando los medios se porten mal; y exigir que lo que ellos consideran “monopolios”, como el caso Clarín, tengan solo un año para desprenderse de medios para no exceder el límite de licencias que configura la nueva ley, lo que finalmente no es más que un disfrazar de pluralidad y diversidad del espectro, ya que es realmente una forma de dividir para reinar, es decir aplacar a los críticos, comprar conciencias (además de medios propios) y crear una opinión favorable, allanando su propio camino para extender el reinado más allá del 2011.
Es decir, toda una política de Estado configurada por un ansia personal. Ni más ni menos.
Mientras se estaban realizando unas audiencias para discutir cambios que pudieran limitar al gobierno y al Estado su avasallamiento contra los medios privados, anoche un cambio de timón en las discusiones del Senado permitió que el oficialismo obtuviera el permiso para tratar el proyecto sin modificaciones tal lo aprobó la Cámara de Diputados hace unos 15 días atrás.
La ley parece que se viene en un tiempo récord, y con votos cantados y contados, unos 38, lo permitirá a los Kirchner su más preciado botín: una ley que tendrá una autoridad de aplicación netamente dominada por el Poder Ejecutivo, lo que le permitirá controlar y discriminar quienes obtendrán licencias y sacarlas cuando los medios se porten mal; y exigir que lo que ellos consideran “monopolios”, como el caso Clarín, tengan solo un año para desprenderse de medios para no exceder el límite de licencias que configura la nueva ley, lo que finalmente no es más que un disfrazar de pluralidad y diversidad del espectro, ya que es realmente una forma de dividir para reinar, es decir aplacar a los críticos, comprar conciencias (además de medios propios) y crear una opinión favorable, allanando su propio camino para extender el reinado más allá del 2011.
Es decir, toda una política de Estado configurada por un ansia personal. Ni más ni menos.
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