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mayo 10, 2011

Correa: perdió ganando


Al presidente ecuatoriano Rafael Correa le salió el tiro por la culata. Después de su euforia el sábado pasado cuando las encuestas de boca de urna lo daban como el ganador de la contienda en la consulta popular de ese día, con 20 puntos de diferencia entre el SI (por el que no se cansó de hacer propaganda) y el NO, los resultados oficiales están mostrando un panorama muy diferente y lo han llamado a guardar cautela.

De todos modos, su personalidad no le permitió contenerse y ayer lunes, con dos de las 10 preguntas de la consulta haciendo agua, acusó a la prensa y a la oposición por cualquier cosa y dijo que a pesar del menor margen, igualmente había ganado haciendo una analogía con el fútbol, respecto a que esperaba que hubiera ganado 5 a 0, pero que los resultados eran de 2 a 0, pero que igual confirmaban una victoria.

Pero no es verdad. Si uno mira muy bien los resultados de la consulta, y tiene en cuenta todo el aparato de propaganda que usó el gobierno para inclinar la balanza por el SI, y si se considera que las preguntas estaban formuladas para que la gente responda por el SI, en realidad Correa perdió la consulta, o lo que muchos consideran, un referendo sobre su forma de gobernar.

Las preguntas 4 y 9, referidas a la reforma de la justicia y a los contenidos de los medios de comunicación, obtuvieron hasta hoy, según el conteo oficial, más votos por el NO que por el SI y posiblemente la brecha se amplíe; lo que implica que los dos temas más importantes para el gobierno, que promovían la reforma de la Justicia por parte del Poder Ejecutivo y que censurarían los contenidos de los medios de comunicación a través de un órgano estatal que supervisaría todo aquello que considerase pornográfico o violento, quedaron con respuestas insatisfactorias y un sabor amargo para Correa.

En las demás preguntas, el SI lleva ventajas, pero son tan leves que Correa ha quedado en ridículo habiendo cantado el sábado gloria antes de victoria. Lo importante será ahora ver el comportamiento que tendrá el gobierno para acatar los resultados de la consulta popular; y velar para que no suceda lo que ocurrió con el referendo de Hugo Chávez de 2007 que perdió, pero que a los pocos meses hizo como si no hubiera sucedido nada e implementó todas las políticas de espaldas a lo que el pueblo había manifestado en las urnas.

Lo importante, además, es que Correa no podrá seguir impulsando la Ley de Comunicación con un órgano estatal para censurar y limitar a los medios de comunicación, proyecto sobre que el Congreso nunca se puso de acuerdo y sobre el que el presidente ecuatoriano había maniobrado a través de esta consulta popular para legitimar su intención de controlar a la prensa.

Correa, por más que diga que ganó, y los resultados lo muestren levemente así, perdió. Le salió el tiro por la culata y es tal vez la mejor lección que el pueblo le ha dado a alguien cuya arrogante personalidad (y su popularidad) no le deja ver las diferencias ni apreciar la tolerancia, la pluralidad y la diversidad que una acción democrática de gobierno demanda.

enero 30, 2011

Rafael Correa no es original; pura copia


El presidente ecuatoriano Rafael Correa no es original en casi nada, solo una copia más de las locuras de su vecino Hugo Chávez. Esta vez lo demostró al haber criticado a los legisladores de su propio partido que no se pliegan a la consulta popular que propone para, entre otras cosas, someter al Poder Judicial mediante una reforma que le permitirá nombrar más jueces y controlar la justicia por espacio de 18 meses.
Llamó a los legisladores oficialistas “traidores” e ``izquierdistas oportunistas'' por haberse separado de su bloque. Me refiero que es igual a Chávez porque una ley de fines de diciembre en Venezuela prohíbe a los legisladores cambiarse de bando político, justamente porque son considerados traidores a los votos que consiguieron en su campaña proselitista.
Es decir, para Correa y para Chávez nadie puede cambiar de parecer, de opinión y opinan que la lealtad está por arriba de la libertad de conciencia como por ejemplo, votar en contra de una iniciativa del propio bloque a pesar de que haya sospechas de corrupción. Creen en la lealtad debida, en la obediencia debida, algo que es entendible por la formación militarista de Chávez, pero inentendible en el caso de Correa.
Ambos tienen una visión realmente muy rara y personalista de la democracia. Su autoritarismo es realmente una traición a los valores democráticos.

enero 26, 2011

Correa y su impopular consulta

El presidente ecuatoriano Rafael Correa se parece cada día más a su vecino Hugo Chávez. Culpa a los demás poderes del Estado por la corrupción, la inseguridad y la impunidad rampantes, solo para pedir al pueblo que le extienda poderes extraordinarios para combatirlas.

Esta semana Correa propuso una consulta popular, a la que vende como mecanismo de “democracia directa”, pero que no es más que la manipulación del ciudadano para obtener una licencia que le permitiría limitar la acción del Congreso, controlar al Poder Judicial y censurar a los medios de comunicación. En definitiva, busca por referendo popular lo mismo que Chávez logró mediante una ley que lo habilitó para gobernar por decreto, de espaldas a las demás instituciones.

Bajo el argumento de que “el pueblo es el único soberano”, Correa propuso un referendo de 10 preguntas que la Corte Constitucional debe autorizar. De ganar el SÍ, el Poder Ejecutivo administrará un consejo regulador que por 18 meses podrá reestructurar el Poder Judicial y nombrar jueces; otro ente que controlará la propiedad de la banca y de los medios de comunicación y hasta podrá censurar los contenidos que considere violentos y discriminatorios; y se entrometerá con ordenanzas municipales sobre juegos de azar y espectáculos públicos.

Aprovechándose de un índice de popularidad que sobrepasa el 75%, Correa valora la participación directa del ciudadano mediante el voto, por sobre la representatividad ciudadana que se deposita en los miembros del Congreso para debatir y hacer leyes. Se trata de la fórmula engañosa del populismo, que adula y corteja a las mayorías, mientras desprecia a las minorías.

La trampa es que se ensalza la democracia participativa (con las mayorías como vedette), menospreciándose a la democracia representativa, cuyo valor radica en la inclusión de las minorías y el respeto por la pluralidad. De ahí que haya sistemas electorales con ballotage y colegios electorales, bajo el precepto de que toda persona cuenta, y de que no puede haber mayorías absolutas.

Las mayorías no siempre tienen la razón, muchas veces son masa y sensibles a los cambios. Quedó demostrado con el “gasolinazo” en Bolivia a principios de año que deprimió la popularidad de Evo Morales, o el apoyo que de repente se le desvaneció al peruano Alberto Fujimori con el autogolpe de 1992 tras el cierre del Congreso o la impopularidad que cosechó George Bush cuando no encontró las armas de destrucción masiva en Irak.

La forma en cómo Correa está planteado el referendo no parece una consulta sino más bien una campaña por el SÍ, con preguntas que inducen respuestas deseadas. Todas están precedidas por comentarios peyorativos y de acusaciones de corrupción contra quienes se interpela - jueces, sector privado y medios – los mismos a los que el Presidente tiene de blanco en sus alocuciones sabatinas.

Sobre los medios el pretendido referendo es cínico. Empieza una pregunta sobre si “¿está usted de acuerdo…?” que se prohíba a un propietario, accionista o director de un medio ser dueño de otra empresa, así como tener otras ajenas a su actividad, aseverando que se deben “evitar conflictos de intereses”, cuando es Correa el que tiene serios conflictos al haber creado con dineros públicos Periódico Popular, un diario que compite contra los demás, bajo la excusa de que todos mienten, menos el gobierno.

Pero el mayor problema no es como están planteadas las preguntas, sino en que la experiencia indica que Correa invertirá millones de dólares en propaganda para conseguir las respuestas con las que accederá a poderes extraordinarios.

Con todo esto, no trato de invalidar los referendos. Son válidos y necesarios para una democracia. Pero existe un profundo conflicto de interés cuando los plantea la parte interesada; el gobierno en este caso. A éste le corresponde incentivar su práctica y administrarlos, pero los temas deben surgir de la sociedad civil, previo debate y campañas educativas promovidas por las autoridades en las que se expresen puntos de vista diversos y plurales para que la gente vote a conciencia. Y en una consulta con preguntas abiertas, por supuesto, no inducidas.

El posible referendo en Ecuador, desenmascara a un Correa populista y demagogo, que como Chávez, adula a las mayorías. Claro; solo mientras le favorecen.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...