Con su tono irónico y su sentido de la equidad, desde el cielo, Facundo Cabral debe haber cambiado sus poéticos versos de “no soy de aquí ni soy de allá” por los de “solo hay justicia para los famosos”, tratando de registrar la rapidez con la que el gobierno de Guatemala capturó a dos de sus presuntos asesinos.
Me recuerda también a la justicia de México, que poco puede hacer contra el crimen organizado pero que cuando se trató de resolver los crímenes de un par de empleados consulares estadounidenses, lo hizo con rapidez o como por arte de magia.
Esta rapidez en el caso de Cabral, por la presión que significa la personalidad de un famoso o influyente, desnuda que la justicia en nuestros países está muchas veces atada a la voluntad política del gobierno. Es decir justicia parece que sí hay, pero lo que no existe es la equidad necesaria para que todos los ciudadanos seamos y nos sintamos iguales ante la ley.
Al conocer la obra y vida de Cabral, uno sabe que esta situación de justicia sin equidad, si bien no es mala, al menos lo incomoda.