Finalmente el New York Times
publicó en su portada el escándalo de Iñaki Urdangarin, el yerno del Rey Juan
Carlos, que también ahora salpica al monarca y a su familia. El Rey, que hasta
hace poco se vio involucrado en otro escándalo personal que involucró polleras
en su viaje de caza de elefantes por África, habría estado presionando a los
medios españoles para que le bajen los decibeles a la investigación judicial
contra su yerno.
Los medios españoles siempre
han tratado de no hacer de su monarquía, lo que los medios ingleses hacen de la
suya, habiéndole dado al Rey y a su familia un período de muchas décadas de
gracia en la que inexplicablemente se respetó la privacidad. Pero para todos es
sabido que el Rey no solo ama los
deportes, la velocidad, navegar, sino a otras mujeres más allá de la reina
Sofía.
Pero este escándalo de Urdangarin
llega en momentos que los españoles han descubierto que España también es una
republiqueta bananera, llena de corrupción por doquier, lo que aumenta aún más
la presión sobre el monarca y por lo que muchos pensarán si el Rey y la
monarquía - que han construido y vivido por su reputación de haber resguardado
la democracia - es todavía viable.
Pero la gravedad del escándalo
real de beneficiar a Urdangarin con las conexiones de sangre azul, parece una nimiedad
al lado de la bataola en el Vaticano y la renuncia de Benedicto XVI, que
obedecería, no solo a la salud frágil del Pontífice, sino a un informe interno
que fue filtrado el año pasado. En ese reporte que luego fue parte de VatiLeaks
o mails filtrados a la prensa, no solo se habla de la corrupción económica de
la jerarquía, de encubrimiento de curas pederastas en todas partes del mundo, sino
también de una red de prostitución de hombres jóvenes, entre ellos seminaristas
e inmigrantes indocumentados, para saciar los apetitos de algunos obispos en
Roma.
Cuando uno mira en perspectiva
aquellas intrigas palaciegas, corrupción y asesinatos dentro del Vaticano
caracterizadas en la película Ángeles y Demonios o el Código da Vinci, se da
cuenta que la realidad ha superado ampliamente a la ficción y merece que toda
esa basura sea limpiada como alguna vez dijo Benedicto XVI. Es de esperar, tal
como sus promesas, que esto no quede en escándalos morales y haya solo
penitencias para los involucrados, sino que los responsables terminen en manos
de la justicia ordinaria y en la eventual cárcel.
1 comentario:
Buenos los chismes de hoy. Se parece a la columna de Sabino Gamez.
Publicar un comentario