Barack Obama no pudo haber
dado la mejor bienvenida al plan diplomático que presentó Vladimir Putin de
pedir a Bashar El Asad que entregue las armas químicas para su destrucción.
El plan ruso se convirtió de
golpe y porrazo en la tabla de salvación que Obama tuvo para detener sus planes
de ejecutar una represalia militar contra Siria que no contaba ni con el apoyo
de la opinión pública ni del Congreso, incluidos varios diputados y senadores
del Partido Demócrata que habían declarado que no acompañarían a su líder.
Obama insistió en el
discurso de anoche de que había sido elegido para terminar guerras y no para
empezarlas, que EE.UU. tiene, como líder mundial por los últimos 70 años, la
“obligación moral” de “no mirar hacia otro lado” cuando los tiranos cometen
atrocidades, recordó el rechazo de la comunidad internacional a las armas
químicas y puso en compás de espera una “acción militar limitada” contra Siria
– sin soldados estadounidenses en el territorio sirio - si la diplomacia rusa
fracasa en su cometido.
Lo interesante de este plan
ruso que el lunes fue tibiamente sugerido por el canciller estadounidense John
Kerry, es que blanqueó varias situaciones. Asad ya no suena tan convincente de
que su ejército jamás tuvo que ver con las armas biológicas que el 21 de agosto
mataron a 1.429 connacionales y además, por el solo hecho de asentir que
entregaría las armas a Rusia para evitar la represalia militar, acabó con su
negación de que las poseía.
Por otro lado, Rusia se
erigió en líder de una situación como lo acostumbraba a asumir en la época de
la Guerra Fría lo que es una buena señal, ya que el liderazgo exige y conlleva
responsabilidades. Putin se ha erigido como el garante de Siria y será ahora
responsable de su futuro a tal punto que si Asad no entrega las armas químicas,
Rusia tendrá que asentir las represalias que se quieran tomar.
Lo más importante, quizás,
es que Francia, Gran Bretaña y EE.UU. estarán presionando a Rusia en el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas para que el plan se formalice y luego Putin, de
no cumplirlo a cabalidad, no podrá tener el derecho (incluido el moral) a vetar
una resolución que incluya la posibilidad de la represalia militar.
Así que si bien el plan ruso
se convirtió en el salvavidas de Obama, también se transformó en una carga y
responsabilidad para Putin. Una buena noticia para ambos.
1 comentario:
Ningún salvavidas. Esta se la gana Putin a Obama al sacarle los dientes al último momento.
Ante el pueblo gringo Obama ha quedado muy mal haciendo alardes sin tener los pelos de la burra en la mano.
Lo peor de todo es que el asesino Bashir ha salido ganando mas que nadie. Ha usado armas químicas y queda impune y en el poder.
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