lunes, 20 de abril de 2015

Conocer los hechos

El Newseum o museo de las noticias en Washington es un homenaje a las libertades de prensa y expresión, disciplinas a las que valora esenciales para que exista democracia.

Los grandes avances de la humanidad y las batallas contra la opresión inundan los pasillos. Un pedazo del muro de Berlín, la imprenta de Gutemberg, utensilios de tortura, el primer satélite de comunicación, la antena de las Torres Gemelas, tapas de diarios anunciando la llegada a la Luna, el desembarco en Normandía, la destrucción de Auschwitz, el asesinato de Martin Luther King… Pero de entre todo, se destaca una simple frase sobre una pared lateral. Pertenece a Abraham Lincoln, y dice: “Que la gente conozca los hechos, y el país estará a salvo”.

Simple. Soberbia. Contundente. La volví a recordar cuando esta semana leí un artículo del diario La Nación de Buenos Aires. Trata sobre cómo el gobierno argentino intervino el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en 2007 y desde entonces se dio a la tarea de manipular datos económicos.

A través del entonces temible secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, el gobierno inventó mentiras, falseó datos de la inflación y de ahí generó una cascada de datos erróneos que desdibujaron  los datos de la pobreza, indigencia y crecimiento. 

Peor aún, generó desconfianza e incredulidad, valores políticos que un gobierno necesita custodiar a rajatabla, porque tienen impacto directo en lo económico, tanto en la atracción de inversiones como en la búsqueda de crédito internacional.
La denuncia de La Nación es periodismo de alto vuelo. Desnuda a un gobierno mentiroso que degradó a un Instituto que hasta entonces era modelo de eficiencia en América Latina. Muestra como los intereses del gobierno se antepusieron a los de Estado y nación, y a los de los ciudadanos que solo confían sus votos para que se administre la cosa pública, no para que se aprovechen de ella.

Escondiendo pobres, inflación y sin estadísticas confiables, ningún país serio puede crear estrategias de crecimiento. La evaporación forzosa de pobres, no desparece el problema, lo potencia. Sin datos no se pueden crear medidas paliativas; de ahí que la falta de estrategia deriva en asistencialismo, dádivas y corrupción.

Es cierto que en todos lados se cuecen habas. En este país del Newseum, también Barack Obama tiene un largo historial de ocultar información y es criticado por clasificar mucha de ella como top secret, para así alejarla legalmente del público por 30 años. Sin embargo, lo importante de la democracia estadounidense, es que la frase de Lincoln está imbuida en su cultura. El gobierno debe entregar información de interés público, sino todo el peso de los ciudadanos y los tribunales cae a través de la ley de acceso a la información pública de 1966, que penaliza a aquel funcionario que no atiende una petición o niega entregar datos.

Cuando este tipo de leyes no existe o el Estado no se siente obligado a responder, como en el caso argentino, la democracia se hace débil. Sin datos, con la verdad manipulada, el gobierno se siente a sus anchas para cometer más abusos y lo puede hacer con total impunidad. La relación estrecha entre mala o poca información, corrupción y nivel democrático, se puede observar claramente en los índices anuales que proporciona Transparencia Internacional.

Notas como las de La Nación serían un lujo en países con menos niveles de democracia que Argentina. Ese artículo no lo podría publicar un diario como El Nacional de Caracas, o si lo hiciera debería atenerse a las consecuencias. Por denuncias menos profundas, el gobierno de Nicolás Maduro ha adoptado contra ese y otros diarios críticos e independientes, todo tipo de restricciones y represalias. La medida más creativa y drástica que sobrepasó la burda censura legal y judicial es haberle cortado el suministro de papel y otros insumos para la producción.

Es obvio que El Nacional y otros diarios languidecen; pero también la democracia. Cuando el gobierno trata de que el periodismo sea de menos calidad, cuando impide que los ciudadanos puedan acceder a información pública, cuando manipula los datos reales, cuando va a contramano de la simple enseñanza de Abrahan Lincoln, la democracia y todo un país, jamás podrán estar a salvo.