viernes, 22 de febrero de 2013

Escándalos reales y papales


Finalmente el New York Times publicó en su portada el escándalo de Iñaki Urdangarin, el yerno del Rey Juan Carlos, que también ahora salpica al monarca y a su familia. El Rey, que hasta hace poco se vio involucrado en otro escándalo personal que involucró polleras en su viaje de caza de elefantes por África, habría estado presionando a los medios españoles para que le bajen los decibeles a la investigación judicial contra su yerno.

Los medios españoles siempre han tratado de no hacer de su monarquía, lo que los medios ingleses hacen de la suya, habiéndole dado al Rey y a su familia un período de muchas décadas de gracia en la que inexplicablemente se respetó la privacidad. Pero para todos es sabido que el  Rey no solo ama los deportes, la velocidad, navegar, sino a otras mujeres más allá de la reina Sofía.

Pero este escándalo de Urdangarin llega en momentos que los españoles han descubierto que España también es una republiqueta bananera, llena de corrupción por doquier, lo que aumenta aún más la presión sobre el monarca y por lo que muchos pensarán si el Rey y la monarquía - que han construido y vivido por su reputación de haber resguardado la democracia - es todavía viable.

Pero la gravedad del escándalo real de beneficiar a Urdangarin con las conexiones de sangre azul, parece una nimiedad al lado de la bataola en el Vaticano y la renuncia de Benedicto XVI, que obedecería, no solo a la salud frágil del Pontífice, sino a un informe interno que fue filtrado el año pasado. En ese reporte que luego fue parte de VatiLeaks o mails filtrados a la prensa, no solo se habla de la corrupción económica de la jerarquía, de encubrimiento de curas pederastas en todas partes del mundo, sino también de una red de prostitución de hombres jóvenes, entre ellos seminaristas e inmigrantes indocumentados, para saciar los apetitos de algunos obispos en Roma.

Cuando uno mira en perspectiva aquellas intrigas palaciegas, corrupción y asesinatos dentro del Vaticano caracterizadas en la película Ángeles y Demonios o el Código da Vinci, se da cuenta que la realidad ha superado ampliamente a la ficción y merece que toda esa basura sea limpiada como alguna vez dijo Benedicto XVI. Es de esperar, tal como sus promesas, que esto no quede en escándalos morales y haya solo penitencias para los involucrados, sino que los responsables terminen en manos de la justicia ordinaria y en la eventual cárcel.  

1 comentario:

Gigi dijo...

Buenos los chismes de hoy. Se parece a la columna de Sabino Gamez.