Lo que me mueve a dar entrevistas no es hablar de mí, sino abrir un diálogo con el público sobre los dilemas y las posibilidades de la inteligencia artificial.
Agradezco al diario digital Infobae y al
periodista Luciano Sáliche por interesarse en mi novela Robots con Alma,
y que publicó la entrevista hace unos días.
¿Cómo surgió la idea de Robots
con alma?
De mi trayectoria como periodista y defensor de la libertad de prensa. Durante
más de cuatro décadas trabajé de cerca con dos valores esenciales: la verdad y
la libertad. Con el tiempo, vi cómo ambos se erosionaban: la verdad,
distorsionada por la desinformación y la propaganda; y la libertad, debilitada
por sistemas opresivos de todo signo. En un inicio pensé en escribir un ensayo,
pero la ficción me daba libertad para explorar cuanto más podrían degradarse
estos valores si los algoritmos y la inteligencia artificial se apropiaran de
ellos. Así surgió una distopía que se transforma en utopía. Una historia que
plantea que podemos usar la IA para construir un futuro mejor, siempre que
seamos conscientes de lo que pretendemos alcanzar con ella.
¿Cómo fue el proceso de
escritura de la novela?
Partí de mi experiencia profesional y del trabajo que ya había iniciado en mi
libro de no ficción La dolorosa libertad de prensa: en busca de la ética
perdida (Editorial Atlántida, 1993) y otros libros y ensayos posteriores.
Quise ir más allá y no podía limitarme a reflejar el presente, sino a dialogar
con el pasado y el futuro. Imaginé un mundo donde la IA no solo tiene
consciencia y piensa, sino que nos ayuda a redescubrirnos y a ser mejores. La
ficción me permitió hacerme preguntas universales y convertir la trama en una
búsqueda profunda: la de una conciencia moral compartida entre humanos y seres
artificiales.
Si bien es una distopía, en
algún punto es un libro optimista. ¿Está de acuerdo? ¿Por qué?
La distopía que describo es un espejo del presente. No muestro a la IA como una
amenaza, sino como una fuerza cuyo impacto dependerá de las bases éticas que le
demos. En Robots con alma, esas herramientas morales les ofrecen a los
robots a que aprendan a discernir entre el bien y el mal y a autorregularse,
incluso en medio de una Guerra de Conciencias que mantienen con los humanos y
con ellos mismos. El optimismo nace de la certeza de que el futuro no está
escrito: cada decisión de hoy cuenta. Si hoy sembramos conducta ética basada en
virtudes, mañana cosecharemos una IA capaz de convertirse en nuestra aliada
para construir un mundo mejor.
¿Por qué una novela? ¿Qué le
permite la literatura que quizás otras disciplinas no?
Me dio libertad. La ficción conmueve y permite que el
lector no solo entienda las ideas, sino que las sienta. Desde la ficción pude
escapar de la sensación de estar “atrapado entre la verdad y la libertad”, que
es el subtítulo de la novela, y crear mundos donde explorar dilemas éticos y
filosóficos complejos. A través de metáforas y de los robots Veritas y
Libertas, personifiqué esos valores y les ofrecí un viaje emocional y
espiritual. Sobre todo, exploré la gran ironía de la novela: Dios le regala el
alma a los robots para que salven a la humanidad y la ayuden a redescubrir la
divinidad. La intención era mostrar un mundo en el que la tecnología y la
espiritualidad se abrazaran, sino también una IA solidaria, ética,
profundamente humana, como debiera ser.
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