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marzo 31, 2011

Carter reconoce a disidentes, pero…

Lo mejor de la visita del ex presidente Jimmy Carter a Cuba fue el proverbial respaldo que le brindó a los disidentes, muchos de ellos recién liberados de la cárcel y que se negaron a ser desterrados. La visita fue buena en comparación a otras en meses anteriores, en las que muchos ex presidentes y presidentes llegaron a La Habana para rendirle pleitesía a Fidel Castro y a los 50 años de la revolución, pero ignoraron al movimiento disidente, porque no quisieron, por convicción ideológica o porque el régimen se los impidió.

Para los disidentes, según lo que declararon por CNN y otros medios, aunque no haya habido cosas concretas, se trató de un reconocimiento e incentivo notorios. Sin embargo, como medida política, creo que la visita de Carter a Cuba sirvió – como siempre – para que el régimen busque ventajas y que se concrete otro guiño de Barack Obama, quien de a poco ha venido flexibilizando el embargo, con lo que el régimen consigue dólares, para contrarrestar la enflaquecida billetera del filántropo Hugo Chávez.

Lo que no me gustó de Carter, al decir que deberían normalizarse las relaciones para favorecer al pueblo cubano, es que pide al gobierno estadounidense poner todo de su parte para levantar el embargo – y que fluyan los dólares hacia la isla – sin exigirle a los Castro que depongan la dictadura y dejen a los cubanos vivir en libertad y democracia. Me parece que su política por los derechos humanos es poco equitativa, porque si bien quiere mayor bienestar económico para los cubanos o que ese bienestar incentive las libertades, se olvida de que es el Estado el primero que debe velar por custodiar y garantizar que toda persona goce del derecho al libre albedrío.
Celebro que Carter se haya reunido con gente tan proscrita en su país como el prominente disidente Oscar Elías Biscet, el activista por los derechos humanos Elizardo Sánchez Santa Cruz, integrantes de las Damas de Blanco, los activistas católicos Dagoberto Valdés y Oswaldo Payá y las blogueras Yoani Sánchez, Claudia Cadelo y Laritza Diversen y el bloguero Reinaldo Escobar.

marzo 13, 2011

Bipolaridad a la cubana: Biscet y Gross

Cuba no ha dejado de regalarnos sorpresas en las últimas semanas. Por sus procederes recientes confirma que el régimen deambula con su personalidad bipolar entre medio de su esquizofrenia y su paranoia. Lo demuestra Fidel Castro con sus columnas que pretenden mayor cerramiento y las aperturas que su hermano Raúl quiere hacer desde el poder.

En realidad, los gobernantes cubanos nos regalan una de cal y otra de arena. Lo más positivo del año fue que esta semana el régimen liberó al disidente Oscar Elías Biscet, a pesar de que aceptó su liberación a cambio de no ser desterrado.
Aunque este médico opositor - quien estaba cumpliendo cárcel por una condena de 25 años desde el 2002 (ya había estado preso por tres años de 1999) por ‘‘actos contra la soberanía y la independencia del territorio nacional'' – está en libertad condicional y por cualquier motivo podrá ser reenviado a la cárcel, es igualmente una luz de esperanza para el movimiento disidente de la isla.

Pero cuando el régimen parecía congraciarse con la comunidad internacional, especialmente con la administración de Barack Obama que sigue relajando el embargo hacia la isla, la Justicia cubana (es decir el gobierno) condenó al contratista estadounidense Alan Gross, de 61 años.

La condena de Gross es a 15 años de cárcel por el uso de sistemas de comunicaciones entregados a la comunidad judía, considerado por el régimen un “proyecto subversivo del gobierno de Estados Unidos” por propiciar “actos contra la independencia o integridad territorial del Estado” para destruir el régimen de gobierno.

Seguramente el gobierno cubano busca así canjear a Gross con los cinco espías cubanos presos en EEUU, aunque las diferencias entre lo que hacían unos y otros es abismal.

De todos modos, lo de Gross, quien dependía de una agencia gubernamental para EEUU para sus actividades de donaciones de equipos de comunicación en la isla, tendrá que analizarse también desde el punto de vista de la soberanía de los estados y la intromisión que los gobiernos pueden hacer en otros países aunque los objetivos, como en este caso, sean loables, como es el de propiciar una mejor comunicación, mayor libertad de expresión y democracia.

Por lo pronto, Cuba nos sigue sorprendiendo con este tipo de noticias contradictorias dentro de un esquema político bipolar.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...