Mi deseo para esta noche de Oscar es que sea latinoamericana y que Avatar y su director James Cameron pierdan en las categorías de mejor película y mejor director. Y que Meryl Streep gane como mejor actriz siguiendo con su récord de premios.
Ojala sea una noche de gala para el cine latinoamericano que lleva cierto favoritismo en la categoría de filme extranjero con la película argentina El Secreto de Sus Ojos y la peruana La Teta Asustada, donde deberán competir con cintas de Israel, Francia y Alemania, que son favoritas, claro, entre sus connacionales.
Ambas películas latinas relatan historias crueles con violaciones como patrón de conducta, aunque la argentina es más un thriller policial y la peruana el relato de una leyenda verídica de la época sucia y represiva del país. Ambas lograron récord de taquilla en sus países, siendo la primera vez que una peruana se mezcla entre los nominados a un Oscar, mientras que es la sexta vez para Argentina, habiendo ganado el Oscar con La Historia Oficial de 1985, y competido también La Tregua de 1974, Camila de 1984, Tango de 1998 y el Hijo de la Novia, del mismo director que la actual, Juan José Campanella.
De Camerón quien ya se llevó todos los aplausos y taquilla por Titanic y ahora batió récords de todo – recaudación y presupuesto - no soporto su arrogancia extrema, pero además que un filme tan modesto, a excepción de su tecnología pregonada como el antes y después en la filmografía, esté catalogada como la mejor película del año. Su historia de ciencia ficción en una simple odisea de colonizadores y colonizados, una historia de amor nada original y con final feliz.
Ojalá que no gane y la estatuilla en ambas categorías se la lleve su ex mujer, Katryn Bigelow, y su película The Hurt Locker, que con un presupuesto exiguo hizo pensar mucho más, con un mensaje profundo sobre un aspecto de la guerra y de cómo los hombres sienten y pelean en la realidad. Avatar al lado de The Hurt Locker es solo una historia de Disney en 3D. Bigelow sería la primera mujer en ganar la estatuilla del Oscar al mejor director, y sería un hueso duro de tragar para su ex esposo, el megalómano Camerón.
Sandra Bullock puede ser la otra gran ganadora y sorpresa de la noche por una excelente película como The Blind Side una historia conmovedora sobre como una persona con desventajas, teniendo oportunidades, puede desplegar todo su potencial y éxito. Pero nada se compara al papel histórico de Meryl Streep en Julie & Julia a quien los críticos no la quieren dar por ganadora porque ya se llevó una tracalada de estatuillas en las últimas dos décadas, lo que no hace desmerecer, claro está, que es hoy por hoy la mejor actriz de Hollywood y quien merece la estatuilla. Honor a quien honor merece.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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marzo 07, 2010
diciembre 19, 2009
Meryl Sreep y los Golden Globes
Me fascina el cine, pero no voy mucho al cine. Con mi esposa preferimos alquilar películas y por eso siempre a destiempo descubro films, actrices y actores descollantes, así como dvd que engrosan la hoguera del olvido.
Aunque desfasado siempre llego bien para la época de los Oscar y los Golden Globe. Anoche vimos “Julie & Julia” con Meryl Streep quien este año fue nominada por dos películas como mejor actriz. Esta es una fascinante historia de vidas paralelas y en tiempos diferentes entre el gran emblema de la cocina estadounidense, Julia Child, y una bloguera que con menos capacidad, pero con la misma pasión, 40 años después, trabajó 524 recetas en 365 días, convirtiéndose en una mejor persona al alcanzar objetivos que nunca los había logrado en su vida.
Pero más allá de la historia, lo relevante de la película es disfrutar a la mejor actriz de todos los tiempos, transformada en un personaje que hace olvidar a sus otros papeles en películas tan opuestamente diferentes como La Decisión de Sofía o Mama Mía. Son muy pocos los actores y actrices que no trabajan de ellos mismos, repitiendo hasta el cansancio ademanes y gestos, dibujando a todos los personajes con el mismo estilo a pesar de trabajar en comedias o dramas.
Hollywood tiene muchas debilidades. Un gran porcentaje de películas son solo parte de su marca de la industria para el entretenimiento, cuya ausencia no molestaría ni modificaría nuestras vidas. Pero hay otra parte de Hollywood, esa donde cabe un grupo reducido de actrices, como Meryl Streep, en el que la industria es transformada en arte. Actrices como Streep modifican el cine y nuestra forma de percibir el cine, haciéndonos más exigentes, conocedores e imponiéndonos una vara de calidad cada vez más alta.
Aunque desfasado siempre llego bien para la época de los Oscar y los Golden Globe. Anoche vimos “Julie & Julia” con Meryl Streep quien este año fue nominada por dos películas como mejor actriz. Esta es una fascinante historia de vidas paralelas y en tiempos diferentes entre el gran emblema de la cocina estadounidense, Julia Child, y una bloguera que con menos capacidad, pero con la misma pasión, 40 años después, trabajó 524 recetas en 365 días, convirtiéndose en una mejor persona al alcanzar objetivos que nunca los había logrado en su vida.
Pero más allá de la historia, lo relevante de la película es disfrutar a la mejor actriz de todos los tiempos, transformada en un personaje que hace olvidar a sus otros papeles en películas tan opuestamente diferentes como La Decisión de Sofía o Mama Mía. Son muy pocos los actores y actrices que no trabajan de ellos mismos, repitiendo hasta el cansancio ademanes y gestos, dibujando a todos los personajes con el mismo estilo a pesar de trabajar en comedias o dramas.
Hollywood tiene muchas debilidades. Un gran porcentaje de películas son solo parte de su marca de la industria para el entretenimiento, cuya ausencia no molestaría ni modificaría nuestras vidas. Pero hay otra parte de Hollywood, esa donde cabe un grupo reducido de actrices, como Meryl Streep, en el que la industria es transformada en arte. Actrices como Streep modifican el cine y nuestra forma de percibir el cine, haciéndonos más exigentes, conocedores e imponiéndonos una vara de calidad cada vez más alta.
abril 06, 2009
Curas enojados, Dios contento
Se enojó el cardenal de Honduras y Dios se debe haber puesto contento.
La separación de Estado e Iglesia muchas veces representa una farsa política, ya que esa pulcritud filosófica del adagio “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” ha servido para censurar a la curia cuando fiscaliza a la clase política y se pone del lado del pueblo, defendiéndolo, acompañándolo e interpretando los mensajes para que los más humildes puedan entenderlo.
Creo que cuando la Iglesia calla, como dice otro dicho, otorga; por ello creo en la Iglesia de la denuncia, la que clama justicia humana y divina para el pueblo que le toca servir. Y es esa Iglesia la que enoja a los políticos, de ahí que el comunismo no solo proscriba a la oposición, sino también a la Iglesia o que Hugo Chávez ande todo el día peleándose con los prelados, el arzobispado y el Vaticano. Lo mismo se le ha escuchado a Correa, a Morales, a los Kirchner, y a los anteriores como Fujimori, Menem y muchos otros presidentes latinoamericanos que prefieren y preferían tener una Iglesia silenciosa, adormecida y vulnerable.
Creo que cuando los curas se enojan y usan el púlpito para la denuncia a favor de su pueblo, Dios se pone muy contento. Seguro que Dios así lo estuvo este domingo de Ramos cuando el Papa Benedictino pidió que cese el tráfico humano en referencia a unos 300 africanos que perdieron sus vidas esta semana al tratar de llegar en un pesquero de mala muerte a Europa.
Y seguramente también Dios se puso muy contento cuando el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez le preguntó desde su púlpito al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, por qué tiene tanto apuro para convocar a una asamblea constituyente, sin explicar muy bien las razones para hacerlo. Entendiendo lo que todo el mundo sabe, de que se trata de una convocatoria para buscar una reforma constitucional que le permita una reelección, el cardenal dijo: “Creo que lo que la mayoría de nuestro pueblo piensa es que una consulta popular siempre es buena, pero la pregunta es por qué ahora y por qué con tanta prisa”.
Rodríguez, con esta declaración, remarcó que lo que se necesita es trabajar por los problemas actuales del país, como el desempleo, la violencia y la crisis económica y dejar de lado políticas para el continuismo político. “El poder es para servir y el que quiere el poder para servirse ofende a Dios”, sentenció.
Lamentablemente, en esta época histórica latinoamericana, esta frase está en desuso.
La separación de Estado e Iglesia muchas veces representa una farsa política, ya que esa pulcritud filosófica del adagio “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” ha servido para censurar a la curia cuando fiscaliza a la clase política y se pone del lado del pueblo, defendiéndolo, acompañándolo e interpretando los mensajes para que los más humildes puedan entenderlo.
Creo que cuando la Iglesia calla, como dice otro dicho, otorga; por ello creo en la Iglesia de la denuncia, la que clama justicia humana y divina para el pueblo que le toca servir. Y es esa Iglesia la que enoja a los políticos, de ahí que el comunismo no solo proscriba a la oposición, sino también a la Iglesia o que Hugo Chávez ande todo el día peleándose con los prelados, el arzobispado y el Vaticano. Lo mismo se le ha escuchado a Correa, a Morales, a los Kirchner, y a los anteriores como Fujimori, Menem y muchos otros presidentes latinoamericanos que prefieren y preferían tener una Iglesia silenciosa, adormecida y vulnerable.
Creo que cuando los curas se enojan y usan el púlpito para la denuncia a favor de su pueblo, Dios se pone muy contento. Seguro que Dios así lo estuvo este domingo de Ramos cuando el Papa Benedictino pidió que cese el tráfico humano en referencia a unos 300 africanos que perdieron sus vidas esta semana al tratar de llegar en un pesquero de mala muerte a Europa.
Y seguramente también Dios se puso muy contento cuando el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez le preguntó desde su púlpito al presidente de Honduras, Manuel Zelaya, por qué tiene tanto apuro para convocar a una asamblea constituyente, sin explicar muy bien las razones para hacerlo. Entendiendo lo que todo el mundo sabe, de que se trata de una convocatoria para buscar una reforma constitucional que le permita una reelección, el cardenal dijo: “Creo que lo que la mayoría de nuestro pueblo piensa es que una consulta popular siempre es buena, pero la pregunta es por qué ahora y por qué con tanta prisa”.
Rodríguez, con esta declaración, remarcó que lo que se necesita es trabajar por los problemas actuales del país, como el desempleo, la violencia y la crisis económica y dejar de lado políticas para el continuismo político. “El poder es para servir y el que quiere el poder para servirse ofende a Dios”, sentenció.
Lamentablemente, en esta época histórica latinoamericana, esta frase está en desuso.
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