Son muchos los males que se
le achacaron a George W. Bush durante su presidencia; y con razón. Aquella
fecha fatídica para EE.UU., “Setiembre 11 de 2001”, cambió prácticamente todo
en el país y en el mundo, especialmente la forma de hacer política.
A Bush se le condenó por
errores inmensos, entre ellos, por haber adelantado una guerra en Irak
justificada por armas de destrucción masiva que nunca se encontraron. Por la apertura
de la guerra en Afganistán, la violación de los derechos humanos en el
extranjero por parte de militares estadounidenses, por la apertura de la cárcel
de Guantánamo, por no haber encontrado a tiempo a Osama Bin Laden y hasta por
la burbuja inmobiliaria y la crisis financiera por falta de regulaciones a la
banca nacional.
Bush terminó deshecho y,
pese a todos los errores de Barack Obama, ni siquiera puede soñar con hacer
declaraciones críticas porque la gente y el periodismo le contestarán que no
tiene derecho a nada. Seguramente que en su época, en la que defendió los
intereses de los estadounidenses a como
diera lugar, también se espió, pero nunca se supo a ciencia cierta o,
más bien, los delatores e informantes, como Bradley Manning y Edward Snowden, recién
aparecieron en estos últimos años.
La prensa estadounidense, en
general, así como la academia en especial de las grandes universidades, son
demasiado liberales, y por eso el escándalo de espionaje masivo llevado a cabo
por la Agencia Nacional de Seguridad del presidente Barack Obama contra
usuarios de internet, empresas y líderes del mundo entero, pasa por debajo del
radar en este país.
Claro que distinto sería si se
hubiera descubierto que el responsable, en vez de Obama, habría sido Bush. La
prensa lo habría asaltado sin pudor y con pasión. Ahora, en cambio, las
exigencias a Obama son tibias y muchos defienden su validez cuando se excusa de
que el espionaje es necesario por razones de seguridad nacional y para defender
los intereses de los estadounidenses.
Con Bush no habría habido
contemplaciones. De repente a Obama le quedan unos pocos años más de
presidencia para que la prensa y el público reaccionen, en consideración de que
este programa de vigilancia que denunció el ex contratista Edward Snowden, es uno
de los mayores escándalos provocado por EE.UU., comparable a la ilógica invasión
de Irak.
No hay comentarios:
Publicar un comentario