La noción de que Miami sobresale
y atrae al mundo entero por lo más relevante de su ADN - industria turística,
maquinaria del entretenimiento y lujosos proyectos inmobiliarios – es verdadera
y en continuo auge.
Sin embargo, esa es la parte
visible del témpano. Debajo de la superficie está creciendo otra industria, la
de la creatividad, buscando catapultar a la adolescente Miami hacia la adultez
de urbes como Nueva York, Los Ángeles y Boston.
No significa que Miami desdeña
su industria hospitalaria, pero la aprovecha para abrazar otras disciplinas que
le pueden aportar más desarrollo y progreso. Un estudio de la Universidad
Internacional de la Florida ensalza a la Clase Creativa - 642 mil empleos o un
26% de la fuerza laboral del sur de la Florida – sector definido como el que
aporta trabajo intelectual en áreas de la salud, ciencias, tecnología, leyes,
educación, prensa, banca y finanzas.
El estudio compara a Miami con
otras 52 ciudades de más de un millón de habitantes que albergan 42 millones de
empleos de la Clase Creativa, a la que
califica de motor clave del crecimiento y la prosperidad de una
comunidad. En Miami el área de la salud aporta 154 mil empleos; banca y
finanzas, 136 mil y educación, 118 mil empleos.
El informe centra la mayor
debilidad en el sector tecnológico, donde se apuntan 46 mil empleos, lejos de
otras ciudades como San Francisco, Boston y Nueva York que han sabido emular la
fórmula inversionista-impositiva del Valle de Silicón. Pero resalta los 43 mil
empleos en deportes, artes y arquitectura, destacando el impulso que atrajo la
feria de Art Basel y obras de arquitectos de renombre como Frank Gehry.
Asimismo, recomienda a Miami mejorar sus ofertas en salud y educación,
convirtiéndolas en disciplinas for
export.
El informe apareció esta
semana en un momento justo para mitigar controversias de la industria turística,
la que no por ser exitosa, está en armonía. 2016 atrajo récord histórico de visitantes
a Miami, pero con ciertos disgustos. La oficina gubernamental Visit Florida se
vio envuelta en un conflicto legal y ético tras pagar un millón de dólares al
rapero miamense de origen cubano Pitbull, para promocionar las playas de Miami.
Muchos piden la disolución de la oficina en la creencia de que el gobierno no
debe subsidiar con el dinero de los contribuyentes lo que le corresponde al
sector privado. Otros creen que gastar en promoción turística sobre Miami es
como vender heladeras en la Antártida.
El conflicto mayor, sin
embargo, es entre la industria hotelera y los políticos contra Airbnb, el
sistema de alquiler temporal que tiene a más de cinco mil vecinos anfitriones
en Miami y Miami Beach y que en 2016, solo en Miami, hospedó a más de 140 mil
turistas.
Miami va camino a imitar a
Miami Beach. Propone multas de 20 mil dólares a los vecinos que alquilen sin
permiso. Las autoridades argumentan que los alquileres temporales a turistas
arruinan la vida en vecindarios y edificios, y con ello se reduce el precio de las
propiedades y se encarecen los alquileres para los residentes estables.
Sobre
el argumento de vecinos y Airbnb al derecho a disponer del mejor uso de la propiedad,
los hoteleros reclaman competencia desleal ante la carga impositiva y las
regulaciones que ellos deben cumplir.
El conflicto está lejos de ser
solucionado, pero seguro que se encontrará un resquicio así como con Uber,
sistema de taxi privado resistido en su origen. La industria, empero, aporta
otros bálsamos. Esta semana, Royal Caribbean anunció la construcción de una
nueva terminal de cruceros en el Puerto de Miami. La inversión de 247 millones
de dólares creará cuatro mil nuevos empleos, los que se sumarán a los 10 mil
que generará el American Dream, el mall más grande del continente que se
empezará a construir en el barrio Miami Lakes, con cancha de esquí alpina
incluida.
Lo positivo del informe universitario
es que descubre ese otro Miami debajo de la superficie. Una introspección que
deberían hacer todas las ciudades para saber cómo proyectarse hacia el futuro. Ni
a Miami ni a cualquiera otra urbe le es suficiente depender de una sola
industria por más robusta que ella sea. Deben complementarla con la pujanza de
la economía del conocimiento. trottiart@gmail.com
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