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noviembre 23, 2014

China – EEUU: Aire más puro

Lo más trascendente de la Cumbre Asia-Pacífico no fueron los acuerdos comerciales entre China y EEUU o que se tejieran relaciones este - oeste, sino que Obama se reinventara buscando su norte tras la reciente derrota electoral.

Tras perder las dos cámaras del Congreso a manos de los republicanos, Obama entiende que su legado está en la política exterior. Tiene ahí mayor margen de maniobra que en temas internos. Por eso dejó de lado la beligerancia competitiva con China en asuntos comerciales y tecnológicos, para tejer un fuerte compromiso para detener el cambio climático.

Es la primera vez que ambas potencias se comprometen mutuamente a reducir los gases de efecto invernadero. Ya no existen dudas que son los máximos responsables por el calentamiento global cuyas consecuencias son evidentes: aumento del nivel de los mares, extinción de plantas y especies, cambio brusco en el patrón de cosechas, más muertes y nuevas enfermedades por problemas respiratorios. Para lo más escépticos, un video reciente de la NASA, www.nasa.gov, muestra la elocuencia trágica de la presencia de dióxido de carbono en la atmósfera norte del planeta, acusando con el dedo a los países más desarrollados.

Nadie cree que este nuevo acuerdo, entre quienes generan el 45% de la contaminación mundial, sea suficiente. Pero sí era necesario. Los presidentes Obama y Xi Jinping declararon una guerra común contra la energía por carbón y quieren que las energías limpias y renovables ocupen la agenda de las próximas décadas. El objetivo común es limitar que la temperatura suba 2 grados centígrados en este siglo. Las proyecciones son catastróficas si sucediera. Para ello, China se comprometió a consumir 20% más de energía limpia para 2030 y EE.UU. a reducir la contaminación a 17% para 2020 y a 26% para el 2030.

Es cierto que el acuerdo entre estas potencias es solo papeles y pura demagogia mientras no muestren acciones concretas de cómo alcanzar sus objetivos paso a paso. Además, esos límites no consideran cabalmente el aumento demográfico en cada país, en especial en China, fuente de contaminación creciente considerando la necesidad de producir más energías.

Lo que resta ahora es que este nuevo marco incentive mejores compromisos en la cumbre de diciembre en Lima y de París del próximo año, donde se espera que los gobiernos alcancen un nuevo tratado de carácter obligatorio que suplante al de Kioto, que ha quedado desfasado, incumplido y tiene grandes ausentes.

No todo es problema en el norte. Las noticias tampoco son buenas en América Latina. Brasil tiene en la Amazonia el pulmón del planeta la solución en sus manos, pero la tala indiscriminada y a pasos agigantados está convirtiéndose en el problema a resolver. La deforestación aumentó en ritmo frenético en el último año, alcanzando 5.891 kilómetros cuadrados muy por arriba de los niveles que se registraron en años anteriores. Antes, las leyes punitivas funcionaban, pero los taladores y contrabandistas le han encontrado sus puntos débiles.

Resta que Dilma Rousseff acepte la responsabilidad para enfrentar el problema, así como lo hizo Obama antes de acordar con los chinos. Después de décadas de resistencia, el gobierno estadounidense aceptó su compromiso tras un informe categórico, “Evaluación Nacional del Clima”, en el que 300 científicos, sin más excusas, determinaron que el cambio climático es efecto de la actividad humana. A partir de ahí se establecieron metas para reducir las emanaciones de automóviles y la explotación de energías fósiles.

Esa posición de Obama ayudó para que este año otros gobiernos resistentes a elaborar protocolos para la descontaminación, como los desarrollados Canadá y Japón con altos índices de polución y la emergente India, se comprometieran en la asamblea de Naciones Unidas a reducir los gases contaminantes a través de un tratado con objetivos concretos.

Nadie puede quedar sin responsabilidad frente al calentamiento global, todos son responsables, los países desarrollados por su nivel industrial y los en desarrollo por la deforestación. Después de Lima y de París ya no quedarán muchas opciones y tiempo para revertir la situación, a no ser que haya un vuelco masivo y decidido a favor de las energías renovables. Así como está, el futuro se mira catastrófico. 

octubre 06, 2014

Hong Kong: La sublevación digital

Todas las revoluciones en la historia sirvieron para denunciar opresión y exigir libertad. Sin embargo, jamás esos derechos e insubordinaciones se habían expresado con tanta rapidez y espontaneidad.
La desobediencia civil del movimiento “Occupy Central” en Hong Kong, demuestra cómo las nuevas tecnologías, en especial redes sociales y teléfonos móviles, han potenciado la capacidad de convocatoria y organización de las masas.
En la ciudad más conectada del mundo, con 2.5 celulares por habitante y donde los 7 millones acceden a banda ancha y blue tooth indiscriminadamente, y los activistas usan drones para filmar sus protestas y divulgarlas por live streaming, más que de una “revolución de los paraguas”, se debería hablar de una sublevación digital.
El éxito de esta revolución no será de quien gane más calle, sino quien mejor use las tecnologías: Los manifestantes por amplificar mejor sus derechos o las autoridades por censurar en forma eficiente esos mensajes.
Para los hongkoneses la ecuación no es fácil. Debido a la censura que empezaron a experimentar en sus redes sociales y por virus cibernéticos que destruyen sus comunicaciones, recién ahora tomaron conciencia sobre los pesares que vienen sufriendo sus connacionales en China continental.
Los esfuerzos de las autoridades chinas por censurar son sobrehumanos, porque las redes sociales, los mensajes de texto o Whatsapp son menos vulnerables que los periódicos, radio o TV. En China Facebook e Instagram están prohibidas, y la censura es habitual en Weibo, el twitter chino. Una ley reciente castiga con tres años de cárcel a quien difunda rumores por la red; y casi todo puede ser rumor.
Desde la perspectiva de los líderes chinos la protesta también es difícil de digerir. Si no contienen las manifestaciones, pudieran contagiar luchas por más libertades tierra adentro. Y si las reprimen con gases pimienta y lacrimógenos, como ya sucedió, pudieran generar mayor adhesión interna y condenas internacionales.
Esta disputa entre censura y libertad es extensión de aquella realidad que el gobierno chino quiso tapar con el lema “dos sistemas, un país”, acuñado después que tomó posesión de Hong Kong en 1997 tras 150 años de dominio británico. Pese a sus promesas de mayores libertades, siempre se supo que tarde o temprano el gobierno autoritario de Beijín cortaría algunos de los derechos que siempre consideraron privilegios y que han negado a sus 1.300 millones de habitantes.
Tampoco hay que confundirse. El uso y euforia que despiertan las nuevas tecnologías no prometen resultados automáticos. La “Primavera Árabe” no logró más democracia en Medio Oriente, ni las marchas en Ferguson acabaron con el racismo en EEUU, ni los estudiantes chilenos consiguieron educación gratuita.
Esto demuestra que las redes sociales y las nuevas tecnologías son medios, no fines y que también pueden usarse para el mal: Para acosar, divulgar mensajes de odio, promover pornografía o como armas de propaganda de los terroristas. A YouTube, Facebook, Twitter o Google no les está resultando fácil bloquear y filtrar todo ese tipo de mensajes, por lo que hay que aprender a convivir con ellos.
De todos modos, lo importante de estas revoluciones digitalizadas es que están ayudando a crear una mejor cultura de la denuncia, en favor de la búsqueda de soluciones. Antes, las entidades de derechos humanos conocían los problemas, pero carecían de pruebas. Ahora, a las evidencias las aportan los usuarios que las retratan con sus móviles y las hacen virales en las redes sociales.
Es difícil predecir qué sucederá en Hong Kong. Los miembros de “Occupy Central” piden cada vez más y las autoridades otorgan cada vez menos. Además de elecciones libres sin interferencias del partido central, los activistas ahora quieren la renuncia al líder de la ciudad. Mientras tanto, desde China continental se amenazó con “consecuencias inimaginables” si las marchas prosiguen; una alusión subliminal al miedo que todavía provoca la masacre en la Plaza de Tiananmen, aquella protesta juvenil que también exigía más libertad y democracia.
Pero a diferencia de la oscuridad en la que se produjo aquella barbarie en 1989, ahora los jóvenes en Hong Kong están iluminados y protegidos por las nuevas tecnologías. Esa es la revolución. 

agosto 02, 2012

Mercosur, Chávez y Paraguay

El verdadero golpe fue el de Hugo Chávez al Mercosur y no el de los paraguayos cuando hace un mes destituyeron al presidente Fernando Lugo. Chávez, ni lerdo ni perezoso, a sabiendas de que los senadores paraguayos eran el último y único escollo que tenía para que Venezuela se incorpore al Mercosur, fue el artífice para que Cristina de Kirchner, José Mujica y Dilma Rousseff, bloquearan la participación de Paraguay en el Mercosur – al menos hasta que las elecciones presidenciales paraguayas se realicen en el 2013 – y así, sin las reticencias y oposición de los senadores guaraní, tuviera el campo abierto para que lo acepten como socio pleno en el Mercosur. A pocas semanas de la destitución de Lugo, esta semana Chávez cantó victoria. Una victoria que está lejos de convertir al Mercosur en un bloque económico mucho más poderoso, pero que sí le da armas a Chávez para hacer propaganda electoral en camino a los sufragios de octubre próximo. Queda por verse como las desiguales economías del bloque de cinco países podrán hacer su aporte al bienestar de todos, siendo que lo único en común que tienen es que individualmente sus ojos y bolsillos están puestos en China, la segunda superpotencia económica mundial que también está de capa caída y consumiendo menos materias primas, pero apoderándose cada vez más de la deuda externa de estos cinco países latinoamericanos. Venezuela, habiendo enajenado parte de sus reservas petrolíferas futuras a China, es uno de los más perjudicados por el hambriento país asiático. Habrá que analizar en el futuro si se materializan los grandes anuncios de Chávez de esta semana sobre los beneficios de la incorporación de Venezuela al bloque económico, cuyos integrantes, en la actualidad, tienen superávit en desconfianza mutua y un gran déficit en lo comercial y económico.

marzo 02, 2011

China se suma a Irán, contra la prensa extranjera

Como consecuencia de la cobertura que los corresponsales extranjeros estaban dando a las protestas convocadas en China a través de internet, el gobierno impuso nuevas restricciones a los periodistas de la prensa internacional para que no se puedan acercar a una plaza en Shangai y a una serie de calles en Pekín, así como ya existían para la zona del Tíbet.

Con estas zonas de exclusión, China adopta las mismas medidas que el régimen autoritario de Irán que prohibió a los periodistas cubrir las protestas después de las escandalosas y mortales revueltas de 2009, cuando la oposición se alzó en contra del fraude electoral que terminó proclamando a Mahmud Ahmadineyad como presidente reelegido.

En China esta represión contra la prensa recuerda la discriminación que sufrieron los periodistas durante la cobertura de las olimpíadas en 2008 y de las revueltas estudiantiles en la Plaza de Tiananmen de 1989, cuando todavía no había internet ni teléfonos celulares y se dependía del periodismo tradicional para conocer la verdad.

A pesar de las redes sociales y el internet, y las nuevas tecnologías que han ayudado a que las revueltas en el mundo árabe sean conocidas y contagiadas, la labor de la prensa es importante en la organización y selección de la información y para iluminar los conflictos, lo que es trascendente para que el público tenga una mayor comprensión de los conflictos y se cree opinión pública.

China despierta incredulidad cuando se muestra manipulador y censor de la información, encarcela cibernautas y restringe a los periodistas. Situación que no solo la asemeja a países del mundo árabe, sino también a Cuba, donde la prensa independiente fue encarcelada y ahora desterrada y los corresponsales extranjeros son llamados por las autoridades para que expliquen sus notas con la intención de que se mantengan autocensurados.

Cualquier país en el mundo con este récord como el de China, en franca violación de los derechos humanos y la libertad de expresión, suele ser fuertemente condenado por la comunidad internacional. Pero una vez más, observamos como los intereses económicos sosiegan esos reclamos ante un avance impresionante de su desarrollo y economía, que pronto catapultarán a China como la primera potencia mundial.

Sin prensa internacional libre, difícilmente podamos ver toda la verdad, aunque las nuevas tecnologías estén ayudando a que haya mejor comunicación y los conflictos estén más iluminados.

febrero 28, 2011

Internet, libertad, expresión


 Las protestas populares en el mundo árabe y las que a menudo se organizan en otras partes del mundo así sea en China o en Venezuela tienen un común denominador, más allá de que las peticiones de los manifestantes estén dirigidas a que haya reformas, más derechos para las mujeres, menos discriminación para grupos étnicos, menos corrupción, más empleos y democracia.

Nadie puede esconder que el internet se ha transformado en el vehículo más importante de expresión, un derecho que la gente vino reclamando por siglos en países dominados por gobiernos opresores, pero que nunca tuvo formas de cómo ser canalizado.

Ante las protestas en el mundo árabe organizadas y convocadas en Facebook y Twitter, y las que no se dan porque los gobiernos ya han emprendido algunas reformas como en Arabia Saudita o Siria o en China por temor a que les suceda lo que a Túnez, Egipto y Libia, es evidente que la revoluciones de esta década deberá atribuirse al empoderamiento de la gente a través del internet.

El internet ha acelerado los procesos revolucionarios porque expone los reclamos en una forma rápida, exponencial y ante una audiencia internacional que es a la única a la que los gobiernos opresores le temen. De ahí que los países menos iluminados, los más oscuros sean los más corruptos.

febrero 26, 2011

Embajador debería ser censurado, por…


El embajador estadounidense en China, John Huntsman, es censurado en el internet por el gobierno chino, en represalia por haberse mostrado en un video de YouTube en una calle céntrica de Pekín, el domingo pasado, adonde acudió como parte de una protesta pública que organizadores desconocidos convocaron en la web.

China, uno de los países donde más censura existe y donde Facebook y Twitter no son permitidos y Google tiene límites, ya estaba bloqueando desde la semana pasada toda noticia sobre la canciller Hillary Cinton, desde que anunció que EEUU estaría invirtiendo 25 millones de dólares para apoyar a blogueros y cibernautas víctimas de censura en varios países del mundo.
No se sabe a ciencia cierta quienes o quien convocó virtualmente a la llamada ``revolución china de los jazmines'', la que se suma a la convocada por la web de derechos humanos Boxun, que pide a los chinos que salgan a dar un paseo a las dos de la tarde cada domingo en 13 ciudades del país. Las evidencias indican que, entre el presupuesto de los 25 millones y la presencia del embajador, EEUU podría estar detrás de incentivar a los chinos para que emulen los alzamientos en Libia, Egipto, Túnez y los demás países árabes.
Si fuera así, se trataría de un hecho lamentable. Las protestas en el mundo árabe se han registrado por motu proprio, y el gobierno estadounidense no debería meterse ni siquiera aparentar de meterse, para que los gobiernos luego no tengan la excusa de reprimir por las injerencias del imperio, como suele ocurrir.
Lo mejor que ha sucedido hasta ahora, es que son los propios ciudadanos de esos países con la ayuda de las nuevas tecnologías y las redes sociales, que les han servido de medios e instrumentos, los que han incentivado las revoluciones debido a la falta de libertad, corrupción y altos índices de desempleo y opresión.
El gobierno estadounidense debería guardar una actitud pasiva con los pobladores y seguir presionando a los gobiernos, como al de Libia, para que dejen de lado las matanzas. Debe limitarse a eso y evitar las fantochadas como las del embajador Huntsman, que parece que busca publicidad para posicionarse en la escalera electoral.  
Una cosa es apoyar a cibernautas y blogueros y otra es participar directamente en las protestas. El gobierno estadunidense debería censurar esta falta de diplomacia del gobernador.

octubre 18, 2010

Mineros muertos y mayor conciencia

El rescate de los 33 mineros chilenos no solo fue una odisea epica que demostro la capacidad y organizacion del gobierno, sino que ademas atrajo la atencion de la prensa a un tema que siempre paso inadvertido: la inseguridad laboral y fisica de los mineros y los accidentes fatales a los que se exponen.

Repentinanmente y tras el rescate de la mina San Jose, se pudo advertir que tanto en Colombia como en Ecuador murieron y todavia sigue la busqueda de mineros atrapados, mientras que en el mismo Chile una piedra de una tonelada aplasto a otro minero elevando a 32 la cantidad de accidentes fatales en lo que va del ano y a 374 hombres muertos en su trabajo debajo de la superficie en la ultima decada.

La reaccion mayor del rescate en Chile sucedio en China, donde muchos se preguntaban si su gobierno haria los esfuerzos que condujo el presidente Sebastian Pinera, mientras otros directamente protestaron contra el gobierno por haber dejado morir o no rescatar a sus mineros, cifra que alcanzo a 2.600 en 2009. El sabado pasado, una explosion en una mina de carbon en la provincia de Henan mato a 21 mineros y 16 permanecen atrapados.

Lo mas trascendente de lo que ocurrio en China fue que mientras la television estatal mostro las imagenes en directo del rescate en Chile, enmudecio sobre el accidente en su propia mina, lo que demuestra la falta de transparencia que los gobiernos comunistas tienen para con sus ciudadanos, en contraste con la experiencia de Chile.

Lo importante de la mina San Jose fue que ha creado conciencia sobre uno de los oficios mas riesgosos y desprotegidos del mundo, y sobre los abusos a los que se exponen los mineros. Es probable que a partir de ahora no solo cambie la vida de los 33 chilenos, sino tambien la de todo minero en el mundo o, al menos, que se aprecie su trabajo.

marzo 23, 2010

Bien por Google

Ahora que Hugo Chávez se estaba disponiendo a censurar el internet y a reforzar su estrategia electrónica a través de “Mi trinchera” su nuevo blog y los cibermilitantes o mercenarios del internet, algunos de los cuales se pronuncian continuamente en este blog solo para insultar a los demás, Google decidió retirarse del negocio en China y así evitar tener que corresponder con las leyes chinas que le obligaban a censurar a quienes el gobierno decidiera.

¿Por qué es bueno este paso de Google o Google.cn? Simplemente porque deja de tener un doble estándar como he criticado aquí en varios posts, anteponiendo sus intereses económicos por sobre el respeto a los derechos humanos, es decir dejar de violar la libertad de expresión.

De esta forma, se evita que este buscador, así como otras compañías, tales como Microsoft, Yahoo o cualquier red social YouTube, Facebook, Twitter, acepten ajustarse a las leyes de un país teniendo que censurar, filtrar o bloquear información, como se han prestado para hacerlo en numerosos países, como China, Vietnam, Corea del Norte, bajo la excusa de que cumplen con las leyes nacionales.

Como el régimen chavista justifica todos los atropellos a la libertad de expresión y los derechos humanos mediante pulcras leyes que decide una Asamblea Legislativa adicta, seguramente Chávez buscaría tecnicismos legales que permitirían la censura, teniendo de esa forma la excusa perfecta y justificación legal para censurar diciendo en forma cínica – como lo hace Diosdado Cabello continuamente – de que el gobierno no censura ni viola los derechos humanos, sino que administra el orden jurídico haciendo cumplir las leyes.

Hasta ahora la culpa no la tenían solamente estos gobiernos déspotas como el chino y el venezolano, sino estas grandes compañías que se prestaban a hacerlo. Ojalá que esta nueva actitud de Google quede ratificada en la práctica y sea imitada por todos los demás buscadores. Habrá que estar atentos.

marzo 12, 2010

Responsabilidad cibernética

El internet y las redes sociales han expandido el conocimiento, la comunicación y nuestros horizontes. ¡Nos han hecho más libres! Esta afirmación, sin embargo, es válida para quienes vivimos y navegamos la Web en países democráticos, porque en regímenes represivos, las nuevas tecnologías de la información son usadas también para oprimir y censurar.
La polémica reflotó esta semana en el Congreso estadounidense, donde el reverenciado buscador Google fue confrontado por complicidad con gobiernos que, como el de China, Vietnam o Cuba, suelen censurar información y encarcelar internautas.
En cambio, Google pidió al gobierno de EEUU que interceda ante las autoridades de China, después de denunciar ataques cibernéticos que afectaron cuentas de correo Gmail de activistas pro derechos humanos, y amenazó con retirarse de ese país ya que no permitirá más la censura a la que le obligan sus leyes.
Pero en la audiencia legislativa del martes, enfocada a promocionar mundialmente la libertad en el internet, Google mostró un patético doble estándar. Mitigó las críticas a China, minimizó la censura y aunque dijo que prosigue sus negociaciones, se mostró inclinado a quedarse en un mercado de 384 millones de internautas del que obtuvo récord de ganancias en el cuatrimestre pasado.
La codicia de Google, al anteponer intereses económicos sobre principios de libertad de expresión, tuvo consecuencias para toda la industria del internet. El senador demócrata Dick Durbin, presidente del subcomité de Derechos Humanos, ofuscado, anunció una ley que sancionará, penal y civilmente, la doble moral de aquellas compañías de tecnología estadounidense que sean permisivas con la violación de los derechos humanos en donde presten sus servicios.
Google no es la única señalada por sus prácticas ambiguas. Microsoft y Yahoo vienen siendo criticadas por permitir a gobiernos autoritarios que usen sus software para filtrar y bloquear información, así como Twitter y Facebook reniegan ser transparentes en sus manejos empresarios, aunque no tienen empacho en acudir por ayuda al Departamento de Estado cuando son bloqueados en el extranjero.
La doble norma corporativa deja mal parado los esfuerzos por promover la libertad de cualquier ciudadano en el mundo a conectarse y transferir información en la red sin restricciones, y puede debilitar mecanismos de defensa para neutralizar ataques cibernéticos promovidos por gobiernos corruptos y grupos extremistas. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, había aprovechado la denuncia de Google para reclamar que "los países o individuos que participan en ataques cibernéticos deben enfrentar consecuencias y condena internacional". Palabras ahora amortiguadas, tras la nueva “diplomacia googliana”.
Lo reprochable contra Google es que ha puesto en dudas la eficiencia de la Iniciativa de Red Global, una institución de carácter voluntaria a la que pertenecen Microsof y Yahoo, no así Twitter y Facebook, cuyo fin es proteger, defender y promover parámetros de autorregulación, para evitar que sus miembros actúen en países donde deben cumplir con leyes que contradicen principios internacionales sobre libertad de expresión y derechos humanos. Justamente esa iniciativa nació con la idea de disuadir al gobierno de crear legislación, como la anunciada, que privaría a las compañías tecnológicas de lucrar en mercados donde deben prestarse a censurar contenidos en la red.
Aunque una ley especial como propuso el senador Durbin pudiera verse como ideal, se correría el riesgo de que termine por engendrar mayores problemas, en especial cuando ya existen leyes ordinarias que castigan desviaciones a los derechos humanos, y porque los contenidos, en el largo plazo, siempre terminan evadiendo la censura y sirviendo para minar sistemas represivos.
En realidad, más que una legislación que solo busque controlar a las compañías de tecnología, sería más beneficioso que se promueva un nuevo orden o tratado internacional cibernético que involucre a todos los actores, especialmente a los gobiernos, para que se responsabilice y castigue a quienes censuran o usan las tecnologías para lanzar ataques cibernéticos. De lo contrario se podría caer en una “guerra del internet” como alerta Hamadoun Touré, jefe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de la ONU.
Es que si algo quedó en claro con el conflicto entre Google y China, es que la tensión por los temas del ciberespacio seguirá en aumento, y que es necesaria una mayor responsabilidad cibernética global para mantener la paz.

diciembre 04, 2009

Calentamiento global en Copenhague

A juzgar por el calentamiento global, el verde ya no es el color de la esperanza, sino sinónimo de catástrofe. Si los humanos no revertimos pronto la forma de consumir, producir y relacionarnos con el medio ambiente, las consecuencias a mediano y largo plazo serán irreversibles.
Modificar esa conducta autodestructiva es el desafío que tienen gobiernos de países desarrollados y en desarrollo. Tendrán que alcanzar en Copenhague un compromiso concreto en la Cumbre Mundial sobre Cambio Climático de la ONU a partir del 7 de diciembre. Si no pactan reducir drásticamente las emisiones de dióxido de carbono, la temperatura seguirá aumentando y con ello, los problemas ecológicos, de salubridad y desarrollo.
Los países ricos tienen la mayor culpa. En el último siglo se aceleró un proceso biológico de millones de años del plantea, con la industrialización y el consumo de energías no renovables, responsables directos del calentamiento. Pero si el progreso atrajo perjuicios para todos, los países en desarrollo también tienen una cuota de responsabilidad. La deforestación que alcanza a 13 millones de hectáreas de bosques por año en el mundo, en zonas tan críticas como el Amazonas y la selva Maya, provocan asimismo gases de efecto invernadero.
Con el incumplimiento del Protocolo de Kioto que expira en el 2010, los ambientalistas están escépticos de que en Copenhague se pacte reducir las emisiones entre el 25 y el 40 por ciento para 2020, conscientes de que la recesión económica será la excusa sobre la mesa.
Sin embargo, esta semana, EE.UU. y China – los mayores contaminantes del planeta – anunciaron reducciones del 17 y 40 por ciento para el 2020, respectivamente, revirtiendo temores de que Barack Obama pudiera continuar políticas de su antecesor que antepuso intereses petrolíferos a Kioto, y que China si hiciera la distraída sin un paso firme estadounidense.
Los europeos, conscientes de su culpabilidad industrial aunque más verdes que nunca, presionan para que las reducciones se retrotraigan a niveles de 1990 y no a 2005 como proponen chinos y estadounidenses, y para que alcancen al 83 por ciento para el 2050, único atenuante para mitigar la suba de los océanos, entre otras catástrofes que sufriremos en este siglo.
Lo más importante es que los europeos piden que el acuerdo de Copenhague sea vinculante, obligatorio, y que los países ricos implementen un fondo de 50 mil millones de euros anuales para pagar la factura del calentamiento en países menos pudientes.
Centroamérica ya decidió pedir indemnizaciones, así como los presidentes Evo Morales y Rafael Correa, quienes responsabilizan a las multinacionales por explotaciones petroleras y mineras que dejaron tendales de comunidades enfermas y grandes extensiones de selvas contaminadas e irrecuperables.
El caso de Guatemala es patético, es el país más afectado del continente, aunque solo produce el 1 por ciento de emisiones. Las sequías recientes que arrojaron a cientos de comunidades al hambre y la malnutrición, así como la proliferación de bacterias que produjo la subida de temperatura de 2 grados Celsius del lago de Atitlán entre 1968 y 2009, del que depende el abastecimiento de cientos de miles de personas, son los efectos más notables del cambio climático.
La ecología no es un problema verde, sino multicolor. De ella dependen todas las actividades humanas. En México, por ejemplo, cada año se pierde entre el 8.8 y el 10 por ciento del Producto Interno Bruto por degradación del ambiente; mientras en todos los países latinoamericanos los hospitales públicos tienen que lidiar con nuevas enfermedades respiratorias e infecciosas atraídas o agravadas por el cambio climático.
La escasez de paliativos locales también es parte del problema. En Guatemala la tala indiscriminada de bosques es equivalente a 200 canchas de fútbol al día, mientras en el Congreso penden de aprobación 14 leyes de medio ambiente y en la justicia sólo prosperaron 2 por ciento de los 590 delitos denunciados por el ministerio de Recursos Naturales, dejando al país en un virtual clima de “impunidad ambiental”.
Así sea reduciendo gases, otorgando indemnizaciones, desarrollando tecnologías y energías alternativas, lo importante de Copenhague es que gobiernos ricos o pobres, democracias o dictaduras, todos asuman responsabilidades obligatorias para dejar de hipotecar el futuro y que el verde vuelva a retomar su tono esperanza.

julio 18, 2009

Apagones informativos

Existe una fórmula infalible para medir el nivel de autoritarismo de un gobierno: Cuanto más censura, menos democracia.
Es una paradoja, pero cuando ocurren hechos trascendentes y existe mayor necesidad de saber, los gobiernos autoritarios se afanan por apagar y asfixiar las noticias. En la libertad de prensa, radica la vulnerabilidad de su poder absoluto.
Estas semanas estuvieron salpicadas de silencios y apagones. En China, tras la pelea étnica que arrojó más de 150 musulmanes uigures muertos, el gobierno dispuso una férrea censura afectando a periodistas y medios extranjeros, paralizó el internet y canceló la telefonía móvil y fija; además, cortó de cuajo la comunicación por Facebook, YouTube y Twitter, redes sociales que días antes habían sido el Talón de Aquiles del régimen de Irán, que trató de apagar sin éxito, la información sobre las protestas por elecciones fraudulentas.
La censura se vivió también parcial y temporalmente en Honduras, donde en los primeros dos días del golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya, el gobierno acorraló militarmente a varios medios electrónicos, entre ellos al oficial Canal 8, que como televisora estatal, era utilizada como órgano de propaganda, tal ocurre en otros países de Latinoamérica.
Existen diferentes “causas” de los apagones, según el gobierno. En los países totalitarios, donde todos los medios pertenecen al Estado o al partido, como en Irán, China o Cuba, y donde criticar a los medios locales sería asumir culpas propias, las autoridades justifican el silencio informativo acusando a los periodistas extranjeros y a otras potencias de instigar el delito e incitar a la violencia. Esas imputaciones, como la de Irán a Gran Bretaña, caen en saco roto, porque los regímenes carecen de credibilidad, tanto por sus mentiras como por estar engrosando sus cárceles con disidentes, periodistas y cibernautas.
A comparación con los totalitarios, los gobiernos autoritarios son los más peligrosos e hipócritas, porque escondiéndose detrás de fachadas democráticas que construyen con procesos electorales constantes, tratan de destruir a los medios y a todo aquel que no comulga con la partitura gubernamental.
Venezuela es el caso típico. Todo el aparato propagandístico, legal y jurídico está destinado a acusar a los medios y periodistas de sedición y de traición, dos delitos que automáticamente los aleja de la Constitución y los acerca a las rejas. El presidente Hugo Chávez, por ello, califica a los medios tanto de “desestabilizadores” como de “pitiyanquis”, o de conspiradores y golpistas o de insidiosos y desleales, adjetivos todos que califican la insurrección y la traición a la patria. El cierre de la “terrorista” RCTV es el ejemplo más palpable.
En el estado autoritario, creado a imagen y semejanza de El Príncipe de Maquiavelo, donde el fin justifica los medios, el sistema se reserva el derecho de conceder el usufructo de los medios, de premiar y castigar, de ahí que ahora esté en juego la suerte de 240 radios y las señales privadas de cable - incluida RCTV cable - acusadas éstas de conformar el “latifundio mediático”, según el ministro Diosdado Cabello, porque no respetan las imágenes de Telesur y Venezolana de Televisión, emisoras de propaganda oficial. Los periódicos, más alejados de la influencia del Estado, guardan mayor independencia, aunque igual son asfixiados con regulaciones fiscales y económicas, hasta para conseguir dólares oficiales para comprar papel e insumos importados.
El gobernante autócrata busca la protección de las leyes. Venezuela reformó el Código Penal en el 2005, agravando la crítica contra el Presidente, delito de desacato en desuso o desaparecido de otros códigos latinoamericanos. Con todo el aparato legal a sus pies y un congreso monopólico desde hace años, no es difícil imaginar que pronto amanecerá la ley sobre “delitos mediáticos” que promueve la fiscal general, Luisa Ortega, para evitar, según ella, campañas periodísticas que generan “angustia, zozobra y pánico”, una burda justificación para asfixiar y producir un apagón informativo constante y permanente.
En momentos en que la comunidad internacional aisló a Honduras castigándola por romper la institucionalidad, sería justo que se adopte similar medida contra Chávez si cierra Globovisión; al fin y al cabo, como la libertad de prensa está protegida por su Constitución y la Carta Democrática, apagar Globovisión, significaría asestar un golpe inconstitucional.

julio 04, 2009

La ciberguerra

Olvídese de la amenaza nuclear de Corea del Norte, de los campos de batalla convencionales al estilo Irak o Afganistán, o de la futurística y obsoleta guerra de las galaxias como la concebía Ronald Reagan. La próxima gran guerra se librará entre computadoras; y es probable que ya haya comenzado.
Las computadoras nos han arrojado a un campo de batalla virtual, sin camuflaje y donde la Convención de Ginebra no tiene sentido ni alcance. El internet es un arma poderosa, pero también invasiva. Las nuevas tecnologías nos trajeron avances descomunales, pero también nos han hecho más vulnerables, poniendo en riesgo nuestra privacidad. De repente, podemos ser víctima de una ciberguerra en la que el botín más preciado son los datos y mensajes personales; donde un AK 47 es un arma ineficiente y ni se compara a los virus y gusanos informáticos capaces de penetrar sistemas de seguridad militar, espiar secretos industriales, suspender operaciones bancarias, cortar el suministro de electricidad o paralizar el tráfico aéreo.
La preocupación de los gobiernos por la ciberseguridad es proporcionalmente creciente al avance tecnológico. El Pentágono estadounidense anunció esta semana un plan cibernético para proteger la seguridad nacional y librar la guerra on-line contra más de 4.000 grupos terroristas en el internet, y que junto a hackers internacionales, son responsables de los 32.000 ciberataques a diario que tratan de violar los sistemas informáticos; algunos con éxito, como el que en marzo sustrajo información secreta sobre los nuevos cazabombarderos F35.
El ciberdelito, que mueve más de 100 mil millones de dólares anuales, puso a Barack Obama a la defensiva, creando la oficina de un ciberzar, cuya tarea será blindar las redes informáticas públicas y privadas que sustentan “la prosperidad económica de EE.UU.”, y así proteger al país de los ciberataques, que han costado más de 8.000 millones en los últimos dos años.
Todos los gobiernos están adoptando medidas similares. Esta semana, Gran Bretaña divulgó sus planes para reforzar su ciberseguridad y proteger la información militar, industrial y empresarial ante ataques de grupos terroristas como Al Qaeda y otras mafias de Rusia y China, que intentaron recientemente penetrar sus redes eléctricas y de telecomunicaciones.
España, donde el cibercrimen en el 2008 aumentó un 570% respecto al año anterior debido al robo y secuestro de información industrial y financiera, propuso dentro de la Comunidad Europea emular la figura del ciberzar de Obama, erigiendo un Plan Estratégico de Seguridad Nacional, que serviría para bloquear ataques cibernéticos como los que Rusia lanzó cuando invadió a Georgia o el constante espionaje que practica contra empresas alemanas.
Los ciberataques son cada vez más poderosos y sistemáticos. Al ejército chino, experto en reclutar a los mejores hackers, se le achacó en marzo haber infiltrado computadoras, robado documentos clasificados en 103 países, espiado en computadoras de la OTAN, bancos, medios y entrometerse en la del líder espiritual de los tibetanos, el Dalai Lama.
Si bien es comprensible la sensibilidad de gobiernos y militares por crear sistemas defensivos contra el ciberespionaje y el ciberterrorismo, es también preocupante que bajo esa excusa, se puedan cometer abusos en contra de los derechos individuales.
Mientras los empresarios y entidades privadas se concentran en resolver asuntos complejos en torno a la privacidad, los delitos al honor y los derechos de autor en la nueva jurisprudencia internacional cibernética; los gobiernos aprovechan y buscan reformas legales que permitan a los militares y a la justicia tener mayor acceso a los mensajes personales on-line para realizar registros equivalentes a los exámenes físicos que practican las aduanas en los aeropuertos.
Si bien la posición de Obama y de otros gobiernos sobre la ciberseguridad está aceptándose cada vez más, se corre el riesgo de que las teorías de seguridad nacional irrumpan nuevamente, creando más divisiones y mayores conflictos.
Sin dudas, la seguridad cibernética es un reto para la comunidad internacional, pero algunos expertos consideran que los modelos de cooperación internacional como el manejo de la salud pública que hace la Organización Mundial de la Salud, pudieran ser esquemas más apropiados para defenderse en forma concertada en contra de epidemias y pandemias informáticas, sin necesidad de practicar políticas abusivas y tan invasivas.

junio 05, 2009

Venezuela autoritaria

Un nuevo informe de la organización Freedom House pone muy bien a Venezuela en el mismo saco que China, Rusia, Irán y Pakistán como uno de los países cuyos regímenes autoritarios minan el desarrollo democrático no tan sólo dentro de sus fronteras, sino también afuera.

Acusa a estas naciones de desacreditar a las organizaciones pro derechos humanos de una forma sofisticada, en un informe que se dio a conocer esta semana en coincidencia con el aniversario de la masacre de la Plaza de Tiananmen, justo cuando el gobierno chino prohibía la entrada a la plaza a los periodistas, corresponsales extranjeros y curiosos, al tiempo que censuraba el internet y las redes sociales para que los ciudadanos chinos siquiera pudieran intercambiar comentarios al respecto.

El informe denominado “Degradando la democracia”, ofrece ejemplos concretos sobre cómo en estos cinco países se está socavando el imperio de la ley, los derechos humanos y la libertad de expresión. Dado a conocer ayer, también coincidió con nuevos ataques del gobierno de Hugo Chávez contra la cadena Globovisión, televisora que tiene los días contados, así como ya los tuvo la señal de aire de Radio Caracas Televisión.

El informe completo que se puede encontrar en el sitio de internet de Freedom House, se refiere a la ayuda millonaria que algunos de estos países están haciendo a otros, minando estrategias de organizaciones intergubernamentales sobre el mejoramiento de la gobernabilidad y la reducción de la corrupción. También explica que estos regímenes están contrarrestando las acciones de organizaciones como la OEA, creando nuevas instituciones como lo hace Chávez sin definiciones en materia de derechos humanos.

Peligroso además, es que estos autoritarismos están modificando los parámetros y definiciones de la democracia, confundiendo a las poblaciones internas y externas a través de amplias campañas de propaganda mediática. Al mismo tiempo, cercenan las comunicaciones en el internet y manipulan los sistemas educativos para distorsionar la historia mediante un lente nacionalista, hostil, antidemocrático y sospechoso del mundo exterior.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...