Pese a que Barack Obama y la canciller Hillary Clinton son las personas más populares en EE.UU., según encuestas divulgadas esta semana, los economistas no han sido muy benevolentes con el Presidente, a quien le dieron una nota muy baja e hicieron prever que su reelección no está garantizada para el 2012.
Las críticas contra Obama se centran en que la economía no ha repuntado todavía, que los paquetes de estímulo fueron insuficientes o mal diseñados, que el mercado de la vivienda sigue deprimido y, lo peor, que no resolvió el grave problema del desempleo que todavía se sitúa cerca del 10 por ciento.
Se dice que ningún presidente fue reelegido en la historia reciente con una tasa de desempleo mayor al 8 por ciento. Sin embargo, la ventaja que tiene Obama, es que los republicanos todavía no apuestan mayoritariamente a ninguno de los candidatos republicanos que la próxima semana ya se enfrentarán en las internas de Iowa.
La reciente encuesta de la agencia de noticias AP muestra que la situación económica y el repunte del consumo serán la clave para ganar las elecciones, mucho más que otros temas importantes de la agenda, como es la inmigración o las relaciones exteriores.
De todos modos, ante una oposición sin fuerza todavía y sin nadie con el carisma necesario para mostrarse como futuro líder, da la apariencia en este momento que con un pequeño repunte de la economía, Obama tendría asegurada su reelección. Obama sabe, sin embargo, que en una economía tan globalizada todo lo que haga desde el gobierno no necesariamente llevará el sello del éxito. Habrá que ver cómo le ayudan los europeos sumidos en su peor crisis después de la Segunda Guerra Mundial y a lo que apueste China en materia cambiaria. O al menos si estos dos importantes factores llegarán a tiempo para ayudarle.