El caso de la famosa valija venezolana con 800.000 dólares para la campaña presidencial argentina cobró un nuevo giro ayer en el juicio que se sigue en Miami, ya que el testigo principal Alejandro Antonini, declaró que el avión de PDVSA llevaba una valija adicional con 4.200.000 de dólares.
El dato no es intrascendente y a pesar de que los gobiernos venezolano y argentino dirán que se trata de una nueva conjura internacional orquestada por el “imperio” para derrocar a estas dos democracias, desnuda la profundidad de la corrupción cuando es investigada o más aún, nos informa sobre la cantidad de valijas – léase corrupción – que pasa frente a nosotros y que no detectamos a simple vista. La única evidencia real es la valija con los 800.000 dólares incautados, pero nos preguntamos cuántas otros empaques se han despachado por el continente sin ser detectadas.
Consecuentemente con este caso, que le pone cara a la forma como trabaja la corrupción, es decir en el silencio y en la oscuridad, Transparencia Internacional difundió ayer un informe en el que alertó puntualmente cuáles son los países más corruptos e insistió en hallazgos de reportes anteriores sobre la falta de confianza de los latinoamericanos sobre los sistemas de justicia. En su informe global de la corrupción del 2007 reveló que America Latina mostraba los niveles más bajos de confianza en el Poder Judicial. El 73 por ciento de los encuestados en 10 países de América Latina considera al Poder Judicial como corrupto.
Sin dudas, la gente percibe que la inequidad, la falta de igualdad y oportunidades ante la ley, y por sobre todo, la falta de seguridad plica y la ineficiencia del Estado para castigar y corregir a los maleantes, son los problemas mayores y el gran desafío que enfrentamos para consolidar las democracias.
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