El presidente venezolano Nicolás Maduro apela
cada vez más al sentido religioso como la primera dama nicaragüense, Rosario
Murillo, con su “revolución rosa” con la que se confunde lo religioso con lo
mítico, al usar el nombre de Dios en vano y con sentido netamente demagógico.
Esta vez, al cumplirse cinco meses de la
muerte de Hugo Chávez, Maduro comparó a Chávez con el Cristo redentor, diciendo
que el “Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo verdad en
Chávez”, quien también vino a la Tierra para ayudar a los desprotegidos y a
“proteger a los que nada han tenido”.
No es la primera vez que a la imagen de Chávez se la trata de endiosar
para que su figura trascienda las épocas. Ya lo había comparado a Cristo el ex
presidente iraní, Mahmud
Ahmadineyad, durante su funeral el 5 de marzo pasado.
Maduro, este lunes, dijo que “Hugo Chávez, en el encuentro que tuvo
con este mundo, se encontró con los valores de Cristo y se compenetró con
sinceridad de corazón con los valores de nuestro redentor, el Cristo de los
pobres, el Cristo de los humildes”.
La trascendencia religiosa de Maduro suena tan hueca y demagógica como
la de la primera dama nicaragüense, quien compartió al lado del “compañero” Daniel
Ortega, décadas de ateísmo sandinista, hasta que por obra y gracia de las
divinidades de la política, cambió el rojo y negro sandinista, por el fucsia y
el carmín. El fucsia representa su misticismo con el que ha pintado la mayoría
de edificios públicos, de ahí que esta época haya sido tildada como la “revolución
rosa”; mientras que el carmín, un color religioso, es el que representa el
color de su amistad con su enemigo de antaño, el cardenal Miguel Obando y
Bravo.
Su devoción por el
cardenal la demuestra a diario, pero más convencida que nunca fue cuando le
tocó presentarlo en la Plaza de la Fe el 19 de julio en el 34 aniversario de la
revolución sandinista, mientras compartía el estrado con el venezolano Diosdado
Cabello, su marido el “compañero” Daniel y el prelado: “Para invocar al
Altísimo, al Todopoderoso, al Gran Espíritu, al Supremo Hacedor, a la Fuerza
que nos mueve, desde la vida, hacia la vida, con nosotros en esta Plaza de la
Fe San Juan Pablo II, su Eminencia Reverendísima Cardenal Miguel Obando y Bravo”,
dijo Murillo como si se tratara de una centellante presentadora de circo.
En esta nueva
religiosidad de izquierda, tanto Maduro como Murillo – incluso Ortega – siempre
invocan a Dios, la Fe y a Chávez como si se tratara de la misma Trilogía Divina.
En esta invocación en vano del nombre de Dios, tratan de acercarse a las masas
manipulando sus sentimientos religiosos para perpetuarse en el poder.
5 comentarios:
Pero las masas se dejan......
Hay muchas cosas que ver en este enredo de la "manipulación religiosa" como la llama sr. Trotti.
Por qué Maduro hace algo que es ofensivo para los católicos? Todos dirían que es una blasfemia, entonces que clase de manipulación es esa?
La religion católica predomina en Venezuela pero la mayoría también cree en un mejunje de santería criolla y hay miles de viejitas que prenden velas a Chávez todos los días.
Es fácil juzgar desde afuera con los valores adquiridos en países desarrollados pero la realidad en América Latina es otra.
Maduro cree que su pueblo es ignorante y lo trata como tal, pero como dice Anónimo, el pueblo se deja. Y aplaude.
Y esos imbeciles no son los que repiten que la religion es el opio de los pueblos?
Argentina no se queda atrás, porque la sra. Cristina está sacando afiches de propaganda política con el papa Francisco en el fondo.
Venezuela usa a Cristo y Argentina tiene su papa propio.
Por eso se escribió una canción que claramente dice: "cuando los pendejos son muchos hasta eligen a su presidente"...
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