La inmigración es un trueque injusto. Un país gana
lo que el otro pierde. Pero se trata también de una decisión justa de quien la
toma para buscar mejores oportunidades.
Para muchos que todavía creen en el romanticismo de
la revolución cubana de los hermanos Castro, solo falta mirar hacia el flujo
migratorio anormal desde la isla, para tratar de equilibrar su idea sobre que
esa revolución no debe ser tal, si por revolución se entiende que es la
transformación de las condiciones de vida y de cultura para mejor.
Este año fiscal que acaba de terminar a fines de
setiembre, evidenció que en Cuba las cosas siguen mal y sin mejorar. Trece mil
cubanos (13.000) indocumentados se escaparon de Cuba llegando a las costas de la
Florida o siendo interceptados en alta mar antes de alcanzarlas. Además de esto
hay que contar que veinte mil (20.000) son las visas que otorga EE.UU. anualmente,
las que nunca alcanzan.
El gobierno de Raúl Castro hizo pública semanas
atrás su nueva política de que permitirá a los cubanos salir de la isla, aunque
mantendrá ciertas restricciones para algunos individuos, entre ellos médicos,
deportistas y científicos. La apertura de puertas, de todos modos, no se trata
tanto de un mejor trato humanitario sino de abrir una válvula de escape para no
tener que seguir soportando la presión de una economía que sigue sin alzar
cabeza y que necesita de menos bocas que alimentar.
Esta sangría cubana que a corto plazo puede ayudar a
descomprimir la olla a presión, sin dudas será una gran pérdida para el futuro
de la isla. Es muy difícil que los cubanos que construyan hogares y raíces en
otros países, particularmente en EE.UU., puedan luego optar por el regreso. También
es idílico pensar que regresarán a Cuba (como Raúl Castro lo permitirá a partir
del 2013) balseros, médicos y
deportistas que emigraron, se escaparon o desertaron.
Según el diario El Nuevo Herald, entre 2009 y
2011, el promedio anual de inmigrantes cubanos fue de 7.500. “Pero este año es
la primera vez desde el 2008 que el número de inmigrantes cubanos sin visa
supera los 10,000, incluyendo aquellos que fueron interceptados en alta mar en
camino al sur de la Florida. En el 2008, el número de inmigrantes cubanos que
llegaron a territorio estadounidense o que fueron interceptados se situó en
16,260”.
Los expertos señalan
que el número se redujo después de 2008 debido a la crisis económica en EE.UU.
“Actualmente – dice
ENH - no hay consenso entre los expertos sobre por qué están llegando más
cubanos, pero la mayoría parece inclinarse a favor de la teoría de que los
familiares en Estados Unidos quizá pudieran tener más dinero para contratar
contrabandistas que transporten a sus seres queridos desde la isla, y también
que los cubanos pudieran estar desilusionados con el lento ritmo de las
reformas bajo el régimen de Raúl Castro”.