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febrero 08, 2012

Correa sigue castigando a periodistas


Nadie puede tener dudas ya de que en Ecuador la justicia está a favor del presidente Rafael Correa y contra la libertad de prensa. Ayer en un nuevo fallo, de varios que vienen favoreciendo al Presidente, los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, coautores del libro “El Gran Hermano”, fueron sentenciados por una jueza a pagar un millón de dólares en compensación por daño moral al Presidente.

“El Gran Hermano” es un libro en el que se describe los contratos privilegiados que el Estado ecuatoriano le había otorgado al hermano mayor del Presidente, Fabricio Correa, beneficiándolo con unos 80 millones de dólares y con pleno conocimiento de Rafael Correa. El Presidente negó saber algo de los contratos sobre lo que Fabricio lo desmintió, diciendo que él sí sabía. La investigación de los periodistas se corporizó en ese libro, pero antes fue denunciada por los periodistas mientras trabajaban en el diario Expreso, como una denuncia del propio hermano del Presidente.

Como siempre y haciendo buen uso de sus dotes manipulativas, el Presidente esquivó el bulto diciendo que él no sabía nada y que por eso demandaba a los periodistas en un juicio que solicitó 10 millones de dólares en compensación; aunque en una actitud magnánima y endiosada dijo que si los periodistas se retractaban él dejaría sin efecto la demanda.

Obviamente, los periodistas no se pueden retractar de algo que no dijeron como opinión sino que recabaron como denuncia de Fabricio Correa.

La Sociedad Interamericana de Prensa reaccionó rápidamente. Dijo que se trata de un nuevo caso judicial desproporcional en materia de indemnización por el que se trata de infundir autocensura en todos los periodistas. Agregó que implica un golpe al periodismo investigativo y al deber que le asiste al gobierno de que debe rendir cuentas y ser transparente.

La SIP también argumentó, a través de su presidente Milton Coleman, respeto a principios de la jurisprudencia interamericana sobre que los funcionarios públicos deben estar más expuestos a las críticas y a que el fallo desconoció el criterio de la real malicia o la comprobación de que el demandado tuvo intención expresa de causar un daño. También se argumentó que las medidas civiles de responsabilidad ulterior pueden también configurar censura indirecta con un carácter de mayor inhibición que las responsabilidades penales (Corte Interamericana de Derechos Humanos del 29 de noviembre de 2011, “Caso Fontevecchia y D’Amico vs. Argentina).

La SIP recordó la declaración conjunta de 2000 entre el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Libertad de Opinión y Expresión, el Representante de la OSCE sobre Libertad de los Medios y el Relator Especial de la OEA para la Libertad de Expresión, respecto a las indemnizaciones: “Las sanciones civiles por difamación no deben ser de tales proporciones que susciten un efecto inhibitorio sobre la libertad de expresión, y deben ser diseñadas de modo de restablecer la reputación dañada, y no de indemnizar al demandante o castigar al demandado; en especial, las sanciones pecuniarias deben ser estrictamente proporcionales a los daños reales causados, y la ley debe dar prioridad a la utilización de una gama de reparaciones no pecuniarias”.

noviembre 22, 2011

El Gran Hermano


Fui invitado anoche a la librería Books & Books de Miami por Guillermo Lousteau del Instituto Interamericano para la Democracia para presentar al periodista Juan Carlos Calderón, escritor, junto a Christian Zurita, del libro El Gran Hermano, que retrata los negocios corruptos del hermano mayor del presidente Rafael Correa, Fabricio, con el estado ecuatoriano.

El caso de Calderón y Zurita, demandados por el presidente Correa por 10 millones de dólares y por una ministra del Gobierno, demuestran como los periodistas de investigación son perseguidos judicialmente en Ecuador. La libertad de prensa no existe para aquellos que quieran disentir u opinar diferente a los que piensa el gobierno.

Por suerte, el libro, ya convertido en un clásico del periodismo, por la rigurosidad y valentía de los autores para denunciar la corrupción, sirve como manual de periodismo de investigación.

Fui precedido en la palabra por Lousteau quien dijo que el mayor engaño para la democracia ecuatoriana es la corrupción y la falta de independencia del Poder Judicial. El autor del libro dentro de sus conclusiones, después de exponer detalles de la investigación, dijo que como nunca antes se necesita del deber de los periodistas investigativos en América Latina, de su valentía, para exponer la corrupción.

Por mi parte, al corresponderme hablar del contexto de la libertad de prensa en el Ecuador, dije que es importante que los periodistas y la gente no quede con la apreciación de que la libertad de prensa les pertenece a los medios y periodistas. Dije que si la gente no comprende que es un derecho inalienable el derecho a saber, y cuando se permite que los periodistas sean acosados como en Ecuador, se está permitiendo que se deteriore la democracia.

Lamentablemente Correa está haciendo del Ecuador donde la libertad de prensa, y por ende la democracia, no se respeta ni valora.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...