viernes, 15 de mayo de 2009

Fotos indecentes

Las fotografías, como producto de la guerra que Estados Unidos está conduciendo en Irak y Afganistán, siempre generaron controversias, desde las que parecerían más favorables, como la de ataúdes con los restos de los propios soldados estadounidenses caídos en batalla, hasta las tomadas a militares quienes perpetraron actos de torturas contra supuestos terroristas.

A pocas semanas de haber asumido la presidencia Barack Obama, el Pentágono dio marcha atrás a una disposición que prohibía a los periodistas tomar fotos de los ataúdes con restos de soldados. Luego de quejas por años, la nueva administración comenzó a permitir la toma de fotos, siempre con el debido respeto de pedir la autorización a las familias de las víctimas.

Durante la época de George Bush, su administración mostró fotografías de soldados y oficiales estadounidenses cometiendo actos de tortura contra sus enemigos, lo que se vio como una violación de convenios internacionales firmados y el alejamiento de preceptos sobre derechos humanos de los que los líderes políticos de este país suelen vanagloriarse.

También durante la actual presidencia, Obama ha venido haciendo esfuerzos tremendos para denunciar los abusos cometidos por la administración anterior, a tal punto de que uno de sus primeros decretos involucró el cierre de Guantánamo y otras cárceles en el exterior que fueron utilizadas para torturar.

Por todo esto, ahora no se entiende muy bien, después de una actitud política de apertura y transparencia, que Obama haya, este 13 de mayo, negado y desautorizado una orden judicial que facultaba la publicación de fotos de supuesta tortura infligida por militares estadounidenses contra detenidos en Afganistán e Irak. La excusa de Obama, basada en justificaciones militares, es que esas fotos pudieran representar problemas de seguridad e imagen para las tropas norteamericanas.

Una corte de apelación federal, al que recurrió la Unión Americana para las Libertades Cívicas (ACLU), ordenó que esas fotos se deben hacer públicas antes del 28 de mayo de este año, concluyendo que no existen pruebas suficientes de que la publicación de esas fotos pueda poner en peligro a las fuerzas norteamericanas y a sus aliados.

La publicación de las fotos, por más doloroso que esos hechos representen para las Fuerzas Armadas, es el único instrumento por el que se puede saber la verdad y que motivará, que se busquen anticuerpos para contrarrestar conductas lesivas a los derechos humanos. Para continuar con su espléndida política de transparencia, Obama debe autorizar que esas fotos sean desclasificadas.