martes, 27 de julio de 2010

Desterrados cubanos: ¿Moneda de cambio?

Como era de suponer, el canciller español Miguel Angel Moratinos terminó por pedirle a la Comunidad Europea algo bastante descabellado: que a cambio de la benevolencia de los hermanos Castro de liberar a un grupo de presos políticos, llegó el momento de renovar o mejorar las relaciones con Cuba.

Es algo que se esperaba después de que Moratinos junto con el cardenal Jaime Ortega y Raúl Castro pactaron el destierro de los presos políticos, al menos 52 de un total de 147 según las nuevas cifras que dieron los grupos de derechos humanos que todavía están en la cárcel.

En lo que se equivoca Moratinos que nada ha cambiado en la isla. La liberación, mejor dicho el destierro, muestra que en Cuba todo sigue igual, el que habla, opina o piensa diferente, no tiene muchas alternativas: es proscripto, agredido y perseguido o, si tiene suerte, es desterrado.

Moratinos tiene razón cuando dice que nadie hubiera creído que hace un mes y medio atrás alguien hubiera podido siquiera pensar que los Castros abrirían las puertas de la cárcel, pero se equivoca en afirmar que las cosas han cambiado. En Cuba hay tanta o más opresión hoy que hace uno o dos años atrás. Por lo que sería desacertado y equivocado que se levanten todas las sanciones como las de los países europeos y de Estados Unidos, las que se han impuesto y renovado y modificado durante décadas para presión por una política mejor de derechos humanos en la isla. Que el régimen no haya cambiado, no puede ponerse como carga de prueba sobre quienes presionan por cambios, sino contra mantiene una política de opresión.

En estos episodios de liberación y destierro hay elementos que sobresalen. Como siempre, el régimen cubano utiliza como moneda de cambio a los presos políticos, a los que canjea, por algunas concesiones económicas para sobrevivir, como lo hizo a lo largo de sus décadas de opresión.

Lo bueno de España, a pesar de la queja de varios presos políticos, es que no le ha dado a los desterrados cubanos un trato de exiliados, porque no hubieran podido criticar al régimen, como establece este tipo de status político. Lo malo de los liberados, es que muchos se están quejando de muchas cosas internas sobre el trato de los españoles, cuando creo que todo el mundo está observando la disposición y generosidad del gobierno ibérico, que a pesar de su propia crisis económica y política ha sacado pecho como país hospitalario.

La gran equivocación del gobierno español es utilizar como moneda de cambio a los desterrados cubanos y buscar descaradamente beneficios económicos para Cuba entres sus pares europeos, como si ahora todo fuera diferente; sabiendo, además, que todo sigue igual.