sábado, 21 de enero de 2012

Benedicto XVI y Cuba


El Papa Benedicto XVI debería sopesar políticamente su próxima visita a Cuba, después de que el régimen de los Castro dejó morir en la cárcel al prisionero político Wilman Villar Mendoza, tras una huelga de hambre por más de 50 días, episodio que esta semana trajo a la memoria la muerte de Orlando Zapata Tamayo en el 2010 y la intolerancia de un régimen comunista que se ha extendido por más de medio siglo.

Con esta visita, la Iglesia Católica está recogiendo los frutos de su cosecha de años anteriores, como la liberación de presos políticos y periodistas independientes que fueron ex patriados a España. Seguramente también reactivaría aún más la Fe y el acercamiento con el gobierno comunista. Sin embargo, para que la visita cumpla mejor sus cometidos en un ambiente internacional tan polarizado sobre Cuba, el Papa debería recibir a las Damas de Blanco, visitar a disidentes y no dejar que se imponga la agenda política del régimen que, como lo ha hecho con innumerables presidentes latinoamericanos que llegan a Cuba, solo busca apoyo internacional para seguir con sus tropelías ideológicas y físicas.

La visita de Benedicto XVI no solo debe servir para aliviar espiritualmente las cargas de los oprimidos, sino también, mediante hechos y dichos concretos, para imponer una carga moral tan fuerte sobre los opresores que no tengan otra opción que verse forzados a establecer caminos de mayor libertad, sin retorno.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

?Que de bueno pudiera darse con esa camarilla criminal estalinista, que impunemente ha fusilado, encarcelado, reprimido con brigadas terroristas de respuesta rapida, asesinado, a miles de opositores politicos? Que le va a decir a esos matones, que les importa a ellos el papa ni nadie, todo lo que persiguen es mantenerse en el poder a como de lugar, infeccion que ha contaminado al continente con los nuevos castrofascistas del Alba, financiados con el robo del dinero del pueblo venezolano y que el dictador fraudulento y golpista Chavez reparte sin cotraloria.