noviembre 20, 2011

Fabrican leyes para atacar

(Parte 2)


Estos gobiernos no son tontos, sus ataques se fabrican dentro de las leyes. Comenzaron por incluir la responsabilidad de los medios en las constituciones. Así nació en Venezuela la cláusula constitucional de la “información veraz”, que luego se expandió a varios países. Por eso preocupa mucho que el flamante presidente peruano, Ollanta Humala, durante la asamblea de la SIP en Lima hace un par de semanas, haya comparado a periodistas con militares y sacerdotes, diciendo que tienen la obligación de decir la verdad.

Lo peligroso es que por verdad, los gobiernos solo creen en la verdad oficial. Es en nombre de esa verdad oficial que emprenden cruzadas para democratizar a los medios y crean leyes de prensa que les sirven para tapar la corrupción.

Así nació el proyecto de Ley de Comunicación que esta semana discute el Congreso de Ecuador. Surgió de la necesidad de Correa, luego del escándalo por los contratos de su hermano Fabricio con el Estado.

La mayoría de las leyes de prensa surgieron de represalias del poder público contra el poder de los medios. Néstor Kirchner justificó así la Ley de Medios en Argentina. Antes, Chávez sancionó la Ley de Responsabilidad Social. Primero dijo que se trataba de una ley para proteger a los menores frente a la televisión, pero luego le sirvió para cerrar a RCTV, apretar a Globovisión. En diciembre modificó la ley para crear delitos sobre la crítica contra el gobierno en internet y las redes sociales.

La ley de Ecuador es peor. No solo legisla a la prensa escrita y los medios electrónicos; también crea un órgano de control de los contenidos, bajo la dirección de mayoría miembros del Poder Ejecutivo. Igual que en otros países, permite crear medios comunitarios en igualdad de condiciones que los privados y los públicos.

En teoría esta democratización de la comunicación suena muy bien, pero en la práctica es muy mala. Primero porque los Estados no usan a sus medios como públicos, sino como órganos de propaganda y segundo, porque a los medios comunitarios también los pueden manipular los gobiernos.

En este sentido, preocupa la propuesta del Partido de los Trabajadores en Brasil para hacer una ley de prensa con los mismos ingredientes. También en Uruguay, el presidente José Mujica amenazó con promulgar una ley de prensa si los medios no dejan de publicar noticias sobre violencia.

Pero no solo las leyes de medios limitan a la prensa. Evo Morales ha sancionado muchas, como la Electoral y anti Racismo, en las que incluye prohibiciones para los medios. Además en varios países existen leyes de desacato y los gobiernos, como el de Correa, se niegan a eliminarlas. Sin ellas, se les haría más difícil perseguir judicialmente a los periodistas.

Así lo demuestran más de una decena de juicios en Ecuador contra diarios como El Universo o contra periodistas como Juan Carlos Calderón y Christina Zurita, autores del libro “El Gran Hermano”, en referencia al escándalo del hermano mayor del Presidente.

Está demostrado que en estas revoluciones populistas la crítica a la autoridad y el disenso son delitos de opinión. Se castigan con cárcel, multas millonarias o exilio forzado, como el de Emilio Palacio en Ecuador o de Guillermo Zuloaga en Venezuela.

Este sistema persecutorio no estaría completo sin las campañas de desprestigio. Por ejemplo, Correa dedicó siete cadenas nacionales de radio y televisión en contra de los autores del libro “El Gran Hermano”. Y la semana pasada, otras tantas, en contra de periodistas y activistas que fueron a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para denunciar los abusos contra la libertad de prensa.

El objetivo es confrontar a los periodistas públicamente o en los tribunales y así generar autocensura. Correa lo está logrando. Según Fundamedios, un 70% de los periodistas practican la autocensura.

Nunca antes se había visto un avance tan grande por el control de los medios de parte de los gobiernos. Correa creó un emporio 19 medios de comunicación oficiales. En Nicaragua el gobierno o la familia de Ortega posee más de una docena de radios y televisoras. Lo mismo sucede en Venezuela, así sea con grandes cadenas para competir contra CNN o pequeños periódicos; mientras en Argentina, los testaferros del gobierno han comprado decenas de radios y televisoras.

Estas nuevas cadenas de medios oficialistas permiten campañas de desprestigio contra periodistas. “La Hojilla” en Venezuela y “6, 7 y 8” en Argentina, son solo ejemplos. También se usa un “ejército” de cibermilitantes que atacan a opositores y a periodistas, en redes sociales, en blogs, y páginas de internet de medios tradicionales. Se les inunda de insultos.

La presión no es solo política, sino también económica. Es práctica extendida el uso de publicidad estatal para castigar a los medios críticos. Y en ningún país todavía se ha sancionado una ley para regular este tema, pese a que la Corte Suprema de Justicia en Argentina lo obliga al gobierno con ese fin. También en países como Nicaragua y Venezuela se bloquea la importación de productos para el funcionamiento de los medios.

Todo lo anterior se puede resumir así: El control de contenidos, el bloqueo de informes sobre corrupción y la promoción de la autocensura, son la norma en muchos gobiernos de la región.

Como si esto fuera poco, a todo este embate del gobierno - cuya responsabilidad constitucional debe ser proteger la libertad de prensa – debemos sumarle un factor en crecimiento: el narcotráfico y el crimen organizado.

Vivimos un clima de inseguridad pública sin precedentes. Es la mayor preocupación de la gente en todos los países.

Ese clima ha propiciado altos niveles de violencia contra el periodismo y, de nuevo, más autocensura ante la impunidad y la inacción de los gobiernos para proteger a los periodistas.

La violencia ya no está focalizada solo en México y en la zona de frontera con Estados Unidos. Así como el narcotráfico, se ha expandido a otros países. Este año han sido asesinados cinco periodistas en México, pero también cinco en Honduras, cinco en Brasil, tres en Perú, como en El Salvador, Guatemala, Colombia y República Dominicana.

La violencia y la autocensura no solo afectan a los medios tradicionales. En México, cuatro personas fueron asesinadas en los últimos dos meses en represalia por denunciar las actividades de los narcotraficantes en blogs como “Nuevo Laredo en la Mira” y en Twitter y Facebook.

Avances y tendencias saludables


(Parte 3)

Dentro de este clima sombrío, es bueno destacar avances y tendencias saludables.

Existen muchos gobiernos comprometidos con la libertad de expresión, entre ellos los de Laura Chinchilla, Dilma Rousseff y Fernando Lugo.

Algunos por ser periodistas y entender mejor el tema de libertad de prensa, han tomado medidas importantes. Mauricio Funes de El Salvador, acaba de despenalizar los delitos de difamación. Juan Manuel Santos en Colombia, prometió cuadriplicar la conexión de banda ancha en los próximos dos años.

En Brasil hay una extensa campaña en contra de la corrupción, motivada por ciudadanos a través de las redes sociales. Esta movilización por internet, apoyada por las investigaciones de los medios tradicionales, es la que ha obligado a Rousseff a sacar a cinco ministros y sancionar la Ley de Acceso a la Información Pública y Transparencia.

Hace unos días, por fin, el Congreso de México, mediante iniciativa de Felipe Calderón aprobó una reforma constitucional para que los crímenes contra periodistas puedan tratarse nivel federal. Este era un pedido que desde la SIP veníamos haciendo desde 1997.

También otros cambios mayúsculos nos deben llenar de optimismo. Si en más de 50 años la prensa tradicional no pudo desenmascarar por completo al régimen de Cuba por violaciones a la libertad de expresión, ahora los blogueros como Yoani Sánchez, han encontrado las formas de hacerlo a través del internet.

Por otra parte, como nunca antes en las Américas, nacieron y crecieron organizaciones dedicadas a la libertad de prensa y al periodismo investigativo, y al periodismo alternativo.

Desafíos para los periodistas


(Parte 4) A los periodistas, así seamos de medios tradicionales o nuevos, nos quedan varios desafíos:

Según un reciente informe de Freedom House, las democracias de la región están debilitadas y, según Latinobarómetro, la credibilidad de la prensa está disminuyendo. Al mismo tiempo, la popularidad de gobiernos que atacan la libertad de expresión, como el Chávez, Correa, Ortega y Kirchner es muy alta.

Es cierto que como nunca antes tenemos leyes de Acceso a la Información y Transparencia. Pero también es cierto que la corrupción no disminuye, que los periodistas usamos muy poco esas leyes. Peor aún, que no hemos educado a la gente para que las usen.

Exigimos más ética a las demás profesiones. Pero también es cierto que en pocos medios se toman medidas para mejorar las condiciones laborales y profesionales. Tampoco se ha logrado que las universidades y facultades de comunicación hagan aportes a la profesión.

Aún peor, muchos periodistas y medios, asumen confrontaciones políticas con los gobiernos, olvidándose que el periodismo está para hacer periodismo: investigar e iluminar los problemas. 

Día mundial contra la impunidad

RICARDO TROTTI: Día mundial contra la impunidad - Opinión - ElNuevoHerald.com

noviembre 18, 2011

Libertad de prensa en Harvard

Latinoamericanos debaten sobre libertad de expresión en Harvard - Internacional - EL UNIVERSAL

Latinoamericanos debaten sobre libertad de expresión en Harvard

Desde el principio del evento los casos de Venezuela y Ecuador llamaron la atención de los ponentes, quienes también debatieron las situaciones irregulares que se presentan en Panamá, Brasil y Argentina y los avances de Colombia, Costa Rica y El Salvador

EL UNIVERSAL
viernes 18 de noviembre de 2011 01:43 PM
La libertad de expresión en América Latina es el tema central de una conferencia organizada en la Universidad de Harvard por el Centro Carr y la Nieman Foundation. Durante la primera sesión del debate los periodistas Mónica Almeida, Ecuador; Fernando Berguido, Panamá y Boris Muñoz, Venezuela debatieron los retrocesos y avances en la prensa libre regional.

Desde el principio del evento los casos de Venezuela y Ecuador llamaron la atención de los ponentes, quienes también debatieron las situaciones irregulares que se presentan en Panamá, Brasil y Argentina y los avances de Colombia, Costa Rica y El Salvador.

El discurso inicial estuvo a cargo del Director de Freedom of the Press, el argentino Ricardo Trotti, quien afirmó que "nunca ha habido un movimiento tan grande para controlar a los medios" en la región. El experto destacó la represión a los comunicadores en Ecuador, el cierre de Radio Caracas Televisión en Venezuela y la creación de leyes que buscan regular el ejercicio del periodismo. De la misma manera, el ponente afirmó que según encuestas como la de Latinobarómetro la credibilidad de los periodistas baja cada vez más, mientras que la popularidad de quienes los reprimen aumenta. En este sentido, el experto dejó en el aire la pregunta: ¿por qué los periodistas no conectamos mejor con los ciudadanos?

Tras la intervención del argentino fue el turno de hablar de los tres ponentes. La primera en dirigirse a la audiencia fue la Editora del diario ecuatoriano El Universo, quien dio inicio a su intervención con un video sobre el atropello a los medios en su país. Mónica Almeida dedicó gran parte de su ponencia a explicar la demanda que el presidente Rafael Correa hizo, en su condición de ciudadano común, contra el principal diario ecuatoriano por el contenido de un artículo de opinión y que derivó en una multa de 40 millones de dólares y tres años de prisión para los hermanos Carlos, César y Nicolás Pérez y para el exdirector de opinión Emilio Palacios.

La periodista destacó que los ataques contra El Universo se deben al éxito del diario en sus ediciones impresas y online. También afirmó que el presidente atenta contra las radios debido a la alta penetración que tienen estas en Latinoamérica.

Durante su intervención, el panameño Fernando Berguido afirmó que el régimen del presidente Fernando Martinelli "ha intimidado de forma pública y privada a miembros de la prensa", ya que el mandatario no tolera la crítica, por lo que también ha recurrido a la adquisición de varios importantes medios de comunicación en su país. Sin embargo, Berguido destacó que ha habido avances en la despenalización de delitos de opinión: "una década atrás, ningún país de Latinoamérica tenía normas que protegieran la libertad de prensa, ahora muchos de ellos tienen", concluyó

El último en hablar fue el periodista venezolano Boris Muñoz quien recordó que el conflicto entre la prensa y el Gobierno no es exclusivo de la era de Hugo Chávez, pero destacó que existe una diferencia entre los ataques del pasado y la represión actual y es que el presidente Chávez "activamente buscó una guerra en contra de los medios privados". Para el ponente venezolano "ganar batallas contra los medios privados le permite a Chávez crear su estrategia". Asimismo el reportero se cuestionó sobre si en Venezuela es una democracia o más bien "una autocracia electoral".

Harvard University - Libertad de prensa

Celebramos hoy una conferencia sobre libertad de prensa en América Latina.

Para acceder en vivo a las discusiones, se puede visitar el siguiente sitio: nie.mn/tEkoT0 #LatAmPress

noviembre 16, 2011

De Batman a Anonymous


Desconfío de aquellos que se esconden detrás de una máscara para hacer el bien, administrar justicia o alcanzar sus fines sin importar los medios que utilizan. Por eso no creo ni en las reivindicaciones de encapuchados de la ETA, ni en los propósitos de los hackers de Anonymous, que se esconden detrás de la careta de Guy Fawkes del film “V por Venganza”.

A primera vista, las causas de los agitadores pueden parecer nobles y fascinan, porque todos guardamos esa simpatía por el espíritu justiciero y equitativo de los superhéroes como el enmascarado Zorro o de quien se esconde detrás del antifaz de Batman, para que los corruptos y abusadores no queden en la impunidad. De ahí la esperanzadora bienvenida brindada a grupos como los “Matazetas” en México, que prometen aniquilar con las mismas armas a los sanguinarios narcos del cartel de Los Zetas; o a Anonymous, piratas cibernéticos dedicados a una limpieza digital, contra gobiernos y corporaciones que consideran corruptas.

El riesgo es que a favor de la justicia anónima y por manos propias, en América Latina ya hemos sido testigos de muchos casos que desembocaron en mayores injusticias. Basta recordar a grupos paramilitares y parapoliciales de Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala y El Salvador, que con la venia e instigación de los propios Estados, se transformaron en escuadrones de la muerte, confundiendo justicia con limpieza social.

Anonymous cobró esta semana la primera víctima de su limpieza digital. Su  “Operación Justicia El Salvador” quizás fue lo que precipitó el martes la renuncia del ministro de Seguridad salvadoreño, Manuel Melgar. Días antes, los hackers atacaron y saturaron con éxito cuatro sitios de internet oficiales del gobierno salvadoreño, en protesta por la “ola de violencia que agobia al pueblo” ante “la gran ineficiencia” de los funcionarios a cargo de la seguridad pública, lo cual ha convertido a ese país en uno de los más peligrosos del mundo, según Naciones Unidas.

El 5 de noviembre, día del ataque al gobierno de El Salvador, Anonymous también tenía previsto una acción mucho más peligrosa. Había dado un ultimátum al cartel de Los Zetas para que libere a uno de sus hackers secuestrado en la ciudad portuaria de Veracruz. A cambio, no delataría a funcionarios, periodistas y empresarios que supuestamente trabajan o colaboran en las filas de los narcos.

La expectativa de “justicia pública” o de que se haría justicia al fin, creció con optimismo por unos días, en especial entre quienes critican al gobierno de Felipe Calderón por su ineficiente combate al narcotráfico y crimen organizado. Pero de repente, Anonymous abandonó su campaña horas antes del ultimátum. Algunos miembros argumentaron en las redes sociales que su compañero había sido liberado, pero la mayoría admitió que temían represalias del cartel de Los Zetas, que amenazó con matar a todo aquel que oliera a activista cibernético o que usara una careta de Fawkes.

El miedo no es tonto. Los hackers se sienten vulnerables. Saben que no son los únicos diestros en el manejo de software maligno y que no es lo mismo saquear un sitio oficial de internet y exponerse a ser arrestado por la policía, el FBI o Scotland Yard, que quedar a la suerte de los narcos, expertos también en ciberdelitos y ciberespionaje. Esta semana, otro activista de “Nuevo Laredo en Vivo”, sitio mexicano dedicado a denunciar en forma anónima actividades de los narcos, fue decapitado, la cuarta víctima en dos meses. Otra periodista de esa ciudad y dos jovencitos que denunciaron delitos de los carteles por Twitter y Facebook, también fueron asesinados.

Además del peligro físico, acciones como la de Anonymus siempre terminan en mayores males. Muchos, aprovechándose del anonimato y de la máscara, suelen usar el nombre y las acciones del grupo para difamar a honestos y cometer otros crímenes.

Lo peor es que Anonymous, teniendo el buen objetivo de predicar la absoluta libertad en el internet, con sus acciones delictivas digitales termina incentivando a los gobiernos a crear mayores restricciones al ciberespacio. Por eso, sería mejor que se olvide de su cruzada al estilo Batman, se saque la careta, y luche a cara descubierta como Bruce Wayne, el héroe de carne y hueso.

Sinopsis de ROBOTS con ALMA

Sinopsis de ROBOTS con ALMA: En "Robots con Alma: atrapados entre la verdad y la libertad" , la humanidad se tambalea al borde de ...