domingo, 7 de octubre de 2012

El día de la gran oportunidad


Los venezolanos opositores al gobierno tienen hoy la gran oportunidad de acabar con el régimen divisivo y polarizador que Hugo Chávez creó desde que ganó las elecciones 14 años atrás.
No hay país en América Latina que esté más polarizado que Venezuela y donde el gobierno ejerce el control de las otras instituciones del Estado como si fueran propias.
Es verdad que Chávez ha construido un gobierno más asistencialista y que conecta mejor con la gente más vulnerable que otros del pasado. Sin embargo, el costo de las misiones y de ese asistencialismo, además de los sueños de patria grande bolivariana que le justificaron llevar sus ideas fuera de su frontera, le han llevado a despilfarrar miles de millones de dólares que le pertenecen a todos los venezolanos, no solo a sus seguidores.
Chávez ha venido destruyendo al país en forma sistemática y la prueba de que su revolución no ha funcionado es que el desempleo es alto, la infraestructura nueva inexistente, la inflación galopante y la tasa de criminalidad exorbitante. Todos porcentajes mayores que el de otros países latinoamericanos que tienen mucho menos potencialidades que Venezuela.
La historia seguramente juzgará a Chávez por los talentos que ha desaprovechado, por la pobreza que ha generado, por la materia gris que se ha escapado y por las inversiones extranjeras que ha espantado.
Si gana Henrique Capriles no se puede predecir el futuro, pero su vocación más democrática e incluyente hace vaticinar que el cambio para Venezuela será mayúsculo, algo que ya viene demostrando como gobernador. Pero más allá de las predicciones que se pueden hacer, lo importante es que se trataría de un recambio saludable después de 14 años que, en cualquier circunstancia, son demasiado y parecieron interminables.
Que Venezuela siga gobernada sin recambio de liderazgo sigue invitando a que se produzcan cada vez mayores abusos de poder. No hay régimen en el mundo que después de una década se haya convertido en mejor. Imposible fue e imposible es.
Digo que se trata de la gran oportunidad, porque nunca hubo tanta unión en la oposición como para poder hacer la mejor elección. Si gana Capriles habrá que ver qué sucederá durante la transición y que papel tendrá no solo Chávez, sino los chavistas, ya que muchos dependen de estar enquistados en el poder. Si pierde Capriles, habrá que ver qué fuerza puede arrastrar la oposición para poder ser un mejor balance en la Asamblea Legislativa, pese a que Chávez seguirá insistiendo y buscando excusas para gobernar por decreto como lo hizo cuatro veces por períodos exorbitantes de tiempo durante su Presidencia.
Sería democráticamente saludable para Venezuela y para América Latina que haya un recambio y que Chávez, en todo caso, sea el retador de las próximas elecciones. Pero un recambio, una nueva oportunidad es necesaria.

1 comentario:

Juan David Nau dijo...

Aunque Chavez nunca ha sido mi candidato, la voluntad del pueblo es sagrada. Sigue siendo el presidente legitimo de Venezuela.