Mientras el presidente Barack Obama está firmando a diestra y siniestra leyes y decretos para dar consistencia al paquete de estímulo económico, no podemos salir del asombro de ver cómo los bancos privados - los mayores beneficiados y responsables de la burbuja inmobiliaria que arrastró la economía mundial a la catástrofe – continúan demostrando que no han tenido escrúpulos para la avaricia.
Al “escándalo Madoff” del embauque de 50 mil millones de dólares se le han sumado otros nombres ahora, el de Allen Stanford, un banquero texano también acusado de un fraude estratosférico cercano a los ocho mil millones de dólares, que al igual que Madoff ha arrastrado a miles de ahorristas en países tan diversos como Venezuela, México, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y Antigua que sucumbieron incentivados por las altas tasas de interés.
Pero no toda esa avaricia bancaria le pertenece a Estados Unidos. Uno de los mayores bancos del mundo, la Unión de Bancos Suizos (UBS), tras ser investigado por las autoridades estadounidenses, acaba de acceder a pagar una multa de 780 millones de dólares por evadir al fisco, además de que deberá ofrecer información sobre miles de cuentas que estaban protegidas por el secreto bancario pero que fueron protegidas para evadir impuestos.
Si de algo está siendo útil esta crisis, es que el FBI y otras autoridades de seguridad están obligando a una mejor transparencia del sistema, que en épocas de vacas gordas, escondía la corrupción con toda arrogancia.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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febrero 19, 2009
febrero 05, 2009
Salarios e impuestos
Tiene razón Barack Obama en presumir sobre que el voto popular respaldó su promesa de crear un paquete de estímulo por lo que ahora siente que es obligación del Congreso actuar en consecuencia y votar a su favor.
A los votos a su favor se suma ahora el resultado de una encuesta del 26 de enero hecha por Gallup, entre más de tres mil personas, en la que el Presidente obtuvo una aceptación popular aún mayor, del 69%, convirtiéndose en el segundo mandatario - después de John Kennedy con el 72% - de mayor popularidad.
Tal vez lo que más levantó roncha por estos días, es que Obama, fiel a lo que dijo en su campaña, obligó a los bancos que recibieron ayuda a no pagar salarios de más de quinientos mil dólares a sus ejecutivos, lo que es una cifra insignificante para ejecutivos que cobraban hasta cuarenta millones al año en salario e incentivos.
No es bueno que el Estado se entrometa a regular los salarios de la actividad privada, ya que luego querrá hacer lo mismo con otras disciplinas, como las deportivas, donde los sueldos son aún más suculentos. Pero la diferencia, claro está, es que esta regulación alcanza a aquellas compañías bancarias financieras que obtuvieron dineros o asistencia de parte del Estado, es decir de nosotros, los contribuyentes. Por lo tanto, como “stockholders” tenemos derecho – posición que delegamos en Obama – a exigir condiciones de cómo se debe usar ese dinero o, al menos, de cómo no se debe malgastar.
En otro orden, aunque algunos quieran ver y tal vez pueda ser una equivocación garrafal atribuible a Obama haber nominado a funcionarios que tuvieron que declinar debido a que estaban manchados por no haber pagado al fisco, creo que aquí el gobierno – sus instituciones todas – nos dieron otra buena lección sobre la equidad del sistema.
Nadie, por más importante que sea, o por más palanca política que tenga está por arriba de nosotros, los ciudadanos de a pie, que debemos pagar
los impuestos a sabiendas de que si no lo hacemos tendremos un castigo que es equitativo para todos.
A pesar de que el sistema tiene imperfecciones y limitaciones, la aplicación de incentivos y castigos es un ejemplo de equidad para todos por igual. Y eso es muy satisfactorio.
A los votos a su favor se suma ahora el resultado de una encuesta del 26 de enero hecha por Gallup, entre más de tres mil personas, en la que el Presidente obtuvo una aceptación popular aún mayor, del 69%, convirtiéndose en el segundo mandatario - después de John Kennedy con el 72% - de mayor popularidad.
Tal vez lo que más levantó roncha por estos días, es que Obama, fiel a lo que dijo en su campaña, obligó a los bancos que recibieron ayuda a no pagar salarios de más de quinientos mil dólares a sus ejecutivos, lo que es una cifra insignificante para ejecutivos que cobraban hasta cuarenta millones al año en salario e incentivos.
No es bueno que el Estado se entrometa a regular los salarios de la actividad privada, ya que luego querrá hacer lo mismo con otras disciplinas, como las deportivas, donde los sueldos son aún más suculentos. Pero la diferencia, claro está, es que esta regulación alcanza a aquellas compañías bancarias financieras que obtuvieron dineros o asistencia de parte del Estado, es decir de nosotros, los contribuyentes. Por lo tanto, como “stockholders” tenemos derecho – posición que delegamos en Obama – a exigir condiciones de cómo se debe usar ese dinero o, al menos, de cómo no se debe malgastar.
En otro orden, aunque algunos quieran ver y tal vez pueda ser una equivocación garrafal atribuible a Obama haber nominado a funcionarios que tuvieron que declinar debido a que estaban manchados por no haber pagado al fisco, creo que aquí el gobierno – sus instituciones todas – nos dieron otra buena lección sobre la equidad del sistema.
Nadie, por más importante que sea, o por más palanca política que tenga está por arriba de nosotros, los ciudadanos de a pie, que debemos pagar
los impuestos a sabiendas de que si no lo hacemos tendremos un castigo que es equitativo para todos.
A pesar de que el sistema tiene imperfecciones y limitaciones, la aplicación de incentivos y castigos es un ejemplo de equidad para todos por igual. Y eso es muy satisfactorio.
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