La primera dama estadounidense, Michelle Obama, estuvo en Miami insistiendo
con la expansión de su programa contra la obesidad infantil, “Let’s move”, que
incluye una dieta sana en las escuelas y planes de ejercicio físico.
La obesidad, que ya es considerada enfermedad y epidemia, no es
patrimonio solo de EE.UU., índices peores se detectan en México, Brasil y
Argentina, afectando a niños, jóvenes y adultos por igual.
La visita de Michelle se dio en el cuarto aniversario del programa y
cuando el gobierno de su marido está por introducir una ley para expandir los
almuerzos gratuitos y saludables en las escuelas, a la vez de prohibir los
anuncios sobre bebidas gaseosas y comida chatarra en las escuelas.
Así como el ex alcalde Bloomberg prohibió las bebidas azucaradas de
gran tamaño en Nueva York, el gobierno de Obama ya anunció que esas bebidas y
la comida con alto porcentaje de grasas serán prohibidas en las escuelas.
El optimismo de los Obama por fortalecer el
programa “Let’s move” deviene de las últimas estadísticas ofrecidas por el Centro para
el Control y la Prevención de Enfermedades. Por primera vez en diez años, se
redujo en 43% el número de niños obesos entre 2 y 5 años de edad.
Los datos certifican que la apuesta de Michelle era la correcta – pese
a que a las primeras damas se les exigía abrazar causas más “importantes” - ya
que está ayudando, administrativa, legal, pero sobre todo, culturalmente, a
cambiar los hábitos de una población infantil que por comer mal y no hacer
ejercicio, estaba destinada a la obesidad y a las enfermedades colaterales que
atrae, como la diabetes II y las relacionadas al hígado y corazón.
Ante la epidemia de obesidad que está moldeando e hipotecando el
futuro de muchos países latinoamericanos, el programa de Michelle (pero sobre
todo los resultados) se muestra como un ejemplo y una apuesta gubernamental a
seguir.