Fui invitado anoche a la librería Books & Books de Miami por Guillermo Lousteau del Instituto Interamericano para la Democracia para presentar al periodista Juan Carlos Calderón, escritor, junto a Christian Zurita, del libro El Gran Hermano, que retrata los negocios corruptos del hermano mayor del presidente Rafael Correa, Fabricio, con el estado ecuatoriano.
El caso de Calderón y Zurita, demandados por el presidente Correa por 10 millones de dólares y por una ministra del Gobierno, demuestran como los periodistas de investigación son perseguidos judicialmente en Ecuador. La libertad de prensa no existe para aquellos que quieran disentir u opinar diferente a los que piensa el gobierno.
Por suerte, el libro, ya convertido en un clásico del periodismo, por la rigurosidad y valentía de los autores para denunciar la corrupción, sirve como manual de periodismo de investigación.
Fui precedido en la palabra por Lousteau quien dijo que el mayor engaño para la democracia ecuatoriana es la corrupción y la falta de independencia del Poder Judicial. El autor del libro dentro de sus conclusiones, después de exponer detalles de la investigación, dijo que como nunca antes se necesita del deber de los periodistas investigativos en América Latina, de su valentía, para exponer la corrupción.
Por mi parte, al corresponderme hablar del contexto de la libertad de prensa en el Ecuador, dije que es importante que los periodistas y la gente no quede con la apreciación de que la libertad de prensa les pertenece a los medios y periodistas. Dije que si la gente no comprende que es un derecho inalienable el derecho a saber, y cuando se permite que los periodistas sean acosados como en Ecuador, se está permitiendo que se deteriore la democracia.
Lamentablemente Correa está haciendo del Ecuador donde la libertad de prensa, y por ende la democracia, no se respeta ni valora.