sábado, 25 de octubre de 2008

Otro Chamorro en la picota

El periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro está siendo vilipendiado por el presidente de su país Daniel Ortega. Así como su padre, Joaquín Chamorro, que se convirtió en mártir al ser asesinado durante la dictadura de Anastasio Somoza, ahora su hijo tiene que soportar los atropellos de un gobierno que se está convirtiendo cada vez más en autoritario.

Carlos Fernando Chamorro quien militó en el sandinismo durante el primer gobierno de Ortega siendo director del diario oficialista Barricada, se distinguió siempre en su país por su genética periodística cultivando la sagacidad, el equilibrio, la investigación y su necesidad intestina de permanentemente denunciar la corrupción.

Hoy, por esas cualidades que derrocha en varios medios independientes de su creación sin meterse en el diario de referencia y de su familia, La Prensa, está siendo atacado por Ortega, quien como otros dictadorzuelos como Chávez utilizan a la Justicia para darle visos de legalidad a sus ataques, como si nadie supiera que el Poder Ejecutivo tiene maniatados y manipulados a los jueces siendo su arma preferida.

Ante la ola de críticas y denuncias sobre los comportamientos autoritarios y nepotistas del gobierno y ante las inminentes elecciones municipales del 9 de noviembre, Ortega – como lo hizo su amigo Chávez con las denuncias conspirativas para desviar la atención sobre las elecciones regionales venezolanas del 23 de noviembre – comenzó una caza de brujas enfocándose en denunciar actividades de lavado de dinero y desvío de fondo por parte de 17 organizaciones sin fines de lucro que reciben dinero del exterior para programas sociales.

Los ataques a Chamorro - quien después de denuncias periodísticas sobre corrupción fue acusado por la primera dama, Rosario Murillo, de “ser un agente de la CIA” - dirige el Centro de Investigación de la Comunicación (CINCO), conduce Esta Semana, programa político por Canal 8 y es el propietario del semanario Confidencial, son los que generaron la atención sobre Nicaragua, un país que había caído en el olvido internacional.

Todo hizo eclosión cuando el 12 de octubre la Policía Nacional allanó las oficinas de la fundación CINCO y requisó material en un operativo que duró 15 horas y contó con la presencia de 40 policías. Un día antes y en similares circunstancias fueron registradas las instalaciones de MAM, que dirige la periodista Sofía Montenegro.

Tal vez lo más importante del caso Chamorro (lamentable decirlo de esta forma) es que al menos su desgracia ha servido para que el régimen de Ortega quede en evidencia y salga del olvido, porque en el anonimato los dictadores suelen cometer con mayor ahínco sus atrocidades. En estos días, además de organizaciones como la SIP que denunció los hechos en Madrid y a la que le siguieron otras organizaciones de defensa de la libertad de prensa y los derechos humanos, apareció el Parlamento Europeo y el Departamento de Estado estadounidense reclamando garantías. La denuncia y vergüenza pública son antídotos importantes para detener el autoritarismo.

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