Hasta ahora, excepto para los gobernantes y gobierno retratados por los cables secretos de la cancillería estadounidense, lo revelado causó entre el público más risas por los chismes que preocupación por temas de seguridad nacional.
Pero lo que ayer Wikileaks publicó respecto a objetivos, territorios y actividades que EEUU considera “sensibles” y “críticos”, ya no causan risa a nadie. Julián Assange se pasó de la raya.
Estos puntos sensibles y críticos – dados a conocer a través de un cable del 18 de febrero pasado por Hillary Clinton bajo el título "Critical Foreign Dependencies Initiative" - son los que EEUU considera deben ser protegidos frente a los terroristas por los problemas estratégicos que causarían a la seguridad nacional e internacional. Se menciona en la lista de objetivos que el mundo está dividido en seis regiones, incluyéndose gasoductos, cables submarinos, plantas industriales, explotaciones mineras, infraestructura de telecomunicaciones y transportes y empresas farmacéuticas de todo el mundo, según remarca el cable.
Es obvio que esta información le hace el juego al terrorismo al identificar los objetivos por lo que ahora los gobiernos deben elevar los sistemas de seguridad y protección. Esto, que provoca grandes gastos económicos, es justamente lo que los terroristas dijeron la semana pasada sobre “desangrar” económicamente a Occidente. Ya no necesitan grandes atentados para atentar, sino pequeños episodios, como las cartas explosivas que fueron enviadas y detectadas antes de que lleguen a su destino o las simples llamadas a un aeropuerto con amenzas de bombas, lo que por horas para al mundo y pone en marcha mecanismos de defensa costosísimos.
Exclusivamente con este cable, Wikileaks dando a conocer estos objetivos estratégicos lo que logra es ayudar a los terroristas en su misión.