Buen regalo de Navidad para los Demócratas haber podido observar como el presidente Barack Obama resucitó después de la derrota furibunda de las elecciones de medio término de noviembre, en especial por su compromiso con los Republicanos de trabajar juntos.
En pocos días esta semana, trabajando en forma bipartidista, Obama tuvo logros impresionantes, tanto a nivel doméstico como internacional, cosas que ya venía prometiendo desde su campaña electoral. Se lo vio firmando leyes y celebrando especialmente por tres acontecimientos que marcarán su Presidencia: 1) logró rebajar los impuestos lo que afectará a la clase media; 2) eliminó la ley que no permitía a los militares homosexuales expresar públicamente su preferencia sexual por lo que ahora no habrá restricciones de ningún tipo; y, 3) con Rusia está logrando un acuerdo – por el que también le otorgaron el Premio Nobel de la Paz en el 2009 – por medio del cual los dos países más poderosos del planeta deben reducir sus ojivas de un total de 1.500, desde el tope de 2.200 de la actualidad.
Estos logros, sin embargo, no parecen influir mucho en el electorado hispano, que en los últimos días vio con desesperanza como el Senado votaba en contra del Dream Act. Los hispanos, debido principalmente a la falta de legalización de más de 10 millones de indocumentados, así como por leyes restrictivas como la de Arizona, es el grupo con el que Obama tendrá que lidiar en el 2011 si quiere encaminarse exitosamente a la reelección del 2012.
Seguramente tratará de buscar un acuerdo migratorio para el 2011, cosa de tener algún elemento bandera y favorable más cerca del 2012 del que pueda ostentar en su próxima campaña electoral.