En Honduras, sin dudas este marzo de 2010 será recordado como un año trágico para el periodismo, así como en Cuba se conmemora la “Primavera Negra” en recordación del aciago mes de marzo de 2003 en el que fueron encarcelados 75 disidentes, entre ellos una treintena de periodistas independientes.
Cinco periodistas han sido asesinados en el país este mes, en una espiral de violencia contra la prensa, difícil de comprender, como especifiqué en el post anterior, y que seguramente acarreará un nivel cada vez mayor de autocensura, lo que conspira directamente con el derecho del público a saber.
Presumiblemente a las denuncias sobre corrupción que siempre terminan llevando consecuencias contra los periodistas y a la violencia que despliegan las pandillas, podríamos estar ante un fenómeno de aumento de la violencia generado por el apoltronamiento en la zona, de grupos de narcotraficantes que están escapando del conflicto con los militares mexicanos en la frontera con Estados Unidos. Honduras es un territorio a medio camino entre las grandes zonas productoras de drogas, como Colombia, y consumidoras, como Estados Unidos; un territorio muy apetecible para el crimen organizado.
Esta mañana, 26 de marzo, fueron asesinados a mansalva José Bayardo Mairena y Manuel Juárez en la carretera a Juticalpa, Olancho, quienes dirigían un programa de radio en la localidad de Catacamas.
Este mes, el 1 de marzo fue asesinado Joseph Hernández Ochoa, periodista de Canal 51, en un atentado en el que milagrosamente salvó su vida la periodista Carol Cabrera, de Canal 8, quien en un atentado anterior contra su vida, perdió una hija. El 11 de marzo en La Ceiba, Atlántida, fue acribillado el periodista radial y televisivo David Meza Montesinos, de 51 años, quien venía denunciando disputas sobre tenencia de tierras. Y el 14 de marzo, en la ciudad de Tocoa, fue asesinado Nahúm Palacios, de 34 años, quien fungía como director de noticias de Televisora del Aguán y de un noticiero en radio Tocoa. Un camarógrafo salió ileso del mismo atentado.
El 2009 tampoco fue un año fácil para la prensa hondureña, que se vio arrastrada por el conflicto que se generó antes, durante y después del golpe de Estado del 28 de junio. Además, ese año cargado de agresiones, fueron asesinados Bernardo Rivera Paz (secuestrado el 13 de marzo y sus restos encontrados el 9 de julio); Santiago Rafael Munguía (el 31 de marzo) y Gabriel Fino Noriega, el 3 de julio.
Todavía no hay certeza sobre los móviles, así como tampoco hay pistas que permitan identificar a los culpables, por lo que queda a las autoridades locales y nacionales su mayor esfuerzo para que no trepe esta espiral de violencia que conspira contra el derecho a buscar, difundir y recibir información.
El Estado hondureño, y su principal administrador, debe hacerse cargo de esta tragedia y no permitir que la impunidad genere mayor violencia.
4 comentarios:
El asesinato de periodistas en Honduras coincide con la division de criterios que existe en la comunidad hondureña. Por un lado los pro-comunistas que fueron aliados de Mel Zelaya, crearon una red de periodistas a sueldo, quienes no solo se dedicaron a alabar al presidente derrocado, tambien apoyaron sus intenciones de continuar como presidente en contra de la constitucion de la Republica, esto los coloco en una posicion de peligro ante quienes se opusieron a ello. El periodista honrado que se dedica a investigar las injusticias que ocurren a diario en Honduras, señalan a quienes se dedican al trafico de drogas y lavado de dolares se convierten en faciles victimas de la delincuencia que vive del crimen, mientras que las autoridades solamente se dedican a realizar escenas de peliculas, puro teatro y hoy mas que hace tres meses los crimenes son mas numerosos. El gobierno actual carece de tacticas definidas en contra del crimen organizado, solamente son entrevistas diciendo que van a hacer muchas cosas y al final continua la ola de criminalidad. Los periodistas honrados y capaces continuaran muriendo asesinados, por razones politicas o por orden del narcotrafico y el abundante numero de lavadores de dolares que existen en territorio hondureño, mientras que nuestro presidente como limosnero continua pidiendo que le reconozcan su gobierno, olvidandose que una de sus promesas de campaña es controlar el crimen organizado.
Nada puede justificar que se mate a los periodistas para acallar sus voces. Honduras ha caído en un desorden que puede traer profundas consecuencias. Parece que el gobierno no termina de entender que su función primera es proteger las vidas de sus ciudadanos. Si la policía es impotente, pues el gobierno no sirve. Así de sencillo. No debemos buscar excusas porque entonces seremos cómplices de un futuro aún más sangriento.
Qué podemos hacer ante esta situación de violencia generalizada?
1. Cerrar los ojos y pensar que mientras no se metan con nosotros, no hay problema.
2. Darle oportunidad al gobierno y esperar con miedo que no nos toque.
3. Alzar nuestras voces y exigir acción real de la policía. No apañar una cobardía que asesina nuestra juventud.
Estemos bien claros de la situación. No es cosa de liberales o cachurecos. Es la ley de la selva que nos ha sido contagiada de países donde la violencia y el crimen son cosa de todos los días. Países que se dicen libertadores pero que usan la fuerza del gobierno para amedrentar, encarcelar pagar sicarios para acallar opiniones.
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