sábado, 11 de octubre de 2008

Aspiraciones periodísticas

Marzo de 1994 y octubre de 2008 quedarán en la historia de la Sociedad Interamericana de Prensa como dos meses extraordinarios y exclusivos, meses en los que se han adoptado declaraciones que se convierten en íconos del periodismo y referencias para la labor profesional.

Hace casi 15 años, en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México, participé de una reunión en la que la SIP reunió a líderes mundiales de diferentes disciplinas, convocadas para redactar un documento que sirviera de referencia para denunciar, defender y promover la libertad de prensa. Nació ahí la Declaración de Chapultepec, un documento con 10 principios sobre libertad de expresión y de prensa, que indican la correspondencia entre esas libertades y la democracia.

Este 7 de octubre en Madrid, minutos antes de comenzar con la ceremonia de clausura de la de la reunión de la SIP, su asamblea, en forma unánime, votó a favor de adoptar una Carta de Aspiraciones sobre estándares profesionales. No fue fácil llegar a ella. Por más de cinco años, los socios se enfrascaron (con mucha pasión) en arduos debates sobre la conveniencia de adoptar principios éticos, no porque no sean necesarios, todo lo contrario, sino que las discusiones se centraron en la forma, no en el fondo. Es decir, que naturaleza tendría el documento, tendría un formato de código, sólo de orientaciones, sería breve, largo, o la pregunta ¿es necesario que la SIP adopte normas éticas o eso sería una interferencia a los estándares individuales que cada socio ya tiene?

Finalmente, prevaleció la idea de hablar de aspiraciones, de normas, de principios orientadores sobre la conducta que los profesionales del periodismo y los medios de comunicación deberían tener en cuenta.

Finalmente se adoptó la Carta de Aspiraciones (a continuación) haciendo una mirada introspectiva de la profesión, mientras que la Declaración de Chapultepec fue una observación hacia afuera. La Carta mencionada contiene los 10 principios de Chapultepec, que aquí, por razones de espacio no reproduzco.

Carta de Aspiraciones

Es tarea del periodismo buscar y difundir informaciones, ideas y opiniones en uso de la libertad de expresión. Con ello contribuye a que cada ciudadano ejerza en plenitud esa libertad y su derecho a la información, imprescindible para la toma de decisiones: desde las que atañen al ejercicio de su soberanía ciudadana hasta las que le permitan alcanzar una vida plena acorde con sus deseos y legítimas ambiciones.

Para cumplir con su objetivo a plenitud, la prensa debe contar con todas las garantías para recoger y divulgar las noticias libremente. Un Poder Judicial independiente que asegure el respeto a los derechos inherentes a la persona humana y garantice la vigencia de las instituciones democráticas es esencial a esos efectos. En consecuencia, es propio de la prensa promover los valores de la democracia y defender la libertad de expresión, afirmando el derecho de cada uno a expresarse en libertad sin temor a represalias de ningún tipo, cualquiera sea su origen.

La efectividad de la tarea periodística estará determinada por el nivel de confianza y respaldo de los lectores, que constituyen el máximo tribunal. Ganar esa credibilidad es un compromiso para la prensa y la obliga al mayor nivel de transparencia, independencia y honestidad. Todo ello debe primar al momento de decidir qué informar y la prensa debe ser rigurosa en los estándares de verificación a utilizar. Nunca debe publicar algo que sabe que es inexacto, de la misma manera que no puede caer en la deshonestidad de difundir una información como propia y original, cuando se trata del trabajo ajeno.

La prensa debe reconocer en tiempo y forma sus errores en la descripción de hechos y debe estar dispuesta a publicar información y análisis críticos acerca del periodismo. Las opiniones que expresen discrepancias con los puntos de vista de un periodista o de una empresa editorial y también los hechos que pueden dañar sus propios intereses deben difundirse, siempre que se ajusten a los mismos criterios aplicados a otras noticias: interés público y exactitud.

Los editores deben brindar a las personas e instituciones implicadas en las noticias la oportunidad de manifestar su versión de los hechos, en aras de acercarse lo más posible a la verdad y garantizar la pluralidad y diversidad. Un mismo acontecimiento puede considerarse o interpretarse de diversas maneras. La prensa sirve al público más y mejor al presentar una rica variedad de puntos de vista y recurrir siempre al mayor número de fuentes informativas, incluso hasta aquellas que se pretenda ignorar u ocultar.

Es indispensable, para que el público tome conciencia de ello, diferenciar claramente lo que es publicidad, lo que es información y lo que es opinión. La prensa y los periodistas deben evitar conflictos de interés ya sean políticos, financieros o de otra naturaleza. Deben cuidar incluso los casos en que el conflicto sea tan solo aparente y, cuando el conflicto exista y sea inevitable, deben hacerlo público e impedir que afecte los criterios periodísticos.

Consultar el mayor número de fuentes e identificarlas en las informaciones contribuye a la transparencia y enriquece la credibilidad de la prensa. Excepcionalmente, hay noticias que requieren el anonimato de las fuentes, aunque este instrumento jamás debe manejarse con ligereza. Habrá de recurrirse al anonimato para proteger las fuentes de represalias o evitar limitaciones a la información, cuando ésta no pueda obtenerse de otra forma.

La prensa, dada la tarea que desempeña, no puede renunciar a la difusión de asuntos que hacen al interés público y al bien común, pero debe cuidarse de no lesionar innecesariamente a personas e instituciones, asegurando siempre el supremo derecho de los ciudadanos a recibir información.