Ni siquiera Julian Assange, el fundador de Wikileaks escapa al uso de los medios tradicionales para poder sobrevivir, lo que habla a las claras que estamos lejos de convertirnos en una sociedad solamente on-line como él pregonaba en otros momentos, en los que pensaba y decía convencido de que los medios tradicionales serían suplantados y desaparecerían por la gracia de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Assange tendrá que desdecirse de sus palabras, ya que en abril saldrá su autobiografía de la mano de la editorial Random House Mondadori, que tiene los derechos del libro en castellano. Aunque Assange insiste confiado de que su texto se convertirá “en uno de los documentos que definan a nuestra generación", dijo Assange en un comunicado de la editorial, en realidad se trata de su esfuerzo, a través de un medio tradicional, como el libro impreso, para poder ganar unos dos millones de dólares que le permitan solventar sus costos judiciales.
Assange, que ha hecho una gran contribución a la comunicación y al periodismo con la creación de un medio nuevo como Wikileaks que permite la difusión de materiales secretos y sensibles de gobiernos que éstos quisieran mantener en reserva, tendrá que admitir que todo es complementario y nada sustitución.
En definitiva, lo que vale y prevalece es el mensaje, lo que se tiene que decir y comunicar, no el medio, así sean los tradicionales o las nuevas formas de comunicación.