domingo, 4 de enero de 2009

Pobreza y Luna: la misma fórmula

La crisis económica mundial ha eclipsado la reconquista de la Luna y otros importantes objetivos espaciales trazados durante el 2008, aunque la historia lo reacomodará como el año en el que los países asiáticos avivaron el progreso de la humanidad.
Rompiendo con la hegemonía de EE.UU. desde que Neil Amstrong caminó sobre el polvo lunar el 20 de julio de 1969, las economías emergentes de China e India lideraron este año la carrera espacial, tras recoger los frutos de grandes inversiones en educación de Ciencias y Matemáticas, ecuación también indispensable para la competencia económica y la fortaleza laboral.
Los adelantos de China en materia espacial no son casualidad. Su estrategia estuvo inspirada en el modelo de John Kennedy durante la Guerra Fría de consagrar eficacia educativa en las Ciencias Exactas, lo que a la postre desembocó en el proyecto Apolo, aportando al país liderazgo científico y económico.
Bajo esa estrategia, fue notable el desarrollo tecnológico y mercantil de China aunque su progreso sólo quiera atribuírsele a la apertura de sus mercados. El sondeo de este año de Tendencias en Estudios Internacionales de Matemáticas y Ciencias (Timss), que mide las calificaciones en Algebra, Geometría, Química y Física, concluyó que varios países asiáticos como China, Taiwán y Singapur continúan a la vanguardia mundial en esas materias, superando ampliamente a EE.UU.
Sin dudas, la visión educativa de Asia a largo plazo le redituó avances sostenibles. China conquistó en setiembre un paso gigantesco al realizar su primera caminata espacial; mientras que India, un mes después, colocó un satélite en órbita lunar. De esa forma, la nave india Chandrayaan-1 y la china Change se sumaron a la japonesa Selene y a la europea Smart-1, todas en preparación para un pronto alunizaje.

Los expertos estiman que China será la primera nación en poner un hombre en la Luna en este siglo, tal vez antes del 2016. EE.UU. recién lo haría para el 2020, no porque haya perdido su liderazgo, sino porque sus prioridades han cambiado tras una reestructuración de la NASA, cuyos objetivos ya no son sólo científicos como los que alcanzó con las seis misiones humanas Apolo enviadas a la Luna entre 1969 y 1972.
Las motivaciones ahora son diferentes. Se trata de establecer bases permanentes en la Luna con la misión de explotar recursos minerales para producir energía y utilizar el satélite como trampolín para alcanzar horizontes tan lejanos como los de Marte.
Las Ciencias Exactas juegan en este propósito un papel trascendente. Al alinear los objetivos de la NASA con los del país y del sistema educativo, en su discurso de enero de 2004, el presidente George W. Bush, emulando a John Kennedy, expresó: “la fascinación generada por la futura exploración inspirará a nuestros jóvenes a estudiar matemáticas, ciencias e ingeniería, creando una nueva generación de innovadores y de pioneros”.

EE.UU. ha mejorado el aprendizaje de las Matemáticas en los últimos años, según el Timss; sin embargo todavía permanece a la zaga de Asia. El Programa de Seguimiento de Estudiantes Internacionales (PISA) que evalúa cada tres años los conocimientos de alumnos de 15 años en Ciencias, Matemáticas y Lectura, ubicó a China, Taiwán y Japón junto a Finlandia, Canadá, Estonia y Nueva Zelanda, entre los mejores puntajes del mundo. Asimismo, demostró que mientras en Australia y Japón uno de cada siete estudiantes comprende Ciencias, esa relación alcanzó sólo a uno de 20, en México y España.
Aquel estudio entre 400.000 alumnos realizado en 2006, mostró, sin embargo, calificaciones bajísimas de aprendizaje para Latinoamérica. Chile obtuvo el mejor lugar (40) de entre 57 países, seguido por Uruguay (43), México (49), Argentina (51), Brasil (52) y Colombia (53). Estos resultados confirman evaluaciones recientes, como las del Banco Mundial, que relacionan la mala calidad de la enseñanza con el bajo nivel de desarrollo económico de un país.
Ir al espacio es un objetivo irreal para una Latinoamérica que tiene otras prioridades y que no posee tecnología ni aspiraciones. Sin embargo, mantener objetivos altos con proyectos cualitativos de enseñanza en Ciencias Exactas, permitirían ventajas económicas más competitivas; y si bien llegar a la Luna no sea el resultado, al menos ayudarían a salir de la órbita de la pobreza.

1 comentario:

Dunia Orellana dijo...

Siempre me soprendo de la escritura suya en sus post. Aunque algunas veces difiero en sus ideas reconozco que este me ha dejado MARAVILLADA. Porque fue al la luna para terminar el la pobreza y hacerme reflexionar con un final impactante. Que este 2009 sea tan provechoso y maravilloso para seguir haciéndonos crecer con sus escrituras