Estoy en México con una delegación internacional de la SIP. Visitamos esta mañana al Secretario de Gobernación (ministro del Interior) y al Procurador General de los Derechos Humanos (Ministerio Público) y nos dieron la noticia que veníamos reclamando desde hace años, que se reformó una fiscalía especial que investiga crímenes contra periodistas que de ahora en adelante tendrá mayores funciones como fiscalía en vez de ser una simple oficina de recopilación de datos y estadísticas sobre violencia contra periodistas.
Veníamos reclamando por esta medida de reorganización prácticamente desde que el ex presidente Vicente Fox creó esta fiscalía en febrero de 2006. ¡Sin suerte! Pero ahora, con el anuncio de nuestra visita, no hay dudas que Fernando Gómez Mont, reaccionó, y ¡voilá!, se hizo la luz.
No es la primera vez que en misiones de la SIP suceden estas cosas, es decir que nos hacen anuncios sobre cuestiones que estaban en la “cajonera”. Recuerdo que un día antes de llegar a Colombia donde estábamos yendo para reclamar la impunidad en el crimen del Guillermo Cano, apresaron a Luis Yepes, uno de los asesinos que desde muchos años se pavoneaba impune por los restaurantes de Bogotá. En otra oportunidad, tras nuestro reclamo del crimen impune en Guatemala, el día antes de nuestra visita se armó una fiscalía especial para la investigación de ese asesinato.
Esto demuestra que cuando la prensa unida – en este caso de nivel internacional – trabaja bajo un mismo objetivo, suelen alcanzarse los logros. Creo que los medios mexicanos pudieran tener mucha más fuerza para conseguir cosas como éstas a favor de los intereses de la libertad de prensa y de expresión de toda la sociedad si tuvieran una agenda única, consistente y coherente.
Lamentablemente, la competencia y las desavenencias históricas, sumadas a que no existe una asociación nacional de prensa fuerte que aglutine a los medios, hacen que sus pedidos sean débiles o no escuchados.
1 comentario:
En el periodismo como en todo lo que sucede en esta vida, existen buenos y malos individuos. Muchos han encontrado en esta noble profesion un modus vivendi, carecen de la vocacion, pero viven de la profesion. No se justifica que quienes informan con la seriedad e integridad de buenos periodistas, sean victimas del crimen organizado. El narcotrafico asesina sin piedad, para ellos solamente existe el soborno o la ejecucion, quienes los delatan publicamente corren el riesgo de ser condenados a muerte, pero tambien existen quienes aceptan el soborno y callan la verdad. De ninguna manera deben quedar sin castigo quienes sin piedad asesinan a periodistas, no castigarlos es una muestra de incapacidad de parte de gobierno alguno.
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