Ojalá sea cierto lo dicho por Cristina de Kirchner que aceptaría esta victoria con humildad. Lo dudo, nunca su gobierno se ha caracterizado por esa virtud. La arrogancia y el atropello contra quienes no piensan igual o disienten de sus políticas fueron demoledores, incluso cuando no dominaba el Congreso. Ahora con las dos cámaras a su favor y un techo cercano al 55% de los votos, es un gobierno para temer, que se puede convertir en poco inclusivo y plural.
El triunfo holgado puede ser exitista, creyendo el ganador que se le ha entregado un cheque en blanco para profundizar todas sus políticas, en especial las estatistas, tendencia natural que inició Néstor Kirchner en la década pasada. Es cierto que hasta ahora las políticas económicas del gobierno han dado sus frutos y los bolsillos más llenos han inclinado la balanza electoral a su favor. Pero también es demostrable que los capitales argentinos se han ido al exterior como nunca y pierden la confianza día a día. Las políticas de bienestar del país son a corto plazo.
Cristina no debiera confundir triunfo con exitismo. Si se mira en el espejo y en el de otros colegas con ideologías similares en América Latina, podrá ver como los índices de popularidad están basados muy especialmente en políticas cortoplacistas y éstas ayudan y son concluyentes justo para el momento de las elecciones; de ahí que muchos políticos reservan las inauguraciones de obras públicas para antes de los comicios.
Evo Morales es un claro ejemplo de cómo el contexto y las circunstancias cambian la posición política de un líder. Tras el gasolinazo de diciembre pasado, las elecciones judiciales perdidas dos fines de semana atrás y la carretera amazónica que le tiró abajo una marcha indígena, pasó de un 65 por ciento de popularidad con la que había ganado las elecciones a solo un 20 por ciento actual. En pocos meses su fuerza política se desmoronó y deslegitimó. Tampoco quiere decir que vuelva a recuperarla. En este vaivén solo basta mirar a Barack Obama para apreciar los estados de ánimo de la población.
El triunfo de Cristina es inobjetable, pero debe ser consciente que es modificable. Por ello necesita tomar esta victoria con mucha humildad.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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1 comentario:
Con el tiempo todo se aclara, veremos si Cristina deja la prepotencia o si sigue el camino del calvito chancho venezolano, que no tiene remedio. Dice que está enfermo y que ahora reza a todos los santos y a Cristo y a los espíritus y cuanta paja le digan los brujos, pero sigue arrogante e insultante.
Por cierto, que hay del video que está colgado en la web donde aparece que sodomizaron a Gadhafi con un sable poco antes de matarlo?
Sería el sable de Bolívar que le regaló Chávez?
El video está siendo discutido en muchos medios en todo el mundo.
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