jueves, 25 de marzo de 2010

El silencio o la vida

En el adagio popular el ladrón da a escoger a su víctima entre "la bolsa o la vida", pero en México la disyuntiva a la que se expone el periodista es más cruel: el silencio o la vida.

La consecuencia de esta macabra alternativa es que en varias zonas de México los medios de comunicación han optado por la autocensura para evadir la violencia del crimen organizado, que en los últimos cinco años, según la Sociedad Interamericana de Prensa, cobró la vida de 49 periodistas y es responsable de la desaparición de otros 15, ocho de estos ocurridos hace semanas en el peligroso estado de Tamaulipas, encendiendo los reflectores de la prensa internacional.

El periodismo mexicano vive hoy lo que el colombiano sufrió con el sanguinario Pablo Escobar, aunque con el agravante de que en vez de los cárteles de Medellín y Cali, son nueve los grupos de narcotraficantes que se disputan la mafia en 22 de los 31 estados del país. Este tipo de terrorismo doméstico ha aniquilado a 17 mil personas en tres años.

Tanta violencia tiene gran impacto en los medios, especialmente en zonas limítrofes con Estados Unidos donde el narcotráfico está decidido a comprar silencio, ya sea con plata o con plomo. Periodistas, fiscales y policías son comprados y sobornados o asesinados y desaparecidos, cualquier método es eficiente para evitar la publicidad sobre el trasiego de drogas y sus crímenes conexos.

El silencio es inducido en forma directa o infundiendo terror mediante métodos funestos. A principios de año, junto al cadáver del periodista Valentín Espinosa, asesinado por represalia a su labor o para usarlo como pizarra para publicitar su violencia, los narcos dejaron un recado para los medios de la ciudad de Saltillo: “esto les va a pasar a los que no entienden que el mensaje es para todos".

El caso de Rodolfo Rincón del periódico Tabasco Hoy es más patético. Su cuerpo, según la fiscalía, fue disuelto en ácido por el brutal grupo Los Zetas, imitando a la Cosa Nostra o a filmes de horror. Según informes de prensa, a un sicario al que se le atribuye numerosos asesinatos en piscinas de ácido le llaman “El preparador de caldos”. Otros periodistas son usados como mensajeros, como a dos secuestrados del diario Milenio en la fronteriza Ciudad Reynosa, a quienes liberaron con la advertencia para todos: “no vengan a calentarnos la plaza”.

Ante la ineficiencia del gobierno por responder a esta violencia y la pérdida de confianza general en las instituciones, la autocensura se ha convertido en el refugio más seguro para los periodistas. Pero si bien este silencio inducido es una forma muy justificable de autoprotección en el corto plazo, se corre el riesgo que la desinformación cree un efecto boomerang a futuro.

En un clima de mutismo mediático, la omisión de información generará siempre mayor incertidumbre, indefensión y espacio propicio para rumores. El ejemplo más palpable ocurrió semanas atrás, cuando muchos pobladores – incluidos sicarios del narcotráfico – usaron mensajes en teléfonos móviles, Twitter y Facebook, para diseminar rumores y noticias falsas sobre hechos violentos, provocando más pánico e incertidumbre.

La autocensura y la desinformación si bien “protegen” al crimen organizado, también disfrazan la ineptitud del Estado, potenciando así un círculo vicioso en el que prosperan tanto el delito como la corrupción y la impunidad. Y lo único que puede destrabarlo es que el gobierno, más allá de la represión, le dé mejores garras a la Justicia para crear sistemas de castigo capaces de disuadir a los violentos, mejorando los estándares de prevención del crimen. Es que solo un puñado de criminales de los 98 asesinatos registrados desde 1987 a la fecha, está preso.

Pero el periodismo no puede esperar que el conflicto lo resuelva solamente el gobierno ni su autocensura. Los medios mexicanos tienen también responsabilidades. Capacitación, mejores condiciones laborales y mejores salarios, ayudarán a la profesionalización del gremio, hoy por hoy su mayor debilidad.

Todo esto, sin perder de vista que sin asociaciones fuertes de prensa ni solidaridad y unión de parte de los medios nacionales para con los más vulnerables en el interior del país, la única receta seguirá siendo el silencio. Y el silencio también mata.

5 comentarios:

Orangu Chavez dijo...

La guerra contra el narcotráfico ha causado 17,000 muertos en un año. México tiene más de cien millones de habitantes. Sin embargo, Venezuela tiene solamente la cuarta parte (veinte y cinco millones) y en 2009 hubo 18,000 muertes violentas. Entonces, no es peor el desgobierno de chavez que la violencia de Mexico? Hablemos de hechos, no ideologías.

ANTICHAVEZ NO ANTICASTRO dijo...

Chavez deja de perseguir a mis periodistas YA sabemos que sos vos el que da las ordenes en contra de nuestros peridistas para ejecutarlos, asi que dejate de babosadas y no sigas JODIENDO A HONDURAS!

Javier Nicolas dijo...

Es increible el odio que tienen Ustedes hacia Venezuela y un Presidente que lo puso y lo mantiene la mayoría del pueblo venezolano....Aunque les duela en el alma es el único Presidente que le habla sin tapujos ni falsas diplomacias a los venezolanos....¡Entonces Sr. Trotti ! ¿Cómo explica lo publicado en Blogs anteriores de que en Venezuela se persigue y se mata indiscriminadamente a los periodistas y se atenta contra la libertad de expresión?

Patricia Mercado dijo...

Desafortundamente los medios en México estamos en completa indefención contra el crimen organizado y contra los controles que quieren ejercer los gobiernos locales.
Y si bien es cierto que hay autocensura, la prefiero a tener más periodistas muertos.
En el periódico que yo trabajo no publicamos los nombres de los reporteros cuando son notas relacionadas con el crimen organizado, y lo hacemos porque hemos recibido amenazas de muerte y los zetas han golpeado a fotógrafos, sin ninguna razón.

Anónimo dijo...

Toda la violencia generada en mexico y centroamerica es por las torpesas del chuinpance de chavez, y las falsas espectativas que le mete a la gente en pleno desarrollo para crearles confusion!