(Parte 3)
Dentro de este clima sombrío, es bueno destacar avances y tendencias saludables.
Existen muchos gobiernos comprometidos con la libertad de expresión, entre ellos los de Laura Chinchilla, Dilma Rousseff y Fernando Lugo.
Algunos por ser periodistas y entender mejor el tema de libertad de prensa, han tomado medidas importantes. Mauricio Funes de El Salvador, acaba de despenalizar los delitos de difamación. Juan Manuel Santos en Colombia, prometió cuadriplicar la conexión de banda ancha en los próximos dos años.
En Brasil hay una extensa campaña en contra de la corrupción, motivada por ciudadanos a través de las redes sociales. Esta movilización por internet, apoyada por las investigaciones de los medios tradicionales, es la que ha obligado a Rousseff a sacar a cinco ministros y sancionar la Ley de Acceso a la Información Pública y Transparencia.
Hace unos días, por fin, el Congreso de México, mediante iniciativa de Felipe Calderón aprobó una reforma constitucional para que los crímenes contra periodistas puedan tratarse nivel federal. Este era un pedido que desde la SIP veníamos haciendo desde 1997.
También otros cambios mayúsculos nos deben llenar de optimismo. Si en más de 50 años la prensa tradicional no pudo desenmascarar por completo al régimen de Cuba por violaciones a la libertad de expresión, ahora los blogueros como Yoani Sánchez, han encontrado las formas de hacerlo a través del internet.
Por otra parte, como nunca antes en las Américas, nacieron y crecieron organizaciones dedicadas a la libertad de prensa y al periodismo investigativo, y al periodismo alternativo.
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