Barack Obama criticó con vehemencia durante la campaña electoral a George Bush por no retornar las tropas estadounidenses a casa, aunque ahora está haciendo exactamente los mismo o peor: no solo no las retira, sino que las incrementa, con un total de 30 mil soldados adicionales que enviará a partir de enero a Afganistán.
Más de 30 mil millones de dólares costará esta nueva escalada que se suma a los 400 mil millones ya gastados en los últimos ocho años, una cifra que hace mucha mella en las finanzas de los hogares estadounidenses, que seguramente harán bajar aún más la popularidad del presidente, a pesar de que anunció el retiro de las tropas a partir de mediados de 2011, como estrategia para morigerar las críticas.
Con esto queda demostrado que, demócratas o republicanos, por más que critiquen a sus contrincantes, siempre decidirán ir a la guerra cuando consideren que los intereses nacionales estén en juego, un mandato constitucional que no pueden desoír a pesar de su ideología.
Sobre esta idiosincrasia guerrerista de los presidentes estadounidenses escribí mi columna de diciembre de 2008. En algunos párrafos decía:
“La percepción - porque la memoria es corta y solo se recuerdan las tres últimas guerras, dos todavía en juego – es que los demócratas son más pacifistas que los republicanos; pero la realidad indica un mejor balance. La historia presidencial estadounidense está repleta de guerreros de ambos partidos, apoyados casi siempre en forma unánime por un Congreso bipartidista y con amplio respaldo popular, que se deteriora conforme no llegue la victoria.
Si bien los republicanos tienen en su haber la Guerra del Golfo con Bush padre y la de Vietnam que empezó a finales de los 50 con Dwight Eisenhower y terminó a mediados de los 70 con Gerald Ford; las otras no le correspondieron. La de Corea fue durante la presidencia del demócrata Harry Truman, cuando también Hiroshima y Nagasaki sufrieron la bomba atómica; mientras que la Segunda Guerra Mundial fue liderada por Franklin Roosevelt y la Primera por Woodrow Wilson, ambos demócratas.
En materia bélica, la diferencia entre demócratas y republicanos es mínima, como se puso de manifiesto este Setiembre 11 con el gesto de unidad nacionalista entre Obama y McCain. El candidato demócrata quien hasta hace poco reclamaba el retiro de las tropas de Irak, ahora promete un desvío de las mismas hacia Afganistán. Esto deja boquiabiertos a europeos y latinoamericanos, que se inclinan holgadamente hacia Obama por su vocación más diplomática; y no entienden cómo en materia de política exterior - manejo de la guerra - los estadounidenses prefieren tres a uno a John por sobre Barack.
Las guerras y el patriotismo son valores culturales que trascienden las filosofías partidarias. A la hora de la verdad, ambos son iguales y actúan similar”.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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